TE ODIO.

Sujeten a la princesa.

- Ustedes no pueden tocarme! Si lo hacen mi padre los torturara!

Los guardias estaban en un dilema, tenían que obedecer a su príncipe heredero pero la princesa también pertenecía a la realeza.

- No me dejas más opción.

Alessandro empezó a controlar a sus sombras, era portador de la magia de la oscuridad, rayo y viento, un tri usuario al igual que su padre.

- Nunca te perdonaré esto, te odio! Te has vuelto alguien cruel, nunca tomas en cuenta nada de lo que quiero!

Sus palabras iban acompañadas con lágrimas de dolor, su hermano hizo que sus sombras encerraran a la princesa en una esfera donde no pudiera salir.

- Al menos debió escucharla, si sigue así perderá el amor de su hermana.

Gritó Luna, pero lo único que obtuvo por respuesta fue una mirada de odio hacia ella.

- Qué te dijo nuestro hijo?

- Fue emboscado, cuando terminó de mostrarle los alrededores al príncipe René se separaron y él se quedó a inspeccionar todo el bosque.

Los padres de Alessandro estaban en su alcoba, tocando el tema del incidente de su hijo.

- Por qué a él?

- Nuestro hijo se ganó enemigos cuando se supo que él era el elegido por las bestias divinas, muchos codician el poder de ellas.

- Y para poder obtenerlas..

- Si, para que las obtengan tienen que matar a su dueño es decir.. a Alessandro.

- Nosotros no vamos a permitir eso.

- Claro que no, por algo somos sus padres, seremos su escudo y protegeremos a nuestros hijos.

Derec abrazó a su esposa tratando de calmarla, sabía más que nadie lo mucho que se preocupaba por sus hijos, pero ella no era la única.

Él también estaba preocupado, los atentados contra su hijo son muchos, tuvo que deshacerse de algunos a espaldas de su esposa para que no se alarmara más ni le entrara a la mente tener que luchar junto con él.

TOC TOC.

- Iré a ver..

Dijo Derec dándole un beso en la frente a su esposa, cuando abrió la puerta se encontró con algunos rostros preocupados, eran los guardias personales de su hija.

- Qué él hizo qué?

- Creíamos que lo tenía que saber.

- Qué ocurre?._ Preguntó Alessia desde dentro al notar la voz molesta de su esposo.

- Debo atender un asunto, espérame aquí cariño.

El emperador salió molesto, sus hijos cada vez parecen estar más distantes, la actitud de Alessandro cada día empeora y su hija parece odiar a su hermano.

Cuando llegó a donde ocurrieron los hechos, escuchó los llantos de su hija, ella estaba encerrada en una esfera oscura, era la magia de su hijo que no la permitía salir.

- Dónde está mi hijo?

- El príncipe se llevó con él al invitado de la princesa.

- Ya veo por donde va todo esto.

Dijo mientras revertía la magia de Alessandro para poder liberar a su hija de allí.

- Con qué intensiones te acercaste a mi hermana?

- Ahora si se preocupa por ella?

- Siempre.

- Pues no lo parece, solo es un maldito egoísta que la hace llorar!

Luna estaba enojada, nunca había visto a un hermano tratar así a su hermana, ella con su hermano podrán estar en desacuerdo en algunas cosas pero siempre se respetaban y escuchaban cuando uno más lo necesitaba.

- Quién eres tú para insultarme?

Gruñó Alessandro, él se había llevado a Luna para interrogarlo, toda su vida fue así, desconfiaba de la gente, desde que se le confió el bosque de las bestias divinas, las personas se le comenzaron a acercar por interés y eso a él le molestaba.

Incluso cuando se fue para ayudar en la guerra por dos años, muchos intentaron asesinarlo pero no lo consiguieron.

- Para usted es obvio que no soy nadie, pero solo digo lo que veo.

- Te alejaras de mi hermana, es la última advertencia que te doy.

Sentenció Alessandro empujando a Luna desde el carruaje y dejándola en medio de un lugar desconocido.

- Y yo solo quiero volver, ya no soporto estar ni un día más aquí.

Las lágrimas de Luna resbalaban por su mejilla, seguía extrañando a sus padres y hermano, no quería seguir vagando en un universo desconocido donde había un príncipe que pareciera que la quería matar.

- Imbecil! sacrifique mi primer beso por tu culpa!

Gritó molesta al ver el carruaje alejarse, se levantó del suelo y sacudió todo el polvo de sus prendas, ya no le quedaba mucha ropa y esperaba que el dinero que tenía, no se le agotara tan fácilmente.

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