Capitulo 11

Luciano:

Llegué al apartamento de Ciro. Me bajé del auto tirando el cigarrillo que venía fumando. Entré al edificio, el portero me saludó contesté el saludo. Oprimí el botón de los ascensores. Las puertas se abrieron. Entré cerrándose las puertas.

Tomé mi móvil borrando todos los mensajes que tenía de Dinora.

Las puertas se abrieron, llegué al departamento de él, iba a golpear cuando la puerta se abrió.

Chica: Hola.

Luciano: Hola.

Rodé los ojos, que parte de si estaba acompañado no entendió. Ciro se despidió de ella tranquilamente, los dos miramos cuando se subió al elevador.

Entré sin esperar a que él me dijera.

Luciano: Creí que estabas solo.

Ciro: Lo estaba, solo que la vecina vino por unas cosas.

Luciano: si claro. No vi que se llevara nada.

Ciro agarró su miembro sonriendo.

Ciro: Cosas que no se dejan pasar.

Tomó dos vasos, le puso hielo y sirvió unos winskys, se acercó entregando mi vaso, él tomó l a botella para sentarse frente a mi.

Ciro: Ahora si. Dime. ¿Qué te trae dando vueltas?

Luciano: Creo que Dinora se va de viaje con otra persona. La verdad me tiene sin cuidado esa parte.

Ciro: ¿Cómo sabes?

Luciano: Es la venganza del viaje de Inglaterra.

Ciro: A que te refieres.

Miré a Ciro negando con la cabeza, le di un buen sorbo al wisky.

Luciano: Me acosté con una chica en el viaje. Estabamos hospedados en el mismo hotel.

Ciro se quedó sorprendido ante mis palabras. Él me conocía y sabía que no era mi actuar.

Ciro: A ver, espera. ¿Me dices que te acostaste con otra mujer estando cerca Dinora? No, en verdad no lo puedo creer.

Luciano: Bueno, la llevé a ese hotel. Claro me vio llegar de ese momento y por un descuido la chica me había arañado el brazo.

Me quité el saco, me quité la camisa dejando ver las marcas de sus uñas en mis brazos.

Ciro: Hermano, no eres así.

Luciano: tenía que hacerlo, quería vengarme. Quizá solo fue un mal impulso. Sé que no debí. Al menos no de la manera en que lo hice.

Ciro: ¿Dinora que dijo?

Luciano: ¿Qué más puede decirme? Claro que se enojó. Pero era mi momento de no dejar pasar lo que también Dinora hizo.

Ciro se dejó caer en el respaldo del sillón. Negó con la cabeza.

Ciro: sinceramente Luciano me sorprendes, siempre has sido un hombre honesto y con los pies bien puestos sobre la tierra. No sé que te hizo actuar de esa manera.

Ni siquiera sé por que lo hice, mis pensamientos parecían no querer quitarse esa chica.

Luciano: Todo empezó como un accidente, luego una cosa pasó a otra.

Ciro aun estaba tan incrédulo ante la situación. Él me conocía de años, siempre como lo dije, actuaba de tal manera que siempre pudiera hacerme responsable por el hecho de saber que hacia bien las cosas.

Ciro: Al menos ¿valió la pena haberte acostado con esa chica?

Luciano: Si, la verdad es que si. Era virgen.

Ciro: ¿Tenemos que preocuparnos por que nos salgan con una chantaje de que serás próximamente papá?

Luciano: No, claro que no. Usé preservativo.

Ciro: ¿Quién es?

Luciano: Hija de un hombre poderoso en Inglaterra. La chica es de muy buen ver, con ese vestido ajustado a su cuerpo en color blanco… Parecía una diosa en verdad. No lo vas a creer pero no logro sacarla de mis pensamientos.

Ciro sonrió mirándome, estaba claro que no podía creer que me haya atrevido a engañar a Dinora.

Luciano: Además con las pruebas que tendré, por que estoy seguro que Dinora no se fue con sus amigas sino con el mismo de siempre, será una base fundamental para terminar esa relación.

Ciro: Solo su padre se ata.

Negué con la cabeza.

Ciro: ¿Tu?

Luciano: no siento nada por Dinora, fue una tortura grande ese viaje. Hicimos el amor quien sabe cuantas veces al día, pero por más que le digo que no hay ese sentimiento ella no reacciona.

Ciro: Habla con su padre.

Negué con la cabeza, lo cierto es que su padre la ultima vez cuando me pidió un préstamo muy fuerte quedó en ir pagando poco a poco, pero hasta la fecha no ha cumplido.

Luciano: Estoy seguro que Dinora solo para que no le cobre a su padre esta conmigo. Amor, ella tampoco me tiene.

