Capítulo 11 Cinturón de Castidad

Pasan los días, Pietro no ha vuelto por intimidación de mi hermano, pero nos escribíamos casi a diario, (extraño mi teléfono celular...) Llega mi cumpleaños número 15. He crecido un poquito cada día más y mis botones tamaño naranja, florecieron de repente a nivel melón, me he dado un estirón de miss universo; sin embargo, siento que debo seguir siendo tímida e ingenua, a pesar de mis melones, cintura de avispa mi trasero bien definido, que poco se aprecia con el tipo de vestido de la época medieval.

Para mi cumpleaños, me puse un vestido azul celeste con detalles blanco, no es muy exagerado el vuelo de la falda, pero el corpiño es ajustado lo que permite apreciar mis dotes nivel superior, "size D", muy sexi.

No invitamos a mucha gente unas 20 personas allegadas a la familia, entre ellos el Príncipe Pietro y su madre.

Pietro después de estar alejado por 2 meses para evitar la furia de mi hermano, quedó boquiabierto, la baba se le salía como espuma por la comisura de la boca.

-¡Isabella qué te hiciste! ¡Estás como para comerte viva! Perdón, quise decir, estás como para consentirte todo el día, te ves hermosa como un ángel - sonríe un poco apenado, viendo disimuladamente mis melones, están claras sus intenciones de primer plano, me ve como actriz porno. (Je, je, je)

- ¿Bailamos?- me ofrece su brazo, con gusto lo acepto, comenzamos la danza, tipo vals de Strauss, moviéndonos alrededor del salón, Pietro no puede evitar bajar su mirada a mi corpiño delantero.

-No sabes las ganas que tengo de besarte- me susurra cerca de mi oído, pero al mirar de frente observa la cara de pocos amigos de Arnold.

- Tu hermano está muy pendiente de nosotros, es mejor no arriesgarnos- recapacita suspirando; porque, como fruta de aparador, solo puede ver sin tocar la suave frescura que se le ofrece ante sus ojos. Así que fue una velada muy inocente, solamente pudimos tomarnos de las manos, y hacernos circulitos en las palmas a escondidas; apretaba y estrujaba mi cintura en el baile. A pesar de que sentíamos deseos de estar más cerca el uno del otro, no pudimos hacer nada. Terminó la celebración de mi cumpleaños. Nos despedimos con la promesa de vernos en el Instituto de Nobles Magos, viajaríamos en una semana.

Al día siguiente, me despierta mi madre Catalina La Immensa:

-¡Hija, despierta!-

-Madre, ya, por fa, déjame dormir un ratico más, me acosté muy tarde son como las 5 de la mañana - me quejo como niña, y me cubro la cabeza con las sábanas.

- ¡No, no, no, no, vas a levantarte de inmediato!, ¡No tengo mucho tiempo para el hechizo! La hora del alba es la ideal -

Bajo las sábanas de inmediato, -¿Qué nueva locura se le ha ocurrido a mi madre?- pregunto sorprendida.

- Voy a proteger tu virtud,

Arnold me contó que has estado muy cercana al Príncipe, y no me voy a arriesgar de que hagas una locura antes del matrimonio- me dice con su rostro severo.

-Madre, descuida, no haré ninguna locura, no soy tonta- le contesto para tratar de calmarla. El traidor de mi hermano ya soltó la sopa, no se pudo contener, me lo tenía que suponer, pero me las va a pagar.

-Isabella, yo también fui joven y hermosa como tú, y también me eduqué en el Instituto de Nobles Magos, y sé muy bien lo que sucede en ese sitio... Por lo tanto, soy una madre que prefiere prevenir que lamentar, no me voy a arriesgar a que me vengas con un embarazo no deseado -

-Los hombres dicen amarte mucho para conseguir la fruta prohibida, y luego que la magullan y le dan dos probadas, la desechan sin compasión, una vez mordida por todas partes, para que se pudra y nadie las quiera - reflexiona mi madre, es natural su pensamiento medieval.

-¿Y qué se te está ocurriendo hacer conmigo? Me vas a dar yerbas antibebés - le sonrío esperando esa actitud de madre comprensiva, aunque estoy desconfiando de sus métodos.

