capitulo 10

Claudia.

Estuve toda la semana tratando de mantenerme la distancia con Alejandro, me tienen muy confundida, las cosas que causa en mí nunca las había sentido, no puedo acercarme a él hasta no estará segura de lo que siento.

He pasado la mitad de mi vida, amando y anhelando el amor de Pablo, ahora que mi amor es correspondido, no podemos estar juntos. Es un amor que debo dejar atrás.

No voy a negar que me fue difícil, pero no puedo negarle la oportunidad a un inocente de tener una familia. Después de mi conversación con Pablo, volvía a la cafetería, Camila seguía esperándome en la cafetería.

-Cómo estás.- me pregunta Camila.

-Un poco tranquila.- le contesto desanimada.

-Estás segura, de que hiciste lo correcto.

-A decir verdad, no lo sé.- le respondí.

-Sabes que tienes mi apoyo, llevas tantos años esperando por Pablo, que no quiero que te arrepientas después.

-Lo he pensado, pero no puedo estar con él sabiendo qué lucero espera un hijo suyo, no podré tener paz, aparte de eso, no puedo olvidar la forma en la que ellos se burlaron de mí.- me duele, pero sé que es lo mejor.

- tienes razón amiga\, te conozco y no tendrías paz. - me responde ella.

Estuve conversando un rato más con Camila, hasta que llegó la hora de volver a clase, era nuestro último día de clase y terminaríamos el semestre, en unos días sería la graduación de los chicos y los padres de Pablo tienen organizada una gran fiesta, había pensado en no ir, pero no quiero dejar solo a Alejandro en ese gran día, hoy después de clase iré a comprar su regalo, no sabía que regalarle, hasta que recordé que en unas de nuestras tantas conversaciones, él mencionó que amaba los relojes, así que fui directo a conseguirle uno, fue un poco difícil, pero conseguí el perfecto para él.

El día termino, como lo había planeado, los siguientes días, trate de comunicarme con Alejandro, pero me fue imposible, quizás estaba ocupado con todo lo de su grado.

…

Claudia estuvo intentando comunicarse con Alejandro, pero todas sus llamadas fueron rechazadas, ella decidió dejarlo y esperar el gran día para verlo. Por alguna razón lo extrañaba más de lo normal y deseaba verlo.

…

Alejandro.

El día que tanto había deseado y por el que mucho había trabajado había llegado, pero no me sentía feliz, hace 4 días no veo a Claudia, desde que la Vi con Pablo, decidí no interponerme entre ellos, por eso he rechazado cada una de sus llamadas.

Sé que lo más probable es que hoy la vea, debo ser fuerte, era mejor cuando vivíamos peleando.

-Estás listo cariño.- dice mi madre, entrando a mi habitación.

-Eso creo.- le respondo acomodando mi traje.

-Estás guapo hijo, estoy tan orgullosa de ti.- dice con una lágrima rodando por su rostro

-Gracias ma.

-No te veo feliz Alejandro, hoy es un gran día, pero no veo ese brillo en tus ojos.

Dicen que las madres ven con los ojos del alma, he tratado de no mostrarme triste en su presencia, pero tal parece que no puedo ocultarle nada.

-Estaré bien madre, tú no te preocupes.- le doy un beso en la mejilla y ella solo niega con la cabeza.

Después de media hora salimos rumbo al lugar en donde se llevaría el evento, como lo había imaginado ahí estaba Claudia, llevaba puesto un hermoso vestido azul rey, su cabello suelto en ondas y que mejor accesorios que su sonrisa, evite su mirada todo el tiempo, Camila y sus padres también estaban presente.

Cuando todo termino, salí rápido y subí a mi coche, qué cobarde verdad, pero es que si les soy sincero, me siento ridículo, me monte en una patineta al pensar que tendría una oportunidad con ella, me siento tan patético.

Después de casi una hora llego a casa de mis tíos, no quería asistir a la celebración, pero que les diría a mis padres. Poco a poco la gran casa se fue llenando, mis padres me ubicaron y se sentaron a mi lado.

-Todo quedó hermoso, no crees hijo.- me habla mi madre.

-Si, todo está perfecto.- le dijo sin ánimo, ya llevaba más de 4 copas.

-Alégrate, hijo, ya eres un profesional.- agrega mi padre.

-Vaya, Claudia, sí que es hermosa, no puedo creer que sea la misma niña que solía jugar contigo, hijo.

Levantó la mirada ante las palabras de mi madre, y la pude ver, ella caminaba hacia nuestra mesa, sentí mi respiración acelerarse, mis manos sudaban, así que desvié la mirada.

-Buenas noches, señores López, qué gusto verlos.-su voz era agradable.

-Buenas noches, mi niña, el gusto es todo mío, mira nada más lo hermosa que estás.- mi padre como siempre.

-Muchas gracias, usted también está muy guapo, señor Alejandro.

-Y que puedes decir de mí.- pregunta mi madre entre sonrisa.

-Señora Virginia, sabe muy bien que en esta sociedad usted es de las mejores vestidas, está hermosa.- mi madre sonríe ante sus palabras.

-Gracias princesa.

-Les molestaría, si hablo un momento con su hijo.- pregunta ella.

Me tensé por un momento, había conversado con mis padres y como si no estuviera presente, ahora quería hablar.

-Ahora no, hija de papi y mami, ve mejor de compras, tengo cosas mejores que hacer, que perder mi tiempo hablando contigo.- le grito, mirándola a los ojos.

Todos los que estaban cerca de la mesa y que había escucha se quedaron en silencio, que había hecho, me deje llevar por la rabia, que no medí mis palabras.

-Que ocurre contigo.- me grito mi padre.

-No se preocupe, señor Alejandro, quizás fui inoportuna y lo moleste.- su voz, se escuchaba suave y entrecortada.- felicidades Alejandro.

Fue lo último que dijo, antes de dejar una caja sobre la mesa y marcharse, no sabía qué hacer, solo la vi marcharse.

-Eres un completo idiota, a una mujer no sele trata de esa manera.- el enojo de mi madre era evidente.

Ella tenía razón, no había razón, para hablarle de esa manera, ella no tenía culpa de mis sentimientos. Tomo la caja y la abro, en ella está un hermoso reloj, sabía que era un diseño exclusivo, ya que es unos de mis accesorios favoritos., Así que los colecciono, En la parte de atrás estaba grabada la A.

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