CAPITULO 15. ¿es ella?

Mariela la mira tan alterada y sobre todo muy nerviosa, tomo sus manos, con una voz tranquila le dice.

· Sahara, tranquila, tú no tienes que preocuparte y no creo que tú conozcas al jefe, deja de pensar en él; mira Carlos es mi mejor amigo, casi mi hermano, cada que tengo un problema le pido ayuda, como en el hospital, le pedí que te ayudara, para que dejaran de acosarte, tuvieras tu contrato seguro y sobre todo para que mis pequeños sobrinos tuvieran un buen Kínder. No te molestes, mira todo ácido por el bien de los pequeños y sobre todo para ayudarte; no tienes que preocuparte, el jefe no te va a molestar, solo te ayuda porque yo se lo pedí, el favor ha sido para mí.

Sahara la miraba tan segura y lo que decía era razonable, pero ella no dejaba de sentirse incómoda, insegura, le dice.

· Mariela, no sé por qué, pero su voz se me hizo conocida y no sé por qué me hace sentir miedo; no quisiera tenerlo cerca de mí o mis hijos.

Mariela suspira profundamente y con su voz tranquila exclamo.

· Sahara, tranquila, ya te lo dije, el jefe nunca se va a acercar a ti y tú vas a estar bien, no tienes que preocuparte, solo piensa que esto es bueno para ti, tienes un poco de apoyo, eso es todo y lo mejor sin dar nada a cambio.

Sahara trata de confiar en ella y no quiso seguir con el tema, como tampoco pregunto su nombre, solo quería olvidar esa extraña sensación de desconfianza; los días empezaron a pasar y las cosas en el Kínder se mejoraron para bien, sus hijos estaban siendo tratados como debía haber sido desde el principio. En el hospital también iba todo bien, a pesar de que el médico que siempre la acosaba, seguía molestándola, pero ya lo hacía más discretamente, solo cuando la encontraba a solas dejaba salir sus palabras hirientes, seguía haciéndola hacer trabajos extras, pero a ella eso no le importaba, mientras que eso calmara su ira por su rechazo.

Pronto pasaron los años y sus pequeños estaban listos para entrar a la primaria, cumplían 6 años; los pequeños entraron a la primaria y Sahara tenía más tiempo para descansar por las mañanas, por las tardes la pasaba con sus pequeños y en la noche trabajaba, gracias a Mariela sus días de descanso se los daban todos los domingos, día que pasa con sus dos pequeños.

Era diciembre a dos semas de que sus pequeños salieran de vacaciones, ella iba a tener una semana; ella había ahorrado para comprarle unos juguetes a sus pequeños para su navidad, pero estaba triste porque no podía comprarles el juguete que ellos querían, en ese momento ella pensaba en regresar a casa y dejar que sus pequeños disfrutaran de una mejor vida, donde tuvieran más comodidades, de todos los juguetes que quisieran. Pero luego pensaba en lo que ella tenía que ofrecer, en lo que seguro pasaría si ella volvía con su madre y sus hermanos, seguro se la ofrecerían a un hombre rico, que les diera una mejor posición económica, eso no lo podía permitir, que ejemplo les daría a sus hijos, si lo permitía.

Fue una noche larga, tuvo mucho trabajo, el médico que siempre la molestaba, no dejaba de acosarla, a pesar de que el director ya le había dicho que la dejara en paz, así como Mariela, se lo había al vertido, él no pensaba olvidarla; seguía hablando mal de ella, la hacía trabajar el doble y siempre pedía los turnos de noche para estarla molestado, para acosarla cuando la miraba sola. Sahara aceptaba cada trabajo que le ponía, porque ella sentía que aprendía más, pero ya no era la misma ingenua, sabía defenderse; él la llamo a su oficina, en el momento que ella llegó, él cerró la puerta trata de besarla a la fuerza.

Sahara empieza a forcejear con él, a tratar de alejarlo, de aventarlo, pero la sostenía con fuerza, en ese momento ella levanta su rodilla y logra pegarle en su hombría; él siente el fuerte dolor, la suelta y lleva sus manos a su hombría, como si eso le hubiera quitado el dolor, se dobla por el dolor, en ese momento ella se limpia la boca asqueada por lo que él hizo. Sahara lo mira furiosa y en ese momento le da tres cachetadas seguidas, furiosa le grita.

· En tu asquerosa vida vuelvas a tocarme o te prometo que no lo dejaré pasar, estoy harta de tu acoso, de tu forma de ser tan negativa hacia mi persona; yo te he dejado pasar todo lo malo, porque creo que estás herido en tu orgullo, pero esto es demasiado y no pienso dejarme más, para con esto, porque si no pienso reportarte.

Sahara lo avienta haciéndolo caer al suelo y sale corriendo de la oficina, no sabía a donde ir, su mente se hizo un caos, sale del hospital en ese momento Mariela la mira salir del hospital, iba corriendo y su rostro se miraba desencajado; Mariela se va detrás de ella, hasta que llegan a un lado del hospital ahí estaba un pequeño parque con juegos, eran las 2 am, el lugar estaba solo, ella se deja caer en una banca y sin querer empezar a llorar.

Sahara recordó todo su pasado, como tuvo que entregarse a ese hombre y a hora casi pasaba por lo mismo, se sentía asqueada, sucia, indigna; ella no quería volver a pasar por lo mismo, no quería ser de nadie, en ese momento Mariela la abraza, empezó a preguntarle qué pasaba, pero ella no pudo contestarle nada, solo lloro con ganas mientras la abrazaba.

