Once

Él miró hacia su lado en la cama, y allí estaba ella, dormida, tapada con una fina sábana que hacía notar los contornos de su cuerpo desnudo. Él estaba en bóxer y tenía una erección de los mil demonios, que estaba seguro no iba a bajar con un simple baño, pero no le importaba, la había saboreado hasta hartarse, y la había hecho terminar dos veces sin estar dentro de ella, y había descubierto que no iba a encontrar sensación mejor que la de ver su cuerpo arquearse del deseo y sentir sus movimientos convulsos mientras tenía un orgasmo. La probó y no se cansaría de seguir tocando su cuerpo una y otra vez, con su boca o con sus manos, daba igual. Se pegó a ella con mucho cuidado y se durmió con su calor, mientras pensaba que podría pasar el resto de su vida así y no se quejaría nunca.

Ella despertó y se removió un poco en unos brazos que la tenían rodeada, se sentía desorientada,  pestañeó varias veces y recordó donde estaba y lo que había sucedido unas horas antes y su piel se erizó completamente, no sabía con que cara iba a mirar a aquel hombre, después de que aceptara que él le hiciera todo lo que hizo y la escuchara gritar su nombre y gemir pidiendo más como una posesa.

- ¿ Estás bien?- escuchó en su oído y se tensó- Helena¿ Estás bien?- le repitió él al notar que no contestaba.

- Sí señor. - contestó en voz baja.

- Helena,  no puedo creer que después de lo que hicimos, vayas a llamarme señor Parisi otra vez.- le reclamó él.

-  Lo siento es la costumbre.- ella se justificó.

- Vamos a hacer una cosa, me llamarás señor Parisi si estamos delante de alguien,  si estamos solos, como ahora, quiero que me digas Nico o como a tí se te ocurra, hasta que te vayas acostumbrando. Me gusta como se escucha mi nombre en tu boca, quiero escucharlo miles de veces y si es entre gemidos mejor.

- Lo intentaré- dijo bajando la cabeza de la vergüenza por las últimas palabras del hombre.

- Helena,  mírame, no bajes la cabeza, quiero que sepas que lo que hicimos estuvo perfecto, que me gustó mucho.

- Querrá decir lo que usted hizo, yo no hice nada. - dijo avergonzada.

- Tú hiciste la mejor parte,  la de hacerme saber que lo estabas disfrutando y si quieres ahora mismo repetimos, yo con gusto comienzo otra vez.

- No, por favor- dijo ella tan rápido que a él le causó risa- hoy ya no, estoy cansada y avergonzada y si me deja me iré a mi casa.

- No te irás de aquí hasta que no dejes de tratarme de usted y me digas Nico.

- Está bien Nico,  tú ganas, otra vez.- dijo ella y él rió con una risa sincera, una risa como ella nunca le había escuchado.

- Yo no quiero ganar Helena,  yo quiero que pienses en mí como tu hombre, no como tu jefe.- le dijo tocando una de sus mejillas.

- Bien, pero será poco a poco, por ahora cuando estemos solos nada más y por favor, no quiero que nadie sepa de esto que tenemos.

- ¿ Porqué no quieres que sepan que estamos juntos, te avergüenza estar a mi lado?- le reclamó el hombre por su propuesta.

- No, no es eso. Por favor, piensa, yo soy tu secretaria,  que crees que dirán de mí. - le dijo ella suplicante.

- Que digan lo que quieran, esto es entre tú y yo.

- Piensa un momento, y se sincero, si esto no resulta,  como crees que será mi vida en la empresa después.

- Esta bien,  acepto tus condiciones, por ahora- le dijo tocándole la nariz -  ¿ Puedes complacerme quedándote un rato más? Es temprano,  después yo mismo te llevo a tu casa.

- Bien, me quedo, Nico. - dijo ella resaltando el nombre y el sonrió.

- Me encantas Helena.

Estuvieron en la cama un poco más mientras él la acariciaba y ella se dejaba hacer, no podía negar que le encantaba lo que él le hacía y solo esperaba poder tener el valor para pronto corresponderle y tocarlo de la misma forma que él la estaba tocando. Un rato después, como le había prometido la llevó a su casa y aunque le costó bastante irse, al final no le quedó más remedio que hacerlo.

Al siguiente día cuando Nico llegó a la oficina Helena no estaba en su puesto, su bolso estaba en su silla y la puerta de la presidencia estaba abierta, así que se imaginó que ella estaba allí,  entró despacio y la vio, ya su café estaba sobre el escritorio y ella arreglaba las carpetas sobre este un poco inclinada hacia delante. Él llegó hasta donde estaba y se le pegó por detrás.

- Mmmm, este si es un buen desayuno. - ella brincó al sentir sus manos en la cintura y su boca en el cuello.

- Señor Parisi,  creo que no está cumpliendo con nuestro trato.- le advirtió al hombre.

- Claro que sí,  estamos solos y yo estoy loco por tocarte, la que no cumple eres tú que me llamaste señor Parisi.- él tenía una sonrisa mientras le hablaba.

- Lo siento,  es la costumbre, pero piensa, alguien puede llegar y vernos.

- Espera, ya lo resuelvo- la soltó un momento y fue hasta la puerta y la cerró con seguro- listo, por donde íbamos,  a sí,  por la parte que yo te besaba y te apretaba contra mí para sentir ese cuerpo que me pasé la noche extrañando.- y al instante la tomo por la cintura para subirla sobre el escritorio y posicionarse entre sus piernas- Dios Helena,  me vuelves loco- le decía entre besos mientras tocaba sus muslos que habían quedado expuestos.

- Nico,  no hagas esto aquí,  me moriré de la vergüenza cada vez que entre y mire tu escritorio.

- Pues yo la pasaré muy bien cada vez que lo recuerde, este pedazo de mi escritorio será mi favorito.- el hombre seguía moviendo sus manos por el cuerpo de ella como si quisiera hacer una copia de él.

- Vamos Nico,  ya tuviste tu dosis, ahora tengo que decirte los pendientes del día.

- ¿ Que tal si pasamos así todo el día y dejamos lo que está en la agenda para mañana?- le preguntó él sin querer soltarla.

- Sabes que no puedes, ayer no estuvimos aquí ninguno de los dos, hay muchas cosas atrasadas, venga, deja que me baje.

- No te vas a bajar hasta que no tengas un orgasmo para mí, esa se ha convertido en mi imagen favorita.

- No Nico,  nos podrían oír .- trató de bajarse del escritorio.

- No lo harán,  las paredes están preparadas para que no se escuche nada afuera, así que relajate, que voy a empezar- y con mucho cuidado la empujó para que quedara acostada sobre el mueble, para después sacarle las bragas y subirle suavemente los pies. Esta por mucho iba a ser una muy buena mañana.

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Comments

Yazmin Gómez

Yazmin Gómez

fuego ❤️‍🔥❤️‍🔥❤️‍🔥🚒🚒🚒 arde, quema

2024-04-06

4

Yasmary Gonzalez

Yasmary Gonzalez

Me encanta

2024-03-17

6

Laura Quevedo

Laura Quevedo

no está bien que lo deje hacer con ella lo que le de la gana.

2024-02-19

1

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