Despertar Y Todo Termine

Capitulo 1

De fondo se escucha la marcha nupcial. Una alfombra roja de terciopelo indica el camino por el cual voy a caminar. El hombre que amo está al final del pasillo esperando mi llegada. En mis manos llevo el ramo de novia más hermoso del mundo, de tulipanes blancos, mis flores favoritas. El largo de mi velo llega hasta el escote en corazón de mi vestido, que es como el de una princesa. Al llegar al altar, él toma mi mano y nos acercamos al sacerdote. Soy feliz. Antes de empezar la ceremonia, se escucha un grito que llama la atención de todos los presentes.

"¡¡ESTOY EMBARAZADA DE SANTIAGO!!"

Estoy en shock, no escucho nada, sólo veo cómo todos hablan y se ríen. "¡¡¡DIME QUE NO ES CIERTO, QUE TODO ES MENTIRA!!!", comienzo a gritar desesperada, arrancando el velo que cubre mi rostro y cabello.

"Lo siento mucho, me enamoré, a las dos las amo."

"¡¡JAJAJAJA!!", una risa burlona escapa de mis labios. Ya con una voz tranquila, que da miedo en situaciones como esta, con el dorso de mi mano seco las últimas lágrimas que me obligó a sacar y pregunto: "¿Por qué?, dime qué fue lo que te enamoró de ella", señalando en dirección a una mujer.

Responde ella en forma altanera y con aires de superioridad: "No lo ves, niña, o te haces la tonta, soy una MUJER y tú eres eso, una simple escuincla que jamás podría saber cómo complacer a un HOMBRE!!!"

"Eso es lo único que puedes ofrecer, tu cuerpo barato. Si claro, es lo único que tienes, ya que tienes la idea tonta de que los hombres sólo piensan con la cabeza que tienen entre las piernas."

"¡¡¡BRENDA!!!"

Siento un dolor agudo en mi mejilla. Él me puso una mano encima, por más que quiero no puedo evitarlo y lloro inconsolable. Es un dolor insoportable, mi pecho duele, duele mucho, es más fuerte que el de mi mejilla.

"Perdón, Brenda, perdóname... te juro que no fue mi intención."

"¡¡¡NOO!!!, no me toques."

Empiezo a caminar fuera del altar, algo en mí se está rompiendo, el aire me está faltando. Sólo logro enfocar esos ojos azules, que tanto me encantaba mirar a mis tontos 17 años que creí amar. Pero hoy me doy cuenta de que un hombre como él jamás se fijaría en mí. Tonta, siempre fui eso, una tonta.

Suspiro pesadamente y me voy, dejándolo todo atrás, rogando a Dios no volver a vernos en nuestras vidas. Con ese pensamiento, camino de regreso a la salida de la iglesia en la que hace unos momentos entré con toda la emoción del mundo, pensando que podría llegar a ser feliz. ¡Qué tonta, pero qué tonta fui!

Caigo y puedo sentir lo suave de la alfombra. No puedo parar de llorar. Si él no hubiera estado aquí, todo sería más fácil. Ahora entiendo a lo que se refería cuando en aquella ocasión le había confesado mis sentimientos de un amor unilateral. Él no tiene culpa por haberme dejado deslumbrar por algo que simplemente era eso, un espejismo en el desierto.

Levanto la vista y aún me queda camino por recorrer. Así es como suspiro por última vez, me levanto y me doy cuenta de que con fuerza sostengo el ramo de tulipanes, mis flores favoritas. Se han manchado ante tal burla. Con pesar, empiezo a soltar y éste comienza un recorrido por mi vestido. Va tan lento que parece agonía cuando cae por fin al piso. Ya no puedo detener mi andar y mucho menos quiero mirar atrás.

Al llegar por fin a la entrada de la iglesia, el sol lastima mis ojos que están hinchados de tanto llorar. En menos de una hora, al levantar mi mano para cubrirme del sol, veo el anillo de compromiso.

¡Jajajaja! Mi risa calla a la multitud. No se escucha ni un solo ruido. Quitó el anillo de mi mano y, sin voltear, lo arrojó por encima de mi hombro.

Y vuelvo a comenzar a caminar nuevamente, dejándome deslumbrar por los rayos de sol que ciegan mi vista, pero me regalan un poco de calor al mismo tiempo. Este será el cierre de una historia y el comienzo de una nueva, la cual llevará estragos de esta última. Sin lugar a dudas, nuestras decisiones siempre tienen consecuencias, ya sea que hoy se presenten o que mañana nos envuelvan.