CAPITULO 12. ya no estoy sola

Nil no quería dejar de ver esa fotografía, pero lo que más le gustaba que al verla, sentía una tranquilidad, una paz que nunca había sentido; emocionado le muestra la foto a Penny.

· Nil con una voz emocionada dice.- Mira Penny, qué hermosos bebés, nunca había visto algo tan bello, tan especial como estos bebés.

Penny toma el celular de Carlos, mira a los bebés y después de observar esa foto, algo inquieta dice.

· Penny con su voz inquieta le dice.- Yo no le encuentro lo especial, para mí se miran como cualquier otro bebé, no entiendo ¿Qué te emociona tanto?

· Nil la mira y con su voz molesta le dice.-Tu siempre tan amargada Penny, por eso estás soltera; Carlos, no seas malo y mándame la foto, me gustaría tenerla, a mí me parecen lindos, me gustaría verlos cada que me sienta mal, son hermosos y por alguna extraña razón me hacen sentir bien.

· Carlo se sorprende y con su voz insegura dice.- Jefe, enseguida se la mando y le voy a pedir otras cuando ya estén bien vestidos, además mi amiga me dijo que tiene los ojos cafés casi llegando amarillos, curioso, como los de usted; cuando me envíe esa foto de sus ojos se la voy a mandar.

· Penny molesta dice.-Ya dejemos de hablar de bebés, mejor pongámonos a trabajar y tu Nil, mejor vete a descansar, déjame trabajar con Carlos.

Nil no dijo nada más, solo se fue a su habitación, se metió a bañar, después solo se puso un short y se recostó en la cama; pero extrañamente sentía la necesidad de ver la foto de esos bebés, que se le hacía lo más hermoso que haya visto en su vida. Esa noche Nil durmió tranquilo y tuvo uno de los mejores sueños de su vida, él con esos bebés en brazos, como si fueran sus hijos, una mujer en cama, aunque su rostro no pudo ver; desde ese día Nil, empezó a recibir fotos de los bebés, que curiosamente tenían los ojos muy parecidos a los de él, hasta se podría decir que parecían sus hijos, ya que sus rasgos también les encontró similitud.

Mariela tuvo que despertar a Sahara, tenía que alimentar a los bebés, al despertar y verla se sintió tranquila, feliz de tenerla ahí; ella al estar con Mariela, sus emociones empezaron hacerle sentir el miedo, empezó a llorar mientras la abrazaba y con una voz quebrada exclamo.

· Mariela, tenía mucho miedo, pensé que no lo iba a lograr, pensé que mis bebés iban a morir, yo no sabía que más hacer.

· Mariela, sintió tristeza al escucharla, podía sentir su miedo, en ese momento le dice con su voz tranquila.-Tranquila Sahara, lo hiciste bien y ya revisé a los bebés, están muy bien, los dos están sanos, pero a hora tienes que calmarte para poder alimentarlos; pero dime algo Sahara ¿Por qué no me marcaste?, yo me hubiera venido en cuanto me hubieras marcado.

· Sahara insegura le dice.- Mariela, yo no sabía qué hacer, se me cerró el mundo, no sabía a quién hablarle, me sentí sola.

· Mariela la abraza y con su voz dulce le dice.- Sahara, ya no estás sola, me tienes a mí, soy tu amiga, recuérdalo bien, yo voy a estar para ti siempre que lo necesites.

· Sahara se sintió feliz de poder contar con alguien, de poder tener una amiga, con su voz quebrada le dice.- Mariela, gracias por venir; pero ¿Cómo sabías?

En ese momento un rayo retumbo en el cielo, hizo que Sahara diera un fuerte grito y se aferrara a ella; los bebés empezaron a llorar, por el grito que ella dio y Mariela tuvo que tranquilizarla, entre las dos calmaron a los bebés. Cuando los bebés se calmaron ella fue a preparar un té de manzanilla, se lo dio a beber a Sahara, después de un momento tomo su pulso, cuando la sintió calmada, le pidió que descubriera su pecho para que empezara alimentar a sus bebés.

Sahara hizo lo que ella le dijo, pero al momento de que le dio el bebé, sufrió su mayor desesperación, cuando su pequeño no tomo su pezón; trato de más de una forma, pero solo escuchaba su llanto, haciéndola que se tensara, que sus lágrimas salieran, por no poder hacer algo que se suponía era algo sencillo.

