capitulo 11: “mi privacidad"

— ¡Hermana!

Con gran gozo, Alanís saluda a su hermana, luego pasa un poco más de la puerta eh intentó abrazar a Ross, pero ella se apartó de inmediato. Alanís le pregunta.

— ¿Ross?

— Alanís, estás no son hora de visitas, ¿Que haces aquí?

Ella se ríe inocentemente.

— ¿Como que no lo son? Soy tu hermana. Quería verte y hablar contigo.

— ¿A estas horas? Es molesto que invadan mi privacidad solo por estupideces, tu y yo no tenemos nada que hablar, Alanís.

Alanís se ofende mucho, con algunas lágrimas ésta le dice.

— hermana, entiendo que estés algo molesta por los comentarios de nuestros padres y que me prefieran a mí, pero déjame demostrarte que yo si te aprecio y quisiera llevarnos bien, así que déjame quedarme esta noche en tu casa.

“di que si, estúpida Ross, sé que no me echarás de aquí, somos familia ¿No?. Cualquier apertura que me des adentro de tu casa podré aprovecharlo con Ares, así sabré que tendrá él..."

Pensaba la joven mujer que veía con una tierna sonrisa a su hermana. Ross le responde.

— no. Regresa a tu casa, Alanís.

— ¡¿Eh?!... ¡¿Por qué?!

— por una simple razón... Estaré muy ocupada con Ares, y no voy a tener tiempo de atenderte. Por favor, regresa.

— ¡P-Pero-! ¡Ross, es muy de noche ya no hay transporte a mi casa!

— ¿Acaso yo te obligué a venir a esta hora?... ¿Ves que si eres un problema?

Ross sabe perfectamente quien es esta mujer, quiere a Ares; sería como dejar entrar al lobo disfrazado de oveja a su hogar.

— hermana...

Cuando Ross le iba a conseguir una forma más fácil de devolverla, llega Ares, Alanís le agranda los ojos.

— general Ares.

Ares se va al lado de Ross y le pregunta en voz baja.

— ¿Que es lo que sucede?

— nada, cariño. Le estaba diciendo a mi herman-...

— general Ares, déjeme quedarme por esta noche, es muy tarde para yo volver.

— ¿Quién le dijo que podías venir sin avisar y a estas horas de la noche?... Regrese con sus padres, lady Alanís.

— ¿Eh?... P-Pero...— pone los ojos un poco llorosos, quiere probar una estrategia para estar con él—... ¿Por lo menos me puedes acompañar?...— Ares le corta las palabras con solo su mirada.

— no, por supuesto que no puedo acompañarla, ahora iba a disfrutar la compañía de mi esposa y no quiero que nadie interrumpa mis momentos, ya que eso me pone de mal humor...— al chasquear los dedos, segundos después llega Vincent, su mayordomo personal.

— ¿Me mandó a llamar, señor?

— si, encarga un coche para la señorita, asegúrate de que ella llegué a la residencia Escalante.

— así será...— con una leve inclinación, Vincent camina y se dirige a la puerta, donde estaba Alanís— por favor, acompañame al carruaje.

Ares termina de concluir.

— ya no tienes excusas para quedarte, claro, puede venir a visitar a mi esposa pero con una invitación y que sea de día.

Alanís se rehusaba en irse. Pero Ross estaba cansada, quitándose los moños del cabello, pues le dolía la cabeza, Ross pone un rostro que hace callar a su hermana.

— adiós, Alanís, mi esposo y yo estaremos muy ocupado toda la noche, no es bueno tener visita cuando eso pase.

Alanís frunció los labios y la frente, indiferente veía a Ross, que ella solo le da una sonrisa y la despide desde la puerta mientras que está se va cerrando para ya no verse las caras.

__________________ en el carruaje.

Alanís, cruzada de brazos, miraba furiosa a través de la ventana del transporte.

“maldita sea. ¿Como se atrevió a echarme?... Mi plan de estar en el mismo lugar con Ares se fue a la basura, quería saber que secreto usa esa arpía contra el general.. Supongo que tendré que pensar en otra cosa"

Alanís no piensa quejarse con su padre, piensa ir con discreción la próxima vez.

__________________ al día siguiente.

Ross terminaba de perfeccionar sus perfumes, que por lo momentos iban bien, ahora solo faltaba probarlo, y lo hará en ella misma. Sin embargo, llega Violet para darle una correspondencia. Al parecer, a Ross la ha invitado a una fiesta de té, una dama de la sociedad muy importante, siendo ella Miranda Burton, para tomar té y conocer a la esposa del general.

— vaya, no sabía que la misma Miranda me invitaría a una reunión privada.

— yo digo que se interesó en usted, se dice que la señorita Burton es alguien que tiene un grupo de amigos muy íntimo y que es muy difícil unirse a él, pero aparte, ella conoce muchas personas.

— ya veo, creo que le daré la oportunidad, además, podría ser mi oportunidad de mostrar mi nueva trabajo... Gracias, Violet.

— a la orden, madame.

Sin más que decir, la ama de llaves se retira. Es cuando Ross empieza a leer. Era breve la invitación, con la dirección para que fuera y entregara este mismo sobre para que la dejaran pasar a la residencia Burton. La reunión era después del mediodía, así que Ross se preparara para vestirse, pero primero buscará al general y darle la noticia de que saldrá, cuando lo encuentra ella le dice que irá a una fiesta de té.

— ¿Te vas?... ¿Por cuanto tiempo?... ¿A donde?

— donde la residencia Burton, solo será un par de horas, o un poco más. Haré lo posible para no tardar... Te lo prometo.

Ross abrazó a su general, pero este estaba indiferente, no quería que se fuera.

— por favor... No te demores en volver, me sentiría solo otra vez si tú no está a mi lado... No me hagas recordar lo que se siente eso.

Ross veía que este hombre por dentro era muy sentimental, que le duele que se vaya aunque sea por un par de horas. Ross toma la mejilla de su general y este se afinca.

— eso jamás pasará... Mi querido esposo...— Ares besó la mano de Ross para luego dejarla ir y que se arregle.

Unos pasos ella dió para luego girarse nuevamente en la dirección del general.

— Ares...

— ¿Si?...

Ross camino rápidamente y tomo del cuello al general, éste la miraba sorprendido porque no sabía que estaba planeando, pero ella le da un beso apasionado, lleno de deseos y con ganas de más, Ares la apretaba de su cintura y lo estrechaba contra su cuerpo, pero Ross le mordió un poco los labios para separase de él. Ambos estaban sin aliento.

Luego ésta le susurra.

— te prometo que habrá más cuando regrese...

Ahora sí Ross dejó al general ahí alborotado, lo emocionó con solo un beso y ahora él siente que la espera será más larga.

— Ross...

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