ME VOY A ITALIA

Llamé varias veces a Ariana más nunca salió y no contestó mis llamadas ni mis mensajes. Su papá salió y me corrió.

Subí al auto y me puse a conducir. Sentí un golpe atrás, perdí el control del volante y choqué contra un camión de carga pesada. Pegué la cabeza contra el volante. Me sentía mareado, sentía como algo caliente bajaba como corriente por mi cara, mi vista se nubló y perdí mi conciencia.

ARIANA

Sebastián estuvo un rato afuera de la casa llamándome varias veces. Él debe entender que lo nuestro terminó. Mi padre salió y prácticamente lo corrió.

— Ariana necesitamos hablar— entró mi padre a mi cuarto.

— Dime papá.

— No quiero que cada vez que Sebastián se emborrache venga y haga un espectáculo. Además, quiero que te desligue de él para siempre.

— Papá. No podré desligarme de Sebastián.

— ¿Por qué? Te irás a vivir a Francia por un tiempo.

— No quiero. Menos ir Francia.

—Te iras mañana y es por un tiempo, no es algo definitivo. Solo para mientras las aguas se apaciguan y Sebastián se da por vencido contigo.

— Estoy embarazada— callé y lo vi con lágrimas en mis ojos.

— No lo puedo creer. ¿Y él sabe?

— Si lo sabe.

— Bueno, quiero que viajes y te distraigas, es momento de que tu vida continué pero no con Sebastián. Él no te ama. Quien ama no hace lo que él hace. El amor es respeto.

— Pero no quiero ir a Francia. Iré a cualquier parte menos ahí. Tampoco quiero ir sola. Papá estoy embarazada.

— Como le haremos, no puedo dejar la empresa así y tu mamá es mi pilar fuerte. Vas sola.

— Voy a ir con una amiga. Trataré de convencerla.

— Llámala, regreso en unos minutos.

En un momento pensé en Amelia pero, ¿cómo podría arrastrarla en esto? ¿cómo podría decirle que deje la universidad? Seria egoísta de mi parte. Iré sola, al final pues solo es unos meses.

Me acosté, abracé mi almohada y empecé a llorar. Lloraba por todo.

Mi padre entró al cuarto nuevamente.

— Decidiste.

— Si padre, iré a donde tú decidas pero no a Francia.

— Está bien. Tengo una prima en Italia, creo que te puedes quedar con ella. ¿Irá tu amiga?

— No irá. Con tu prima es suficiente.

Mi papá se acercó y limpió mis lágrimas.

— Mi hija preciosa. No llores más por ese canalla.

— Papá, todo esto me duele porque yo amo a Sebastián.

— Estaremos viajando tu mamá y yo, una vez al mes para verte.

Mi padre me abrazó. Al rato vino mi mamá a ayudarme a empacar.

— Ya me dijo tu papá que estás embarazada. ¿Estás segura que quieres viajar?

— Si. Estaré bien mamá. Solo es por algunos meses. Me hará bien respirar aire fresco, diferente y un cambio de lugar no cae mal.

Empacamos. Mi madre salió y yo me acosté a descansar. Mi vuelo salía a las 6 de la mañana.

A la mañana siguiente...

Me levanté y me alisté para que mis padres me llevarán al aeropuerto.

En el aeropuerto, me despedí de mis padres y subí al avión. Varias horas de vuelo. Llegué á Roma. Una mujer como de unos 45 años estaba con una pancarta esperándome.

— Hola. ¿Tú eres Ariana?

— Si. Tú eres la prima de mi padre.

— Si, soy Cecilia. Vamos, debes venir cansada.

— Si.

Subimos a un auto negro muy elegante. El chófer nos llevó a una mansión de lujos. El barrio era muy sofisticado.

— ¿Es un barrio exclusivo?— le pregunté.

— Pues si. Aquí estarás bien. Tú papá me contó que estás embarazada y que te cuide mucho. Tal vez hablamos de eso, en algún momento.

— Tal vez— sonreí— ¿Puedes decirme dónde está mi cuarto? Me siento cansada por el viaje.

— Si. Antes de llevarte a tu cuarto. Quiero decirte que no vivo sola, vivo con mi hijo, Joan.

— Está bien.

Cecilia me llevó al cuarto. Era un lugar muy bonito con una decoración increíblemente hermosa. Cecilia salió y yo me quedé para reposar un rato. La imagen de Sebastián vino a mi mente. Cerré mis ojos y me quedé dormida.

