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Entre El Odio Y El Amor Hay Un Paso.

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Capitulo 13

Ella me miró con tanta triste… Tenía un nudo en mi garganta.

Megan: ammm…

Sentía que si hablaba terminaría dejando caer mis lagrimas.

Danna:

Pensaba en como pude decirle a Megan. Quizá solo dejé salir lo que me hacía daño. Había prometido no contarle a nadie.

La puerta de la oficina se abrió. Miré hacia Megan a la cual ella estaba de seguro sin palabras, al igual que yo. Me incorporé para poder levantarme, me imagino que ya había el señor Ferrer…

Megan: Ammm.

Le sonreí asintiendo con la cabeza. Me levanté tomando mi carpeta. No tenía muchas cosas así que solo traje mi carpeta y en el bolsillo de mi vestido la tarjeta de Jorge.

Danna: ¿Llegó?

Megan asintió. Me acerqué a ella donde me cedió el paso. Las dos caminamos sin decirnos nada, nos acercamos a los ascensores.

Megan: No puedo dejar mi área sola. Subirás al piso 25, es el último. Pasaras por todo el pasillo del lado derecho, toparas con el único escritorio que es la recepcionista. Se llama Gina, le dices que te espera el señor Luciano para una entrevista de trabajo.

Asentí con la cabeza, Megan oprimió el botón de los ascensores, pasó su mano por mi brazo.

Megan: Sonríe. Recuerda que la mejor presentación es la sonrisa.

Danna: Si fuera en otro momento quizá.

Megan me tomó de los brazos… las puertas de los ascensores se abrieron, ella puso un pie para que no se fueran a cerrar de nuevo.

Megan: CUALQUIER MOMENTO ES BUENO.

La abracé en manera de agradecimiento. Entré al ascensor. Miré su gran sonrisa que ha decir verdad era tan bonita ella que al menos ella no necesitaba sonreír para verse enorme. En cambio yo, me sentía horrible, fea y con una mancha terrible en todo mi cuerpo. Aunque me tomara la ducha más de tres veces al día me sentía aun sucia. Cerré mis ojos negando con la cabeza.

Solté un gran respiro viendo los pisos pasar. Parecía interminable.

Danna: ¿Qué hago aquí?... ¿A quien quiero engañar?... No podré.. NOOO.

TIN… PISO 25…

Las puertas del ascensor se abrieron, tragué saliva… No quería salir… En ese momento las palabras de mi padre se hicieron presente…

“LARGATE, TE DEZCONOSO COMO HIJO, ERES UNA CUALQUIERA, NUNCA TE EDUQUE DE ESA MANERA. NO RECIBIRÁS DE MI UN SOLO EURO… SIN MI NO ERES NADIE, NO ERES NADA”

Un dolor intenso se apoderó de mi corazón … Las puertas del ascensor se iban a cerra y metí mi pie impidiendo que se cerraran.

Cierto, sin mi padre no era nadie… Pero por mi sola puedo hacerlo. Salí del ascensor, miré por ambos lados mirando que el piso estaba más solo que nada… En efecto me dijo Megan que pasara un pasilla, solo que no recordaba de que lado era al que tenía que ir.

Caminé del lado izquierdo. Mi padre me consideraba lo peor sobre la tierra por algo que no tuve la culpa. Si obtenía este empleo, al menos le demostraría que no necesitaría su maldito dinero.

Me topé con una puerta leyendo “Subdirección- Contable”- Máximo Ferrer. Miré pode dentro viendo que no había nadie… Seguí avanzando… Negué con la cabeza viendo que no encontraba el escritorio del a recepcionista. Había otra puerta, “Subdirección Finanzas – David Ferrer” Rodé los ojos junto otra maldita puerta “Subdirección Ventas Externas e internas – Paolo Ferrer”, solté un suspiro, llegué a otra puerta “Subdirección Administrativa- Diego Ferrer. Me di la media vuelta, era del otro lado. Sonreí como tonta.

Ciro: ¿Disculpa?

Me di la media vuelta, sonreí viendo que al menos en todo esta área había alguien que si desquitaba su sueldo.

Danna: Amm, hola. Busco al Señor Ferrer.

