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Capítulo 15

Cuando Alex bajo del auto y se encaminó al departamento de Silvina, estaba un poco dudoso de como contarle que Anya estaba embarazada, pues cuando se acostó con ella no se lo había dicho por miedo a que ella se enojara. Pero ahora, con Anya embarazada, ya no le podía ocultar ese hecho.

Tomando coraje, abrió la puerta del departamento y entró. Silvina estaba en la habitación, ya que había salido recién de la ducha y todavía estaba en toalla.

-Hola, cariño.

Le dijo ella con vos coqueta mientras se acercaba a él para besarlo. Él aceptó gustoso ese beso y después se separó antes de que ella quisiera más.

-Tenemos que hablar, vístete y te espero en la sala.

Dijo él y después salió de la habitación.

Al ver lo serio que estaba, sintió un poco de miedo. Tal vez él ya la había descubierto engañándolo, pero después de pensarlo lo dudo, ya que no estaría tan calmado si se hubiera enterado de esa verdad.

Sin saber el verdadero motivo, se vistió y salió a ver que era lo que le pasaba a Alex.

Alex estaba sentado en el sillón mientras miraba hacia el piso. Cuando vio que ella se sentó a su lado, levantó la mirada y le dijo sin más.

-Anya esta embarazada.

Ella de inmediato se sintió feliz por la noticia, ya que no entendió el trasfondo de la misma.

-Eso es muy bueno. Ahora podrás divorciarte de esa maldita y casarte conmigo. Tus padres al saber que se metió con otro no pondrán un pero.

-El bebe es mío.

Esas palabras desasieron la sonrisa de ella casi de inmediato.

-¿Qué acabas de decir? No te escuche bien.

-El bebe de Anya, es mío.

Dijo él resignado.

-¿Te acostaste con ella?

Dijo Silvina muy enojada por esa noticia.

-Sí, pero fue una sola vez. Estaba muy ebrio y no recuerdo casi nada, pero si, me acosté con ella.

-Como me pudiste hacer eso. Ella no puede tener un hijo tuyo, has que lo aborte.

Dijo ella muy enojada por enterarse de que él se había acostado con esa mujer.

-¿Estás loca? Yo no mataré a mi hijo solo porque a ti se te ocurre.

Le dijo él, completamente enojado, solo por la sugerencia de ella, de matar a su hijo.

-No tendrás un hijo con esa mujer. Has que aborte.

Le dijo ella otra vez sin importarle que Alex se enojara.

-Ya te dije que no y no insistas si no quieres que me olvida de ti.

Al escuchar sus palabras muy enojadas, ella se puso a llorar haciéndose la víctima mientras pensaba la mejor manera de deshacerse de ese bebe y la molestia de la madre, que no había sido nada tonta y ya se había acostado con Alex.

Él, tan tonto, cayó en su pequeño teatro como siempre y se levantó a abrazarla mientras se disculpaba con ella por haberse acostado con Anya y por haberle hablado de esa manera hace un momento.

Ella, al ver que él la estaba consolando, se sintió un poco mejor. Aun así, seguía enojada por este pequeño inconveniente en sus planes. Pero si él no se quería deshacer del bebe, lo tendría que hacer ella misma. Sin embargo, no iba a dejar ver sus cartas en este momento.

Pronto tendría una buena forma de deshacerse del bastardo y su madre, para así ella obtener lo que quería en verdad.

Sabiendo que tenía que tener a Alex bajo su control, empezó a besarlo hasta que él respondió a sus besos, pero aunque la besaba pensaba en que tenía que ir a cuidar a Anya y a su bebe. No podía dejarlos solos mucho tiempo.

Silvina, viendo que Alex no estaba del todo metido en ese beso, lo empujó para que cayera sobre el sofá y se puso sobre él a horcajadas. Estando en esa posición, empezó a mover las caderas, rozando sus intimidades lo más que pudo.

Cuando Alex ya estaba reaccionando como ella quería, le dijo.

-¿Me prometes que solo me tocaras a mí? ¿Ya no dejarás que esa mujer se ponga en medio de nosotros?

-Te lo prometo cariño, Anya solo será la madre de mi hijo, nada más.

Después de decirle eso, se volvieron a besar y terminaron teniendo sexo como siempre que él iba ahí. Obviamente, con lo cansado que quedó, no le quedaron ganas de irse, por lo que se quedó a dormir allí con Silvina.

Ya a la mañana siguiente, se despertó muy temprano y como quería ir a ver como estaba Anya y el bebe, se vistió y salió sin hacer ruido, dejando a Silvina muy dormida.

Cuando Silvina despertó a la hora y descubrió que Alex se había ido, se puso como loca y empezó a tirar varias cosas por la habitación, para descargar un poco su enojo de que Alex se había marchado, muy seguramente a ver a Anya.

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