SELLO 1

Siento que mi corazón late a prisa por la expectativa y cuando miro el resultado veo que la moneda cayó en sello, siento que el alma se cae a mis pies, eso significa que me quedaré.

Levanto la vista para encontrarme a un sonriente Marcello, mientras yo me doy una reprimenda mental por haber cambiado el significado de la cara de la moneda. Haré una de las cosas de la cual he huido por años, casarme aunque sea un matrimonio falso.

—Estamos en Catania, mañana 5 de enero nos casaremos Nefertari. —Me quedo mirándolo muy seria.

—¿Me trajiste a Catania mientras estaba inconsciente? —Marcello se levanta y asiente.

—Temía que te escaparas otra vez, así que te traje a mi ciudad y fue conveniente; así nos evitamos el largo viaje desde Palermo. —Da unos pasos en dirección a la puerta.

Es obvio que lo primero que haría sería escapar, pero ya di mi palabra. Ni siquiera sé por cuanto tiempo estuve inconsciente.

—Estuve inconsciente por días ¿Está bien que nos casemos mañana? —Se supone que mañana estaría en casa con mi familia, no puedo evitar sentirme melancólica al respecto, lo que me recuerda a que debo revisar mi teléfono. —¿Dónde están mis cosas?

Marcello se gira a verme.

—Me disculpo por ello, pero ya estás bien no queda rastro del medicamento. Con ese último suero estarás bien para la tarde , tus cosas te las enviaré , ahora tengo una reunión. Regresaré en la tarde Nefertari. —No me gusta sentirme indefensa, pero sé que debo quedarme aquí, ya que accedí a ello y aún me siento mareada.

Solo espero que Luisa me perdone, después de todo cuando ella regrese puede limpiar su nombre.

—No creo que pueda ir a ningún lado, aquí te espero. —Asiente en mi dirección y sale del cuarto, no sé en que momento me quedo dormida, pero cuando despierto mi cartera y mi ropa están en la mesa.

Me siento lentamente y me estiro para poder coger mi teléfono, lo prendo y me llegan dos mensajes.

El primero es de Alejandro: “Las cosas se complicaron, Frederick está herido, pero Gabriel lo está atendiendo las 24 horas y cada que se necesita salir a campo. Mantente viva.” —No puedo evitar sentirme feliz, me limpio una lágrima, sabía que la herida de Frederick era de cuidado.

“—Manténganse vivos” —Es lo único que escribo en respuesta.

Leo el otro mensaje, es de mamá: “Te amo mi niña, mantente a salvo.” —Yo también te amo mami y quisiera estar contigo, con papá y mis hermanos.

“—Yo te amo más, dale un beso a papá, dile que lo amo y extraño. Me mantendré a salvo, no te preocupes, cuídense.”

Después de enviar los mensajes apago el celular y me limpio las lágrimas, solo me permito llorar cuando de mi familia se trata. Me doy cuenta de que los mareos y las nauseas ya no están, el suero ya casi se acaba. Retiro las mantas y me levanto, el piso frío me hace despertar y doy unos pasos sintiendo como mi fea bata de hospital se abre por la parte de atrás.

Cuando ya casi no queda nada del medicamento me retiro la vía, y miro en dirección a la puerta esperando que alguna enfermera entre, pero nadie viene. Estaría muerta si el aire hubiera entrado. Voy al baño y quito la bata para poder bañarme.

El agua cae sobre mi cuerpo llevándose un poco de la preocupación y dejándome cierto alivio al saber que todos están vivos, cuando termino de bañarme me doy cuenta de que no tengo ropa limpia, abro ligeramente la puerta del baño y verifico que nadie se encuentre en la habitación, usando mi fea bata de hospital como toalla salgo del baño y me coloco mi vestido.

Se siente bastante incómodo contando que estoy sin nada debajo y estoy descalza. Guardo mi celular en la cartera y justo cuando estoy a punto de sentarme en la cama abren la puerta.

Miro a un agitado y enojado Marcello entrar por la puerta y detrás de él a una enfermera que luce pálida.

—¿Estás bien? —Marcello se acerca a grandes pasos y me rodea con sus brazos tomándome por sorpresa, haciendo que mi cuerpo se estremezca por su toque y cuando comprueba que respiro se voltea a ver a la enfermera.

—Me asegurare de que el hospital sienta el mismo temor que yo, ahora lárguese. —Me quedo un poco sorprendida por su reacción , no entiendo que paso.

Cuando Marcello se gira a verme me analiza detenidamente y yo con disimulo intento cubrirme lo escencial, ya que siento que puede ver a través de mi vestido, por los nervios mis descalzos pies se frotan unos con otros.