TOC TOC

—¿Puedo pasar?— la voz de un hombre.

Me levanté y abrí la puerta. Ahí estaba un hombre joven de ojos azules, tez blanca y de cabellera castaña.

— Perdón, ¿quién eres? — le dije con una cara confundida.

— Soy Joan.

— ¿Joan? Pensé que era un niño pequeño— Sonreí— pero eres más o menos de mi edad.

— Vine a darte la bienvenida. Lo que no me había dicho mi madre es que eres muy bella.

— mmm okey, en primera creo que somos como primos en algún grado, así que estoy fuera de tu liga. Además, soy una mujer embarazada y recién divorciada. Asi que, no me molestes por favor.

— Empezamos con el pie izquierdo. Solo quería darte un cumplido. Me retiro y te dejo descansar. Perdón si te sentiste ofendida.

Joan se retiró.

¿Qué acabo de hacer? Si yo solo soy una invitada y él solo dijo que era bella. Pero no me gusta que me molesten.

Me senté en la cama. Saqué mi laptop. Abrí redsocial para chatear con Amelia pero ella estaba desconectada, así que solo le envié un saludo. Cerré la laptop.

Me senté a un lado ventana. Estaba Joan en el jardín leyendo un libro.

— ¿Puedo pasar?

— Si— entró Cecilia con una charola.

— Te traje algo para comer. Seguro tienes hambre.

— Realmente no tengo apetito pero puede dejarlo ahí. Luego me lo como.

— Ya vino mi hijo. Quiero presentartelo.

— Ya vino él a presentarse solo. Tengo una pregunta. ¿Usted es prima hermana de mi papá en que grado?

— Primos lejanos pero familia al final. Deberías comer.

— Si. Lo haré.

— Tu padre me dijo que te divorciaste.

— Que no le dijo mi papá. Si me recién divorcié. Eso creo. Porque apenas ayer él firmó los papeles.

— Ningún divorcio o separación es fácil, más hay traiciones de por medio.

— Mi padre le contó eso también.

— No. Hablo desde mi experiencia personal. El padre de Joan me abandonó por irse con una jovencita que quería su fortuna pero lo que no sabía es que la fortuna es mía y de Joan.

La miré con una cara de tristeza y empecé a llorar.

— Puedes decirme lo que desees. Estoy para ayudarte.

— Mi esp.. digo, el padre de él con trampas hizo que me casara obligada con Sebastián, así se llama mi ex, tuve que dejar a mi novio y casarme. Lo que yo no sabía es que Sebastián tenía encuentro con una mujer.

— ¿Los obligó a los dos a casarse? pero ¿por qué?

— ¿Como es la historia? Mmm.. hace unos años, cuando tenía 17, me fui a un crucero, conocí a Étienne, un francés y nos hicimos novios, novios de distancia, lo que no sabía es que él estaba por casarse y así estuvimos de novios 2 años. Y él felizmente casado. En ese crucero también están Sebastián, supuestamente según él, se enamoró de mi a primera vista, yo ni lo noté. Una vez platiqué con él, me acuerdo, en un evento que organizó su papá, pero lo rechacé prácticamente. Y desde ese día el empezó una relación sexual con la mujer que ahora está embarazada. Según el, él quería terminar la relación pero que ella lo chantajeaba. Y cuando viajé a París por motivos de estudios de mi carrera, en redes salió un escándalo por parte de la prensa de él y ella.

— Que complicado esto. Pero no lo amas porque te casaste obligada. Es un motivo para sentirse bien.

— Lo que pasa, es que después de algunos meses y ver su trato hacia mi, fui cediendo poco a poco y me enamoré de él. Yo amo a Sebastián pero no puedo perdonarlo.

— Dices que ella lo chantajeaba.

— Eso es lo que dice él. Hay una verdad y es que me engañó y tiene a esa mujer embarazada.

— Ariana, puede que él diga la verdad o que diga una mentira. ¿Tú sientes que él te ama?

— Él me ha pedido perdón varias veces, ha tratado de hablar y de justificarse pero no quiero más. No quiero sentir nada.

— No se si esto que te voy a decir sea algo erróneo o no, pero debes aclarar la situación con él, porque puede que él te ame y que ella lo chantajeaba. Hay mujeres tóxicas, mujeres que les encanta destruir o tal vez ella estaba enamorada de él y hace su lucha.

— No se. Lo único que quiero es olvidarlo.

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