Esa parte Ciro si la entendía. Su padre estaba en la ruina y siempre han tenido una vida ostentosa y con un alto nivel socioeconómico, siempre ha sido de las personas pretenciosas que siempre han querido cubrir su vida de lujos. Su padre apostó toda su fortuna en una muy mala empresa y lo desfalcaron, su miedo del padre era que Dinora se enterara, pero ella en una discusión me habló sobre el préstamo, así que no había nada que ocultar, sin embargo ella se aferraba a la vida que le puedo dar y a los lujos que podía obtener conmigo.

Ciro: Entonces ya lo decidiste. No quieres boda.

Luciano: No, no me quiero casar. Mejor me voy a Inglaterra buscando a la chica y me la traigo.

Los dos chocamos los vasos… tomamos un sorbo. Ciro un amigo donde puedo ser yo sin necesidad de ser juzgado. Así que al menos podía contar con él en la amistad y claro en el trabajo.

Danna:

Daba vueltas por la cama de un lado al otro….

Danna: NO ME TOQUES…. SUELTAMEEEEE……

La horrible pesadilla que tuve en este momento me hizo abrir los ojos que estaban llenos de lagrimas… Me llevé mis manos a mi rostro. De nuevo ese mal hombre no solo estaba en mis pensamiento ahora también en mis pesadillas.

Miré la hora en un antiguo reloj que tenía cerca de la habitación, podía escuchar el tic, tac, tic, tac de las manecillas, eran las 4:00 de la mañana. Me levanté, estaba claro que no iba a poder conciliar el sueño. Me dirigí al baño para lavar mi cara. Me miré al espejo… Mi respiración estaba muy agitada.

Mientras daba la hora empecé por limpiar un poco el cuarto, al menos me mantendría despierta. Estaba pasando el trapo en el piso para dejar brillo cuando me detuvo pensando en Jorge.

Sonreí al recordar lo lindo que siempre era conmigo. Miré el lugar que había quedado de lo más limpio que podía pedir.

Me preparé el desayudo, me senté, subí una pierna en la silla, la abracé mientras comía un poco de fruta. La comía muy despacio, jugaba un poco con ella.

Como no acepté a Lester, quizá también si hubiera accedido en ese momento a su petición de matrimonio que mi padre me hizo en conocimiento no hubiera salido, hubiera estado en todo momento él. Solté un gran respiro. Me levanté lavando los trastes. Me metí al baño viendo que no tenía toallas, lo sentía Jorge tendré que usar tu tarjeta para poder solventar estos gastos. Me metí bajo de la regadera, poco a poco se iba mojando mi cuerpo.

Respiré un poco, pensando en lo limitada que estoy en mis cosas, hasta de mis mismos gastos, aunque la verdad era muchas veces que mi padre me enseñó ahorrar, así que aunque tenga que vivir al día lo tendría que hacer. …

Miré la hora, era tiempo de ir por Megan… Ya estaba lista con un vestido blanco y unas zapatillas de tacón corrido que hacían a juego, tomé la carpeta de mi curriculum.

Solté un gran respiro… No me quedaba de otra que enfrentarme a esos tal Ferrer, sean quien sean estaba dispuesta hacerlos pagar, quizá no asesinándolos pero si hacerles daño con lo que más le doliera.

Tomé las llaves, abrí como siempre la puerta peleando con ella, le terminé dando un gran golpe.

Danna: Si también te odio, te odio como a los Ferrer.

Mis ojos se llenaron de lagrimas, empujé fuerte la puerta escuchándose un gran portazo. Le puse la llave… sonreí empezando a caminar para bajar las mil escaleras.

Bajé hasta el cuarto de Megan, antes que tocara ella abrió la puerta. Me sonrió como siempre de manera gentil.

Megan: ¿Lista?

Asentí con la cabeza.

Megan: Te vez muy hermosa, estoy segura que te van a contratar.

Sonreí. Ella miraba mis cualidades físicas, pero yo ya no estaba con la misma seguridad… Las dos terminamos de bajar para irnos a la empresa donde Megan trabajaba. Nos subimos en el auto. Rumbo a ese lugar.

En mi mente solo estaba ese horrible recuerdo. El daño que me habían hecho no tenía perdón. Tanto que ya ni yo misma me podía sentir segura de si misma. Mi dignidad estaba por los suelos, mi autoestima estaba pisoteada por un hombre que nunca tuvo compasión de mi.

Durante el camino Megan no dijo absolutamente ninguna palabra. Tampoco es que quisera hablar mucho.

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Danna

Megan

Luciano

Ciro

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