MÁRCHATE.

Estando sola, hizo aparecer su hermosa cabellera blanca entre plateado y se quitó todo lo que tenía encima, incluso la venda que ocultaba su busto bien formado.

Hizo caer el agua en todo su cuerpo, no estaba acostumbrada a bañarse con agua fría pero era lo que había y tenía que soportarlo, extrañaba a sus padres y a su hermano, seguiría buscando la manera en poder volver a su hogar.

Cuando terminó de ducharse, volvió a convertirse en Lúan y salir de esa posada, iría a una biblioteca para leer los antecedentes de ese imperio.

Al salir se sintió incómoda con algunas miradas de mujeres que la acechaban y babeaban cuando pasaba, entró a la tienda de vestidos más baratas que había en ese pueblo y compró uno que sea a su medida, con unas botas cómodas.

Al final prefirió ser solo ella, buscó un lugar solitario en donde poder cambiarse, guardó las prendas masculinas de Lúan en caso lo pueda necesitar más adelante.

- Es un gusto conocerlo.

- Qué necesita?

Preguntó Alessandro con cara de pocos amigos, le molestaba tener que recibir visitas y menos si eran la del príncipe heredero de otro imperio.

- Su padre pidió de que usted sea el que me muestre su imperio, después de todo seremos futuros gobernantes y aliados.

- Estuvo tres días en mi imperio y aún no lo ha visto con ayuda de su gente?

- Es que me he dedicado a otras cosas, las mujeres de aquí son muy hermosas.

Habló René con una actitud arrogante, a él le gustaba pasar la mayor parte del tiempo con distintas mujeres.

TOC TOC.

- Adelante.

- Hermano.

La princesa entró para pedirle un favor a Alessandro sin pensar que el ya tenía una visita.

- Princesa, dichosos sean mis ojos que la veen.

René sujetó la mano de Elissa y le dio un beso en el dorso.

- Saludos, Principe René.

A Elissa le pareció un joven buen mozo pero no era nada comparado con el que conoció anteriormente, ese joven de cabello plateado y ojos rojos, aún seguía decepcionada por saber que a el no le gustaban las mujeres.

- Elissa, qué quieres?

- Hermano deseo invitar a un joven al palacio, pero no tengo la información de él, me podrías ayudar?

Después de despedirse de Luna, al final se dió cuenta que se fue como si hubiera salido espantada y creyó que fue algo maleducado de su parte.

- Márchate.

- No me ayudarás?

- Tengo asuntos más importantes que atender, retírate Elissa.

- Pero hermano.

- Es una orden.

- Disculpa, entonces me retiro..

Elissa salió triste por la actitud de su hermano con ella, desde que regresó era alguien diferente, no le veía ninguna sonrisa en el rostro y la trataba distante.

- Mandaré a preparar los caballos, prepare a su gente, hoy le mostraré mi imperio.

René sintió la mirada molesta de Alessandro sobre él, cuando besó la mano de la princesa pudo sentir un escalofrío en todo el cuerpo.

- Qué busca?

- Registros pasados y actuales de nuestro imperio.

Tuvo que decir Luna dando entender que ella era una más del imperio Cristal.

Llegó a una pequeña librería donde sólo se aceptaba la entrada de los plebeyos, así es como ella estaba viviendo, si se hacía pasar por un noble puede ser un delito y a pesar de que lo sea, no había pruebas de que ella sí sea una en ese imperio desconocido.

- Más adelante encontrará lo que necesita.

El señor de edad le indicó a Luna la parte en donde estaba lo que buscaba, la joven de cabello plateados sonrió cuando vió los libros antiguos y polvorientos, seguía disfrutando de ese olor a libros viejos.

Se quedó leyendo por muchas horas, sentada con elegancia en un pequeño rincón y una sonrisa indicando el como disfrutaba de su lectura, no parecía una plebeya común, tenía modales como un noble más y la belleza de una princesa.

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