—Hola. —Le digo intentando romper la tensión en el ambiente, me mira unos minutos y luego suspira. Se quita el saco del terno y me lo coloca en los hombros.

—Nos iremos de este hospital. —Me apresuro a meter mis manos por las mangas del saco, pero me quedan enormes, las doblo un poco y abotono los dos únicos botones que encuentro.

Me dispongo a salir por la puerta, pero me sorprende tomándome en brazos, siento como mi corazón late a prisa.

—¿Qué haces?

—Es obvio, te cargo, estas descalza y si no te hubieras retirado la vía estarías muerta. —Ruedo los ojos.

—Pero que manera tan sutil de decírmelo. —Me mira fijamente a los ojos mientras siento su pecho subir y bajar con cada respiración.

Niega y abre la puerta, camina conmigo en brazos mientras siento que todas las miradas están en nosotros, cuando la enfermera que antes lo acompaño intenta acercarse a nosotros con otro hombre de bata, de las sombras sale Belucci y evita que llegue a donde nos encontramos. Es claro que Marcello no dejara que nadie hable con él y Belucci se encargará de ello.

En cuanto salimos del hospital siento el viento y un escalofrío me recorre el cuerpo, Abren la puerta para Marcello y me deja en el asiento del copiloto. Mis descalzos pies tocan la piel del auto y segundos después Marcello sube al asiento del piloto y arranca, me fijo que definitivamente no estamos en Palermo, las calles son diferentes.

—Habían cámaras por todo el hospital, intentaron matarte. —Me giro a ver a Marcello sorprendida por sus palabras, pero nadie intento matarme, hasta que recuerdo lo del suero.

—¿Por qué? —Es obvio que aquí nadie conoce mi verdadera identidad, no deje rastro alguno.

—Porque mi padre se enteró de que me casaré con Luisa y quiso matarte para que no lo haga, lo iba a ser de una manera silenciosa y sin escándalos. —Me quedo mirándolo como tonta, y yo que pensaba que en mundo de la política o los negocios tenían más principios.

—¿Debo preocuparme por otro intento de asesinato? —Marcello me da una sonrisa.

—Mientras yo te proteja no tienes que temer por nada, pero no debemos dejar que mi padre sepa donde estás. Sabes defenderte, pero no con alguien como él, así que en el peor de los casos si te llega a encontrar huye, da por terminado nuestro trato. —Asiento ligeramente, Marcello es el tipo rico, pero que respeta a su padre. Probablemente, herede su fortuna, pero su padre quiere elegir a su nuera.

Cada vez encuentro que el mundo fuera de la organización es igual en muchos sentidos, no hay libertad en lo absoluto. Suspiro mirando por la ventana.

—Quiero un arma. —Marcello ríe a carcajadas. —No bromeo.

—No te daré un arma y mi padre no ira dando tiros para matarte, pero este es un mundo peligroso. —Me giro a verlo.

—¿A que te dedicas Marcello? —Me da una mirada rápida antes de seguir manejando.

—Soy heredero del imperio de los vinos, mi apellido lo encuentras por todo Italia, pero es una cruz con la que cargo. —Empresario, no estaba tan equivocada.

—¿Cuál es tu apellido? —No se nada de este hombre , el cual será mi falso esposo por no sé cuanto tiempo. Por lo menos será hasta que todo en Alemania esté en orden.

—Mi apellido es Greco, ya sabes del imperio de vinos de Italia. El de las canciones. —Lo dice como si fuera algo obvio, pero yo no se nada de Italia y menos del imperio de los vinos.

—No lo sé, es obvio que no soy Italiana. —Marcello sonríe. —Entonces seré Nefertari de Greco.

—Efectivamente y mi esposa no debe estar caminando sin ropa interior y descalza por las calles. —Sus palabras hacen que mis mejillas se tiñan de rojo, se dio cuenta, sabía que el vestido se podía transparentar. Creí que sería más caballero y no lo mencionaría. —Tus mejillas están rojas, no es nada que no haya visto antes, así que tranquila.

—Uy ya me siento mejor por tus atinadas palabras. —Me paso el resto del viaje tratando de ocultar mi vergüenza tras una máscara de enojo.

Y a cada segundo siendo consiente que no tengo ropa interior.

Quiero que la tierra me trague y me escupa en otro continente.

...…...

Personajes:

Recuerden que las imágenes son referenciales.

MARCELLO GRECO

...…...

NOTA :📌📝

Estoy agradecida con tod@s por leer mi novela, espero que cada capítulo que publique les guste.

🚨🚨RECUERDEN LAS ADVERTENCIAS🚨🚨

✨Mientras llega la próxima los invito a leer mis novelas NEFELIBATA y SUEÑA ✨