Capitulo #11 Nuestra hija.

Y no era para menos, el quirófano estaba lleno de especialistas y en especial un hombre con la vestimenta adecuada para estar dentro del lugar pero sin ser médico, se podía ver qué debajo de esa bata azul había un traje hecho a la medida, el aura de un imponente hombre se podía sentir en todo el lugar...

Médico Antonio: Que hace usted aquí?. esta es una operación muy delicada, así que por favor salga..

Sebastian saco una Desert Eagle de su cintura (una pistola semiautomática) con sus ojos fijos en Antonio pronunció unas pocas palabras.

Sebastian Sandoval: Asegúrate de que la operación sea todo un existo o todos aquí morirán junto contigo..

António entendió quién era el hombre enfrente de el, solo asintió y siguió su camino, no era el momento para una discusión, además no quería poner a todo el equipo de trabajo nerviosos..

Samantha estaba bajo tratamiento y gracias a Eso no se dio cuenta del comportamiento de su progenitor.

Isabella estaba afuera preocupada por su hija y su madre que aún no terminaba de llegar, estaba tan concentrada en sus pensamientos que no se percató de la ausencia de personas en el lugar.

cuatro horas habían pasado hasta que Antonio salió de la sala de cirugía, Isabella estaba sentada en el frío piso y al verlo salto encima de el..

Isabella Gaona: dime cómo está mi nena?.

médico Antonio: la nena está muy bien, la operación fue todo un éxito, está en recuperación..

Isabella Gaona: cuándo podré verla?..

Médico Antonio: su operación fue delicada, debes esperar hasta mañana, te recomiendo que vayas hasta tu casa y descanses, ella está en buenas manos.

Isabella Gaona: de aquí no me iré hasta no ver a mi hija, no podría dormir ni descansar hasta no poder ver su carita de nuevo.

Médico Antonio: está bien, puedes quedarte en su habitación, solo procura descansar por favor.

Isabella Gaona: Gracias Antonio por tu apoyo..

Antonio miro a Isabella con ojos tristes, ella era una joven con tantos sueños y ahora le tocaría estar relacionada con ese hombre adinerado y tan posesivo como Sebastián Sandoval.

Isabella no presto atención a su mirada y decidió entrar a la habitación que le había sido asignada a su hija luego del incidente con aquel hombre.

La habitación estaba totalmente vacía y sus pertenencias habían desaparecido, se sintió extraña por que nadie le aviso del cambio de planes, se regreso a su antigua habitación y ahí estaba todo color lila, habían decorado toda la habitación con arcoiris, los peluches y los globos estaban por todos lados, había una gran cantidad de regalos y era tan hermoso.

Algo no estaba bien, pues ella no había ordenado tanta decoración, ¿podría ser que la ausencia de su madre se debiera a qué ella y sus hermanos estaban preparando está sorpresa para Samantha?.

Sabía que era la habitación de su hija por qué en los globos decía el nombre de la pequeña Samantha, el cansancio se apoderó de ella y decidió recostar su cuerpo para descansar un poco sin dejar a un lado a su hija..

Despertó en medio de su pesadilla más concurrente, era sobre aquella noche cuando su vida había cambiado, miro el reloj y ya eran pasadas la media noche, su estómago rugía de hambre, así que decidió ir a la cafetería por algo de comida, pero al llegar se percató de algo y era que estaba sola, ella se volteo y observó que no había nadie más que ella en el lugar, el silencio era el principal protagonista, seguido por el sonido de los grillos.

Corrió hacia la salida y ahi estaba un gran grupo de hombres custodiando las instalaciones, algo raro estaba sucediendo y si lo que sospechaba era cierto, su hija no estaría sola, ese hombre estaba presente en el lugar y ella ya no tenía ninguna duda.

Isabella corrió nuevamente hacia los pasillos en busca de algún personal, pero no había más que hombres fuertemente armados, trato de buscar a Antonio pero tampoco estaba en el lugar..

Tomo valor y entro a la sala de recuperación y ahí estaba el, ese hombre que tanto odiaba, el acariciaba el suave rostro de su hija con tanta dedicación.

Isabella Gaona: que haces aquí lárgate..

Sebastián estaba parado enfrente de la camilla de Samantha con su mano en su sedoso cabello y sus ojos estaban fijos en el pecho de su hija, estaba pendiente de que ella estuviera respirando, tenía un miedo interior de que algo le pasará a la niña, no tenía por qué mirar a la puerta, el sabía que en algún momento ella entraría.

Sebastián Sandoval: has silencio, nuestra hija acaba de salir de una gran operación, ahora sientate o te sales de la habitación..

Isabella Gaona: tu eres el único que sobra aquí, así que mejor te vas o soy capaz de sacarte yo misma y quita tus sucias mano de mi hija.

Sebastián volteo su rostro en busca de la mirada de esa pequeña mujer que lo amenazaba sin miedo en sus ojos.

Sebastián Sandoval: no me gustaría tener nuestra primera discusión delante de la niña, ahora por favor hazme creer que eres una mujer madura con un pequeño tamaño..

Isabella quería matarlo, pero no era el momento, ese hombre no la dominaría jamás, se sentó y guardo silencio, de vez en cuando observaba el gran tamaño que tenía el hombre y dejaba su mente volar.

Al contrario de Sebastián que por primera vez en su vida había estado nervioso, mientras los hombres estaban operando a su hija, el caminaba de un lugar a otro, no podría imaginar perderla sin aún haberla conocido..

El quería compartir con la niña, quería conocer todos sus gustos, no podía negar que tenían un gran parecido y que lo había conquistado a primera vista..

Sebastián Sandoval: cuentame de ella.

Isabella estaba en shock, no creía lo que sus oídos estaban oyendo, sin embargo ella siguió de piernas cruzadas observando a su nena.

Sebastián Sandoval: a preguntado por mi?.

Isabella se sentía irritada por sus preguntas y es que ese hombre era un descarado, acaso se le había olvidado como el esa noche la violo, ella lo siguió ignorando, cerro sus ojos para por lo menos no verlo.

Sebastián Sandoval: si sigues con tu comportamiento de niña, me la llevaré en lo que esté de alta, así podré conocerla yo mismo.

Isabella sintió como si su estómago se hubiese volteado y el mundo le cayera encima, su rostro estaba como una hoja de papel blanco y al abrir sus ojos en ellos solo había odio y rabia.

Isabella Gaona: sobre mi cadáver separas a mi nena de mi, ella es solo mía.

Sebastián Sandoval: tu también irás con nosotros, te guste o no, y ambas serán mías.

Isabella Gaona: jajajaja sigue soñando..

Sebastián le regaló una sonrisa ladina para luego dejar el lugar, ya estaba más tranquilo por la salud de la nena y el era un hombre de muchos negocios que necesitaban de su atención, le dejaría solo un poco de espacio para que ella pueda estar con su niña, mientras el saldría a fumarse un cigarro, lo cual solo lo hacía cuando estaba estresado.

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