-¿Qué dices? ¡Ni loca, voy a permitir que entregues tu virtud fácilmente! Haré algo mejor- me sonríe maquiavélica.

-Te haré el hechizo del "Cinturón de Castidad"- se siente orgullosa de la idea.

-Madre ¿En qué consiste ese hechizo?. No suena muy agradable lo que dices, ¿Acaso es algo doloroso? - me estoy imaginando los cinturones de cuero y metal con un candado en la parte central para que no haya contacto físico en esa zona íntima, con un hueco posterior para las necesidades del 2 y otro para el 1.

- Es un hechizo para tus partes íntimas, no podrá ser traspasada por nadie, hasta que cumplas 18 años y te cases; revertirlo será mi regalo de bodas-

-Madre, por favor explícame bien, no logro entender, ¿Cómo será eso? - ya me está preocupando.

- ¿Me vas a colocar una cosa pesada con candados allí en mis partes? ¿Cómo voy a hacer mis necesidades? ¿Voy a poder asearme y sentarme? ¿Y cuándo me lleguen "esos días" del mes qué haré? ¿Y cómo voy a dormir? ¿Hace ruido cuando camine, como si llevara un sonajero en mi capullo? ¿Se darán cuenta todos a mi alrededor que tengo esa cosa puesta?- Abro los ojos exageradamente, mientras me imagino esa tortura en mi cuerpecito.

-¡No niña, nada de eso!, los hechizos no necesitan de un implemento metálico puesto ¿De dónde sacas esas ideas locas?- se ríe mi madre de lo que digo.

-¡Espera, espera madre! ¿Y cómo desaparecerá el hechizo?-

-Solamente yo podré revertirlo cuando te cases- dice orgullosa.

- ¡Nooo madre!, ¿Y si te pasa algo? Mueres o te quedas mudas o pierdes los brazos, te da un ataque isquémico, entonces ¿Nadie podrá revertirlo y yo me tendré que quedar para vestir a la Diosa del Templo, virgen por el resto de mis días?- quiero que entre en razón y no lo haga, pero se le ocurre una idea mejor.

-Tienes razón los imprevistos pueden ocurrir... Desvístete que hoy es el día del recambio del agua de la tina, está muy limpia, métete allí y siéntate dentro del agua tibia, en posición de meditación, que voy a recitar el hechizo-

No podía hacer nada, mi madre estaba decidida a cuidar mi castidad, me siento desnuda dentro de la tina, con el torso inferior desde mi ombligo, sumergido en el agua, con las piernas cruzadas en posición de Buda.

Comienza a recitar un hechizo con sus dos manos metidas en el agua que rodea mi torso inferior. Se encienden sus manos con un brillo de luz mágica, toda el agua se torna con el mismo brillo de luz:

..."Ni bajo la luna, ni bajo el sol, ningún hombre la barrera de castidad podrá traspasar. Virgen, casta y pura, a los 18 años llegarás. Hasta que el beso del amor verdadero, bajo el santificado matrimonio, la barrera destruirá. Quien intente a la fuerza, en contra de esta voluntad entrar, su pinche pincho jamás volverá a levantar"...

Culmina el hechizo, saca sus manos ya sin el brillo de la magia, para decir orgullosa de su acto:

-Te protegí también, contra cualquier violador que se atreva a tocarte ¿No te parece maravilloso? - con una amplia sonrisa asiente, felicitándose ella misma por su hazaña.

- ¡Madre me convertiste en "La Bella con el Capullo Durmiente"!- pego un grito aterrada.

Ahora no se sí reír o llorar por la mala suerte de vivir en esta época, donde la virtud de una mujer está puesta en su himen; todo lo demás: la higiene, los baños, las comidas, TODO se quedó corto, como un problema menor, ante esta situación. ¡Pobre de mí! ¿Y ahora? ¿Cómo se supone que enamoraré a Pietro para que no me decapite en el futuro? Definitivamente, me tendré que poner muy creativa, del ombligo para arriba, porque de mi ombligo para abajo ¡Estoy muerta!

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