Mi plan de escape...

A la mañana siguiente, él se había ido. Fui a ver a mi hijo, él estaba en cama. Hoy es viernes, mi último día de vacaciones. La misma rutina de siempre. Al dejar a mi hijo en su escuela, me dirigí a un bufete de abogados. Me recibieron muy bien, creo que demasiado bien. La plata que me pidieron por este documento no era casi nada.

"¿Está seguro de este precio?" le pregunté.

"Sí, señorita, es este precio. Si no puede pagarme por débito, lo puede hacer por crédito en cuotas", me dijo el abogado.

"Sí, sí puedo. Muchas gracias por su buena disposición", le di la mano y salí de ahí. Fui directamente al trabajo de Arnaldo.

"Hola, ¿está Arnaldo?" Uno de sus compañeros me dijo que estaba, lo llamaron y se acercó a mí.

"¿Qué haces acá si sabes que no me gusta que vengas a mi trabajo?"

"Lo mismo digo, hombre. Si anoche no te hubiese encerrado en la habitación, no estaría acá. Necesito que firmes algo de la escuela de Mateo. Lo firmas y me voy. Necesitan la firma de los dos, si no, no estaría acá". Quiso leerlo, se lo impidí. "Vamos, fírmalo, porque tengo que ir al mercado antes de eso, ir a hablar con mi jefa por el tema de mi embarazo".

"Felicidades a los dos. No sabía que tu mujer estaba embarazada, Arnaldo".

"Gracias, jefe. Sí, estamos muy felices con la noticia".

"Gracias, señor Alberto. Vamos a tener trillizos. Más que nunca, mi amorcito necesita trabajar más duro porque son tres bocas más".

"Wow, chicos, están muy bendecidos. Hace mucho que mi mujer y yo deseamos tener uno, ni siquiera por inseminación lo hemos logrado. Espero ser padrino de uno de ellos".

"Como usted desee, ya no se habla más. Usted es padrino de uno de mis trillizos. Si quiere, me puede pasar su número de teléfono". Me lo pasó, Arnaldo reaccionó, me firmó los papeles sin mirar, se fue sin decir nada y me retiré de ahí saludando a los chicos de la mano.

"Bueno, tengo que hablar con mi jefa y explicarle un poco de mi situación del embarazo múltiple y todo, pero sin mencionar mi problema con mi pareja, menos mi plan de escape". Salí del lugar después de hablar con mi jefa. Fui a un sitio que vende y compra muebles usados. Nos pusimos de acuerdo para que él venga a ver todo, dar un precio y llevar todo en un solo día. Busqué a mi hijo. Llegamos a casa. Comimos, sobró comida porque sobró. Ya pasaron dos meses y mi vientre creció un poco. Estuve yendo a controles, cada vez que salía me dio la impresión de estar observada. Se lo mencioné al doctor y me dijo que somos solamente los tres acá, él, la enfermera y yo. Ya organicé todo, mañana me voy a Canadá con mis hijos.

Ale, hoy viajé a Argentina porque quería estar más cerca de la madre de mis hijos. No podría haber elegido una mejor madre para ellos cuando veo la interacción entre ella y su hijo mayor. Sé que ella será una maravillosa madre para mis hijos. Además, es una mujer muy inteligente y astuta. Sabe lo que quiere y está dispuesta a hacer todo lo necesario para defender a sus hijos.

Angie, llevé una sola maleta que contenía ropa para mí y mi hijo Mateo. Llamé a un taxi y vino enseguida. Intenté llevar la maleta, pero enseguida el taxista me la quitó y se la llevó. Le agradecí y me subí al taxi. Me llevó al aeropuerto, pero a una parte privada.

"Señor, creo que se equivocó de lugar", le dije.

"No, señorita, mi jefe me pidió que la buscara en su casa y la trajera aquí. Tomará el jet privado del señor", respondió.

"Señor, mire, estoy embarazada y no puedo hacer mucho esfuerzo, pero si tengo que luchar por mis hijos y mi vida, lo haré", le dije. Él no dijo nada y hizo una llamada.

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