Capítulo 19

El primer vistazo.

Vivian.

Las palabras que acaba de pronunciar el señor Smith me sorprenden de gran manera, no es que nunca nadie antes me dijera que era bonita, es más la manera como lo dice, su tono de voz y su calida mirada me dicen que está siendo sincero y eso de alguna manera me hace feliz. Siento mis mejillas arder por el halago y no puedo evitar sonreír entre apenada y agradecida.

— Gracias. — digo. — Por lo que acaba de decir, y también por querer ayudarme, lo aprecio mucho. — comento y lo miro a los ojos. — Voy a pensar en sus ideas. — comento, el asiente y sonríe.

— Muy bien, piénselo y me da una repuesta después. — dice, me levanto de la silla y hago un asentimiento.

— Permiso.

Doy media vuelta y camino hacia la puerta, sintiendome algo nerviosa, porque sé que me está mirando. Cuando salgo de la oficina inhalo y exhaló profundamente. Camino hacia mi escritorio y tomo asiento, Pamela no está en su lugar, supongo que debe de estar haciendo algo ordenado por el vicepresidente.

— ¿ Cuál de las dos ideas del señor Salvatierra es mejor para mí y mi bebé? Esperar a dar a luz para poder divorciarme de Thomas, es una buena idea, aunque no creo poder aguantar los meses que me hacen falta, ¿ Y quién me asegura que la señora Caroll no se inventará alguna artimaña para obligarme a seguir casada con Tomás? A decir verdad la idea de desaparecer me parece mejor, pero empezar en un lugar desde cero me asusta y además dudo mucho poder decirle a mi madre dónde voy a estar, ya que por medio de ella me podrían encontrar, tendría que buscar un empleo en un lugar desconocido, en donde muy seguramente no sabré el idioma, Aunque el señor Salvatierra dijo que se encargaría de ayudarme a establecerme en el nuevo lugar, ¿ Eso incluiría un trabajo y un lugar donde vivir? Supongo.

Y a todas estas, ¿ Puedo darme el lujo de aceptar la ayuda de este hombre? A pesar de que es mi jefe y hasta ahora se ha portado muy amable conmigo, la verdad es que no lo conozco demasiado, ¿ Y si tiene malas intenciones? Bueno hasta ahora él ha demostrado ser un caballero, y nunca ha dicho algo que me haga sentir incómoda o irrespetada, Aunque sí he notado que me mira con algo de interés.

— Vivian, Vivian. — salgo de mis pensamientos al escuchar que me llaman y miro a Pamela.

— ¿Dime?

— Estabas bastante distraída. — Comenta sonriente.

— Sí, Lo siento estaba pensando en algo, ¿ Qué me decías?

— ¿Que si te llamó la atención el señor Salvatierra? — pregunta y asiento.

— Sí, últimamente estoy muy distraída y ya he tenido algunos errores. — comento y suspiro. — Pero a pesar de eso se mostró muy amable. — digo, ella sonríe y hace un gesto como si ella supiera algo que yo no.

— ¿ Qué significa ese gesto? — pregunto mirándola con una ceja alzada.

— Nada. — comenta mientras ordena unos documentos.

— Sí, claro, nada. — musito, ella sigue con su sonrisa y luego se levanta de su silla.

— Yo solo he notado que el señor Salvatierra es... Digamos.... Atento contigo. — comenta mientras camina hacia la oficina del vicepresidente.

No digo nada y miro la pantalla de mi computador, bueno ella tiene razón, pero él es así con todo el mundo, ¿O no?

¡Ay no Vivian no pienses tonterías! Mejor concéntrate en tu trabajo, deja de pensar tanto.

Con ese pensamiento, decido comenzar a volver a hacer la Vivian atenta y capaz de siempre.

—Vivian Smith. — anuncia la enfermera, me levanto de la silla y voy hacia el consultorio de la ginecoobstetra.

Ha pensado dos semanas desde que me enteré que estoy embarazada, y una semana desde que el señor Salvatierra me propuso aquello, hoy voy a tener mi primera cita de control prenatal.

Entro al consultorio y me recibe una mujer de aproximadamente unos 40 años, de test morena y cabello crespo, ella Me sonríe y le devuelvo el gesto.

— Buenos días Vivian, soy Sharon O'Brian, Gracias por elegirme como tú doctora. — se presenta y me saluda extendiendo su mano.

— Es un gusto conocerla y, bueno el doctor Rubios me habló muy bien de usted, así que no dudé en volverla a mí doctora. — digo mientras estrecho su mano.

— Bueno, toma asiento, cuéntame todo sobre tu embarazo hasta ahora.

— Bueno, Hace tres semanas empecé a sentir malestares como mareos y náuseas, me desmayé y me llevaron al hospital, ahí descubrieron que tenía 10 semanas se embarazó y ya de eso han pasado dos semanas más, lo que quiere decir que tengo 12 semanas, no me había dado cuenta de mi embarazo Porque mi periodo ha estado bajando normalmente, ¿Eso eso normal? — pregunto, ella asiente.

— Sí, hay mujeres que menstrúan hasta el quinto mes de embarazo, ¿Supongo que la cantidad de flujo que está bajando es menos que antes? — pregunta y asiento.

— El doctor me aconsejó que me hiciera una ecografía para ver el estado del feto. — término, ella asiente.

— Bueno, te voy a mandar unos exámenes de rutina, hemoglobina azúcar en sangre, y pruebas de VIH y enfermedades de transmisión sexual. — informa y asiento. — Además de eso, te voy a recetar unas vitaminas que tienes que tomar durante el embarazo. — mientras me dice eso escribe de manera rápida en el computador. Después de varios segundo se coloca de pie y camina hacia una camilla que está en el lugar junto a una máquina que tiene una pantalla. — Necesito que te subas aquí. — me levanto de la silla dejando mi bolso en esta y camino hacia la camilla, con la ayuda de las escalerillas me subo a esta y me recuesto. — Súbete un poco la blusa y bajo la falda también. — hago lo que me indica mientras ella enciende la maquina, luego aplica un gel transparente en mi vientre, luego empieza a pasar por este un aparato parecido a un masajeador. Recorre mi vientre en varias direcciones con el aparato y yo me mantengo mirando la pantalla.

— Ahí está.

Las lágrimas salen al poder distinguir a mi bebé en la pantalla, puedo lograr distinguir su cabecita y parte de su cuerpecito.

— Al parecer todo está bien, tiene una buena formación y mide aproximadamente cinco o seis centímetros como normalmente debe de ser.

— ¿ Todavía no podemos saber si es niño o niña? — pregunto y ella niega.

— No. — responde. la doctora coloca el aparato en la máquina, me da unos papeles y me limpio el vientre.

Después de eso, ella me peso, para saber cómo iba evolucionando el peso del bebé. Salí del consultorio con la ecografía en mi mano, emocionada de haber visto algo tan hermoso, el primer vistazo a mi bebé.

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