Capítulo 8 El Gato y El Ratón

Pietro se aleja, porque el Emperador  está

Solicitando su presencia. Mientras se aleja, piensa que Ken parece no ser tan bueno como aparenta...

Pietro llega al despacho del Emperador:

-Buenos días, Padre. Sol del Imperio, que no tiene fin- hace una reverencia

-Hijo necesitamos hablar sobre tu futuro, deja las formalidades por ahora-

- Lo escucho padre-

- La Emperatriz y yo hemos conversado y decidimos que te debes comprometer en tu cumpleaños número 16 a finales de este año, con Isabella L' Hermosilla Mondorf, la hija de mi hermanastro Germán, el Archiduque Mondorf. Esa decisión espero la aceptes de buen agrado, ella es una chica hermosa y con las mejores características para ayudarte, en su momento a gobernar este Imperio-.

- Sí padre, esa decisión me complace y la acepto con agrado - Pietro sonríe, en su mente no deja de pensar en lo bien que lo pasó con Isabella mientras montaban a caballo. Ahora en su mente cochambrosa, solo piensa en ir a montar pero no precisamente a caballo con Isabella.

Pietro reconoce que no hay otra chica tan bien educada como Isabella para que sea su futura Emperatriz.

(En esa época no estaba mal casarse entre primos, o tíos y sobrinas, se creía que el linaje real se mantenía en la familia de esa manera. La realidad es que lo que se mantenía eran las taras genéticas, por eso tantos príncipes con hemofilia en el pasado).

El Emperador continúa hablando, Pietro regresa de sus pensamientos libidinosos con Isabella.

- Por ahora ustedes son amigos, pero con el tiempo, de seguro podrán amarse, ya supe que salvaste su vida, eso fue muy significativo para el compromiso - finaliza el Emperador.

- Puedes retirarte, debes ir a visitarla con más frecuencia, según supe por mi hermano, en octubre de este año, iniciará sus estudios en el Instituto de Nobles Magos. Allí debes protegerla y cuidar de que nadie te la arrebate, mi hermano dejó en claro para aceptar el compromiso, que si alguno de ustedes se enamora de otro, pueden romper el compromiso sin perjuicio alguno, pero eso no debe suceder; ten presente que mi hermano es un gran aliado, maneja el ejército más numeroso de este Imperio - explica minuciosamente la importancia de esa unión.

- Entiendo padre, por mi parte no romperé ese compromiso, ella es a quien quiero a mi lado como mi Emperatriz. Con permiso, me retiro- El Emperador permite su retiro del salón, satisfecho por la respuesta de su hijo.

Ha pasado un mes desde la última vez que visitó a Isabella, está emocionado por volver a verla, es agradable hablar con ella, es divertida y amena, además sus labios... no deja de pensar en ellos.

Es verdad, lo que le dijo a Ken; Isabella ha cambiado mucho desde el accidente del estanque, antes iba al Palacio todos los días, no lo dejaba ni a Sol ni a Sombra, se le pegaba como una ladilla en las pelotas, se veía enfermiza y mimada, utilizaba vestidos extravagantes y ridículos, y esa forma de maquillarse parecía payasa de circo por no decir, cabaretera.

Ahora, ella ya no viene al Palacio, es él quien está detrás, en todo un mes que no ha ido a visitarla, ella tampoco lo ha hecho, su manera de vestirse y la simpleza de su maquillaje dejan al descubierto un hermoso rostro que lo ha deslumbrado y que logra cautivar a cualquiera que la ve y a él lo tiene arrastrando la cobija. Hasta temor y celos le produce, que otro se fije en su Isabella y se la arrebate. Por eso, debe buscar una excusa para ir a visitarla. Recuerda que le prometió enseñarle a nadar.

Se presenta en la Mansión de los Mondorf:

Rosy, se apresura a subir hasta la habitación de su señorita.

-¡Señorita, Señorita el Príncipe vino a visitarla! -

-¡Por fin el Príncipe de mis baños limpios, quiero decir, el Príncipe de mis sueños lindos está aquí!- dice Isabella con una risita traviesa, Rosy cubre su boca, porque le dio gracia lo que dijo su señorita.

- ¡Ya voy bajando, más rápido que inmediatamente!- rauda y veloz baja por el pasamanos de las escaleras, Pietro la ve y se apresura en correr para atraparla, ella en su mente caería graciosamente en los brazos de su Príncipe Bellosimpar, como ocurre en todas las Novelas románticas. Pero, la realidad fue que cuando cae encima de él su peso y la gravedad hicieron que los dos rodaran por el piso. Ella queda encima de él y ambos comienzan a reírse a carcajadas, se levantan, ella está riéndose pero apenada, literalmente lo aplastó; él la ve hermosa porque ha crecido, sus pechos se están haciendo más pronunciados. Pietro se da cuenta, y traga en seco.

- Isabella, cada día te ves más apetecible, perdón quiero decir, más agradable y hermosa- se ruboriza porque sus pensamientos lo traicionaron cuando la sintió encima de él.

- Gracias Pietro, tus palabras son muy tiernas ¿Qué te trae por aquí?- pregunta acomodando su vestido, con una amplia sonrisa, ella entiende perfectamente lo que quiso decir y no son "nada tiernas" sus palabras.

- Isabella, no he olvidado la promesa de enseñarte a nadar, traje a Nube y a Pegaso, para llevarte cabalgando hasta el lago- sonríe con doble intenciones.

-¡Oh, eso será magnífico!, pensaba que ya te habías olvidado de tu promesa, voy a subir para ponerme un traje apropiado para cabalgar y recoger mi bañador- sonríe tímida.

- Nunca olvidaría una promesa hecha hacia ti- le da un beso en la mano. Se separa y sube emocionada.

Baja al cabo de pocos minutos con un bolso con toallas y algunas cositas para picar, además se había puesto debajo de su traje de equitación, un diminuto bikini blanco, confeccionado perfectamente por sus hábiles manos de costurera, (oficio aprendido por la imaginación de esta novela mágica, hecho para esa ocasión precisamente).

Isabella no iba a dejar escapar este encuentro, para seguir con el ataque hacia el Príncipe, buscando que caiga en sus redes de villana, porque ahora en sus pensamientos decidió ser la prota de esta novela.

Ya estaba impaciente porque no lo había vuelto a ver en todo un mes; estuvo a puntico no más, de ir hasta el Palacio a buscarlo, luego recordaba el "juego del gato y el ratón", ella siempre debe comportarse como el ratón, para que el gato crea que está atrapándola, cuando la verdad es que como el ratón, ella debe salir a corretear provocativa, para que el gato sea quien la vea y la persiga, emocionándose de poder obtener su presa.

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