Las dos se quedaron así un largo rato a Mariela le dolía verla así, ella se había convertido en su amor platónico, no le gustaba verla sufrir, solo quería verla feliz aunque fuera con otra persona; cuando miro que se calmó, le pregunto que le había pasado, Sahara ya tranquila no pudo contarle, se sentía avergonzada, sucia, tanto que mencionarlo con sus palabras la hacía sentir peor, por eso se quedó callada, le pidió que lo olvidara.

Mariela no quiso insistirle, las dos regresaron al hospital, ella siguió trabajando como si nada hubiera pasado; Mariela tuvo que atender un parto y le pidió a Sahara que la apoyara, fue una madrugada larga, hasta que por fin se hicieron las 7 am, las dos pasaron por los pequeños a la guardería, ya estaban cambiados con el uniforme, las dos los llevaron a la primaria y de ahí Mariela se fue con ella a su departamento. Mariela se acostó dormir en la cama y sacará en una colchoneta que tendía en el suelo, a las 12 del día, fueron por los pequeños; jugaron con ellos, hicieron la tarea y en la noche Mariela se llevó a los pequeños a su casa, para cuidarlos, eso lo hacía debes en cuando, para que Sahara pudiera descansar un poco.

Se llegaron las vacaciones de los pequeños, pero a Sahara aún le quedaba una semana más de trabajo, Mariela, para ayudarle cuidaba a los pequeños por la noche; era el segundo día de vacaciones, Mariela había pasado por los pequeños, estaban en el departamento, cuando el timbre sonó, ella estaba jugando a un juego de mesa con los pequeños, se levanta y va a abrir la puerta. Mariela abrió la puerta y se sorprende al ver parado frente a ella a Carlos, ella lo abraza con cariño, emocionada de verlo ahí, lo hace pasar adentro; Carlos al ver a los pequeños se presenta y se pone a jugar con ellos, se quedó fascinado con los pequeños.

A las 9 pm acostaron a dormir a los pequeños y los dos se quedaron platicando, Carlos le contó que había llegado con su jefe, que había unos problemas, con uno de los socios; pero también le dijo que seguro lo iba a ver muy seguido en el hospital, su jefe, tenía que remodelar el área pediátrica del hospital, estaba feliz de poder verla seguido.

Mientras que Carlo pasaba la noche con Mariela, poniéndose al día, de todo lo que habían hecho, felices de poder verse; Ni y Penny llegaban al hospital, iban a hablar con el director, para empezar con algunas remodelaciones en el hospital. En el hospital se hizo un escándalo, los que sabían quién era, se emocionaba, porque sabían que cuando él iba, había cambios buenos dentro del hospital; Nil traía tapada la cara con un cubrebocas y una cachucha negra, no se le podía ver su rostro bien, estaba vestido con una playera negra de manga larga, un pantalón casual de color blanco y unos tenis.

Nil al entrar al hospital se fue director a la oficina del director general, los tres estuvieron hablando, una vez que Nil dejo claro lo que quería hacer, salió de la oficina, para que Penny se encargara de todo lo demás; Nil le gustaba recorrer el hospital cuando estaba ahí, saber que las cosas estuvieran bien, aunque no habla con ningún trabajador, él habla con los pacientes.

Nil entro al área de los adultos mayores, hablo con alguno de los pacientes preguntando, ¿qué médico tenía que ser recompensado por su buen trabajo?, todos hablaron de la hermosa doctora que los atendía maravillosamente, de la atención que les daba toda la noche, hablaron maravillas de ella, exageradamente bien.

Nil escucho a cado de los adultos mayores que estaba en esa área, fueron tantas cosas hermosas lo que le dijeron, que hasta él quiso conocer al hermoso ángel que cuidaba de ellos; él preguntó cómo se llamaba y todos dijeron al mismo tiempo “la doctora Sahara, nuestro ángel hermoso” cuando escucho su nombre su sonrisa desapareció, un extraño sentimiento lo invadió.

Salió de ahí y estaba más curioso por saber quién era, en ese momento pensó “es imposible, no puede ser la misma mujer, sería una coincidencia cruel, encontrármela aquí, aunque volverla a ver, bueno si me gustaría, desde que estuve con ella, no pude olvidarla y siempre he deseado volver a verla, hasta tenerla una vez más; Nil cállate que tonterías piensas, esto está mal, déjala en paz, suficiente daño le hiciste para que vuelvas hacérselo” siguió caminando por esos largos pasillos del hospital, quería salir del hospital.

Nil iba saliendo del elevador, justo a la sala de espera, la primera planta, cuando la mira, ella estaba atendiendo a una señora mayor que acaba de desvanecerse en la sala de espera, le estaba dando los primeros auxilios; él se le quedó mirando, estaba sorprendido de verla ahí, se queda inmóvil sin saber que hacer, en ese momento pensó “esto tiene que ser una maldita broma, es ella la hermosa Sahara, la chica que tiene el cuerpo más delicioso que he probado; pero que bella esta, se puso mucho más hermosa, demonios ¿Qué debo hacer?, si ella me mira seguro se va a alterar o mejor dicho ¿ella me recordará? Demonio, demonios ¿Qué hago? ¿Qué hago?, ¿me acerco a ella? ¿La saludo?” se quedó pardo viéndola atender a esa señora, ella se miraba increíblemente bien y parecía una verdadera profesional, él estaba encantado, pensando en si se acercaba o no.

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