Cuándo hablaste con tu jefe?

(Sam Warren)....

Después de oír lo que mi hermosa Rocío tuvo que vivir por culpa de ese miserable hombre, sentí que quería matar con mis propias manos a esa basura de Augusto, quien por años ha trabajado en mi empresa.

Me contuve de salir corriendo y no ir a matarlo de inmediato, solo porque no podía demostrar mis sentimientos por Rocío, ante ella y su familia, ya que me ofrecí a llevar a su madre y hermanitas de regreso a su casa.

Decidí que el día de mañana le daría su merecido, puesto que ese viejo miserable ya se había ido de la empresa y sería mejor planear muy bien lo que le quiero hacer para que nunca más en su puta vida trate de tocar a mi mujer.

¡A mi mujer que tanto necesito!, ya que extraño las largas conversaciones que teníamos cuando yo soy Net.

Sin poder aguantar un segundo más, volví al hospital donde fui vestido como el vagabundo que suelo ser para estar junto a ella (Claramente, no podía entrar con mi máscara al hospital.)

Así que la llevé en una mochila negra en la que guardo la ropa de vagabundo en la maleta de mi carro. Como el personal del hospital sabe quién soy, me dejó pasar sin ningún inconveniente a la habitación de Rocío, quien dormía plácidamente en su cama.

Me coloqué la máscara y me acerqué a ella, mientras Rocío se despierta al sentir mi presencia. Me preguntó si soy real y yo sin pensarlo le dije que sí, así como es mi amor por ella. Puesto que ya no puedo negarme a mí mismo que estoy perdidamente enamorado de Rocío.

Ella se ve feliz al verme, de hecho sé que ella también me ama porque cuando soy Net ella es la mujer más dulce que existe ¡Quiero besarla! Pero no puedo con esta máscara cubriendo mi rostro, así que tomé mi pañuelo, le vendé los ojos para quitarme la máscara y luego besar esos dulces y éxitos labios de la mujer que amo.

Mi cuerpo reacciona al sentirla tan indefensa y tan cerca de mí, que mi miembro reacciona colocándose listo para la batalla, pero que debe quedarse solo con las ganas, ya que aún no puedo ni siquiera tocar un solo pelo de Rocío.

Me senté y acomodé mi amiguito para que Rocío no se diera cuenta de mi gran erección antes de quitar mi pañuelo de sus ojos.

_¿Cómo supiste que estaba aquí?_ me pregunta Rocío apenas quito el pañuelo de sus ojos.

_El día de ayer te esperé casi toda la noche y al no saber de ti, fui hasta tu casa, pero no salió nadie y al verme tocar con mucha insistencia... Un vecino tuyo, me dijo que estabas en el hospital_ le digo (claramente mintiendo.)

_Me alegra mucho que estés aquí, no te imaginas cuánto necesitaba verte_ me dice Rocío acariciando mi mano.

_Y yo a ti... ¿Pero qué te sucedió?_ le pregunto para que piense que no sé nada.

Rocío me contó lo que sucedió con lujo de detalles, tal cual me lo había contado hoy en la tarde. Al volver a escuchar y ver el miedo en sus ojos, yo me volví a enfurecer y querer matar a ese bastardo con mis manos ahora mismo y no esperar al día de mañana para hacerlo.

_¿Qué sucede? ¿En qué piensas?_ me pregunta mi hermosa Rocío.

_Me duele escuchar lo que sucedió y que no pude estar ahí para defenderte de esa basura_ le respondí, volviendo a acariciar su bello rostro.

_No te preocupes, ya todo pasó, ya le dije todo a mi jefe y creo que él lo correrá de la empresa_ me dice Rocío, mientras que yo quise jugar un poco con ella.

_¿Tu jefe? ¿Cuándo hablaste con tu jefe?

_Él fue quien me trajo al hospital y hoy en la tarde le conté cuando me preguntó qué me había sucedido_ me responde Rocío, sin saber por qué tantas preguntas.

_¿Y qué opinas de tu jefe? ¿Es guapo?... Me imagino que es un hombre mayor que se preocupa mucho por sus empleados.

_No... En realidad es muy joven y apuesto, pero sí creo que se preocupa por sus empleados. Aunque en realidad, a mí no me agrada mucho que me venga a visitar al hospital, puesto que no me gusta estar cerca de él_ me dice Rocío, mientras yo no sé qué decir, porque jamás pensé que no le gusta mi presencia.

_¿Qué sucede?_ me pregunta al quedarme en silencio.

_Nada, no sucede nada, le respondí _ aunque en realidad, por mi cabeza pasaban miles de situaciones al pensar en qué haría Rocío si se enteraba de que el hombre que no quiere tener cerca soy yo, quien ya se acercó lo suficientemente a ella sin ni siquiera sospecharlo.

Al otro día...

Después de pasar casi toda la noche con Rocío, platicando y luego cuidando su sueño después de haberse dormido, me fui a mi empresa a ajustar cuentas con ese viejo bastardo.

Lo primero que hice fue revisar las cámaras del piso del personal de aseo, ahí vi que ese hombre tenía conductas abusivas con cada una de las mujeres del personal que están a su cargo. De hecho, vi cómo manoseaba a algunas de ellas.

Fue tanta mi rabia que llamé a Addison, quien al ver las cámaras vi que ella siempre platica con Rocío. Al llegar, le pregunté qué piensa del señor Augusto, ella sin ningún filtro me contó todo lo que ese bastardo les hace vivir, tras amenazar con despedir a esas pobres chicas.

Le agradecí su honestidad y luego llamé a Sergio, quien es mi mano derecha en esta empresa desde hace muchos años. Le pedí que enviara al señor Augusto a la bodega para que le entregara una caja con archivos viejos que debo revisar.

Bajé al estacionamiento, fui por mi mochila al carro y me coloqué la ropa y la máscara de Net para esperarlo en esa oscura bodega.

Finalmente, el muy infeliz llegó y de inmediato tomó la caja con los archivos y yo cerré la puerta con seguro para darle lo que él se merecía.

Apenas lo tuve en frente, le di un fuerte golpe de puño, lo que lo hizo caer de inmediato al piso. En donde le di patadas en todo su cuerpo, escupiendo sangre por su boca, dejándolo casi muerto tirado en esa fría bodega hasta que alguien lo encuentre, si es que el muy mal nacido tiene suerte.

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