Él levantó una ceja confuso, mirando hacia las oficinas que todos decían sus nombres con el apellido Ferrer.

Ciro: ¿Cuál de todos?

El hombre me hablaba demasiado serio.. Tragué saliva.

Danna: Megan mi amiga me dijo que me esperaban para una entrevista para ver si tenía la vacante de la empresa.

El hombre solo apuntó con su lapicero hacia el otro lado.

Ciro: Diego Ferrer no se encuentra, me imagino que él te debió entrevistar. Creo que hablas de Luciano. El Director General de la empresa será quien te haga la entrevista.

Asentí con la cabeza, señalando con mi dedo el otro lado, el hombre me miró de pies a cabeza, asintió con la cabeza… Siguió su camino del otro lado.

Solté un gran respiro, rodé los ojos, si tan solo supiera como se llamaba el tipejo Ferrer hubiera sido más fácil y no hablar con ninguno de estos hombres pretenciosos.

Miré su letrero de su puerta. “Subdirección Mercadotecnia- Ciro Aristegui.

Fui de regreso por el otro lado, de seguro ya hasta molesto por el retraso que tenía. Avancé ahora si dando con el escritorio de la chica que estaba escribiendo en su portátil. Levantó su mirada al sentir mi presencia. Me miraba de arriba, abajo.

Gina: Hola. ¿en que te puedo ayudar?

Danna: Hola, me espera el señor Ferrer.

La chica hizo un gesto como molesta, rodó los ojos, mirándome fijamente.

Gina: ¿Cuál de todos los Señores Ferrer?

Danna: Creo que el señor Luciano Ferrer.

Gina: ¿Cree?

Asentí con la cabeza, miré a la chica de manera tajante, claro, una recepcionista en esta área y ya se sentía la dueña del lugar. Me señaló con su lapicero hacia los sillones de espera.

Gina: Le avisaré cuando pueda pasar. Espere allí.

Solté un gran suspiro haciendo lo que la chica me pidió. Me senté tomando una de las revistas que había en el lugar.

Gina: Señorita.

Levanté mi mirada volviendo a ponerme de pie.

Danna: ¿Si?

Gina: Esas revistas son para los clientes del señor Luciano. No las vaya a romper.

Danna: ¿Disculpa?

La chica se levantó caminando hacia donde me encontraba, la miré entendiendo el por que se creía la santísima Diosa. Tenía un cuerpo perfecto. Puso su mano en la cintura mirando de mala manera.

Gina: QUE LAS DEJES ALLÍ.

Dejé la revista en su lugar, miré la cantidad de ellas que habían… La chica regresó a su lugar contoneándose, desvíe la mirada hacia otro lado. Sinceramente no entiendo por que tenía que ser tan grosera. Hay maneras de pedir y decir las cosas. Esa actitud al menos mi padre nunca lo permitiría con sus empleadas. Todas eran educadas y amables. Como Megan que ella si era demasiado amable y hermosa. No como esta que era una amargada y grosera.

Su auricular sonó. Ella tomó la llamada sin esperar que volviera a sonar.

Gina: - NO SEÑOR. NADIE.

Volvió a dejar el auricular en su lugar.

Bueno ya estaba hasta aquí solo era cuestión de esperar. Me acomodé bajando un poco el vestido que se había subido un poco. Miraba todo el lugar. Emanaba mucha tranquilidad y paz, nadie pasaba en esta área.

Escuché el sonido del ascensor, alguien había subido, esperé a ver si no era otra persona o quizá algunos de esos hombres que iban del otro lado.

Gina: Hola Marcela…

Marcela: hola nena. Vine apenas me enteré que había una vacante.

Gina: Claro. Ahora informo al señor Luciano. Estará encantado contigo.

Miraba a las dos, bueno estaba claro que el hombre haría entrevistas para saber quien es la candidata para el puesto.

La tal Gino tomó el auricular.

Gina: Señor, si llegó la que entrevistaría. Claro.

Entrecerré mis ojos, negué con la cabeza me levanté hacia las chicas.

Danna: Disculpa…

Ellas pasaron de mis palabras.

Danna: DISCULPAAAAAA……

Las dos me miraron fijamente.