Mariela la tuvo que tranquilizar y después le empezó a decir como tenía que hacerlo, pronto miro como su pequeño tomo su pecho, como empezaba a succionar; Mariela le indico que masajeara un poco arriba de su pecho para que lo ayudara, a que su leche bajara, ella hizo lo que le indico y no tardó mucho en sentir esa extraña sensación, algunas eran molestas, hasta llegaba hacer un poco incómodo, pero al ver a su pequeño esos sentimientos pronto desaparecieron transformándose solo en felicidad, un sentimiento lleno de amor la invadió y todos sus miedos desaparecieron.

Después de un largo rato su bebé soltó su pecho, señal de que estaba lleno, Mariela le dejo la bebé en su brazo libre y después tomo el bebé que acaba de alimentar, le dio unos golpecitos para sacarles el aire; cuando se quedó dormido, lo recostó en la cama, le mostró como sacarle el aire con la bebé y después la recostó en la cama. Sahara, a pesar de ser médico, no había estado con niños recién nacidos, su enfoque eran los adultos mayores; Cuando los bebés los recostaron, Mariela le dice.

· Sahara, sobre tu pregunta, vine aquí, porque mire la tormenta y con tanto rayo, pensé que te ibas a alterar y eso podría hacer que se adelantara tu embarazo; me preocupe, tu sola aquí, sin nadie que te apoye, sin manera de salir rápido, me imagine el peor escenario. Yo me alegro haber venido, porque si no, tú realmente estarías muy mal; pero me sorprendes, eres médico Sahara, sabes en el peligro que te pusiste y no solo tú, tus bebés también estaban en peligro, que hubiera pasado si a última hora había una complicación.

· Sahara sonríe con timidez y con su voz avergonzada exclama.- Mariela, por favor ya no me regañes, solo discúlpame, prometo que no volverá a pasar y ahora sé que si algo malo llega a pasar, tengo que hablarte a ti, porque tú eres mi amiga; ¡Mariela! Gracias por cuidar de mí y mis bebés, no me alcanzará la vida para pagarte lo que hoy hiciste por mí.

· Mariela le sonríe y con una voz dulce le dice.-¡hay Sahara! Pero está bien, olvidémoslo, pero que no vuelva a pasar, ahora trata de dormir un poco, en dos horas te despierto para que alimentes a los bebés

Sahara le hizo caso y se recostó, pronto se quedó dormida, estaba cansada tanto físicamente, como mentalmente; cuando la doctora Claudia llego, Mariela tuvo que bajar por ella, cuando iban entrando al departamento escucharon un grito ahogado de Sahara, las dos corrieron a la habitación. Al entrar miran a Sahara llorando, abrazando a sus bebés, con desesperación y dolor, la escucha exclamar.

· No me puedes quitar a mis bebés, son mis hijos, no puede venir por ellos, ese hombre no puede quitármelos

Las dos con solo verla y por lo que exclamaba sabían que había tenido una pesadilla, las dos se acercaron a ella, cada una tomo uno de los bebés, se sentaron a su lado; las dos trataron de calmarla, de hacerle ver que solo había sido una pesadilla y sobre todo que nadie le iba a quitar sus bebés.

Lograron calmarla, cambiaron a los bebés, después de dos horas Sahara los alimento y ese era el mejor momento con sus bebés, era lo que más empezaba a disfrutar; las dos pasaron el resto de la noche con ella, la despertaban cada dos horas para que alimentara a los bebés, la hacían tomar un vaso con agua antes de alimentarlo, después cambiaban su pañal, le sacaban el aire y los hacían dormir.

Las dos tuvieron tiempo para hablar y llegaron a la conclusión de que ella tenía que ir a vivir un tiempo con alguna de las dos; se esperaron a que se hicieran las 6 am, después de alimentar a los niños, de calentar agua para que bañara ella, cuando ella se dio ese baño rápido, salió ya cambiada, las dos le pidieron hablar con ella. Las dos trataron de explicarle lo preocupadas que estaban por ella, que pensaban que era mejor ir a la casa de una de ella y que ella decidiera con quien ir; Sahara sintió algo lindo, que las dos se preocuparan por ella, que estuvieran al pendiente de ella, era algo que nunca se imaginó tener, pero a pesar de todo les dijo que “NO”