Corazón Envenenado.

Corazón Envenenado.

°Uno °

Desde niña soñó con este momento, en donde un velo blanco es colocado, donde su peinado elegante combina con su deslumbrante vestido blanco, donde su sonrisa es lo más importante, donde es feliz. 

Un día de boda es para celebrar, para reír es un día dedicado al amor. 

–Ya puede besar a la novia.  —Aclaró el padre uniendo a dos almas en matrimonio, para ser más específicos a la princesa Leonor Edevane segunda princesa del reino Ger al oeste de la ciudad, con el príncipe heredero de Cléber: Henry Dankworth 1°. 

Ambos se acercaron para sellar este acto en presencia de sus invitados y declararse oficialmente Esposo y esposa. 

–Disfruta este besó, será el último que recibirás.  —Susurró el príncipe en el oído de Leonor antes de poner sus labios sobre los de ella sin ganas, ni pasión y mucho menos amor. 

Y dedicó una sonrisa al público que les animaba.

Así es, un matrimonio forzado, forjado como es de costumbre por los padres de estos, alimentado de odio por parte de Henry quien nunca estuvo de acuerdo y sostenido por Leonor quien aún tiene esperanza de ser amada como ella ama al príncipe.  

Tan pronto la ceremonia matrimonial terminó, Ambos fueron conducidos al Palacio que el Rey Oscar y la reina Letizia padres de Henry les otorgaron, un hermoso Palacio color gris y azul piezas en mármol y elegantes esculturas digno de la realeza. 

–Este será tu nuevo hogar Leonor ¿Acaso no es hermoso?  —La madre de Leonor Gabriela miraba el palacio junto a ella y sus hermanas Enola y Elvira. 

Leonor sonrió ante el comentario de su madre, si que era hermoso el palacio, sus hijos crecerían allí después de todo y estaba feliz por tener a Henry a su lado aún si este le constaba aceptarla, ella daría lo mejor para hacerlo feliz como esposa. 

Un recorrido por el Palacio y toda la familia Edevane quedó encantada, los aposentos, las criadas, la sala principal, el comedor, las salas de juntas todo era hermoso, pero lo más bello para Leonor era el jardín, era perfecto flores de muchos colores y bien conservadas, un pequeño kiosco blanco en medio de un pequeño lago y una fuente, parecido a un cuento de hadas. 

Los invitados estaban marchándose y mientras Leonor despedía a sus padres quienes regresaban a Ger, Henry ahogaba las penas en alcohol en el despachó, el sólo hecho de pensar que tendría que tocar a esa chica ahora su "Esposa" y "Futura reina" lo asqueaba necesitaba unas buenas toneladas de su cosecha de vino para complacerla al menos en la cama. 

–Hermana, por favor quédate.  —pidió Leonor a su hermana mayor Enola, con ojos de cachorro y voz dulce— Sabes que no se nada de estas cosas… no quiero decepcionar al príncipe. —Añadió en voz baja mirando a sus padres y hermana menor subir al carruaje. 

Su hermana sonrió al escucharla. 

–¿Cómo podría dejarte sola en tu noche de bodas? yo te ayudaré a conquistar al príncipe. 

Ambas sonrieron y dieron la noticia a sus padres, Enola regresaría a casa al día siguiente así podría ayudar a su hermana con los preparativos. 

El sol estaba a punto de ocultarse, la noche se acercaba y con ella los nervios de Leonor aumentaban cada vez más. 

–Eres muy afortunada.  —Dijo su hermana mientras lavaba la larga cabellera  negra de esta en los baños privados— Muchas mujeres quisieran estar en tu lugar… Eres hermosa, inteligente, amable y muy terca jajaja.  —Ambas rieron— Estaras bien, siempre frente en alto hermana. 

Es cierto, Leonor estaba preocupada si sería suficiente para el príncipe, es su primera vez haciendo algo como esto pero esperaba esta noche con ansias no podía dejar que los nervios y la preocupación ganarán, sin más salieron de los baños y las criadas junto a Enola empezaron a vestirla. 

Un hermoso vestido crema con adornos dorados en los bordes, un juego de prendas a juego con el vestido y una pequeña corona que adornaba su larga cabellera negra y rizada con un velo blanco, todas estaban orgullosas de su obra maestra Leonor más que nadie. 

–Hermana, Muchas gracias por tu ayuda, no se que haría sin ti. —Leonor abrazo a Enola antes de que esta se fuera a su habitación, ya venía siendo hora de que el príncipe se presentará en los aposentos y su trabajo estaba finalizado. 

Enola no dijo nada, le dio un último vistazo y sonrió haciendo un leve gesto de reverencia con la cabeza y se fue, dejando a Leonor ansiosa en los aposentos. 

Los minutos parecían horas para Leonor, esta esperaba sentada en la cama con ansiedad, no paraba de mirar la puerta, en cualquier momento se abriría y eso le hacía latir el corazón con fuerza sin que pudiera parar de sonreír. 

Y mientras Leonor esperaba, Henry iba por los pasillos su estado de ebriedad podía notarse en la forma de caminar, se balanceaba levemente de un lugar a otro y ponía su mano en su cabeza dirigiéndose a los aposentos principales. 

–¿Su Alteza? ¿se encuentra usted bien?  —Enola se acercó a él ayudándole a mantenerse en pié. 

–Suéltame… debo ir… con, ugh —el príncipe sostuvo su cabeza Frunciendo el ceño, parecía dolorido, ante esto Enola decidió llevarlo con ella para intentar bajar su embriaguez. 

El tiempo pasaba y para Leonor se hacía eterna la espera, se emocionó al pensar que el príncipe entraría pero quien entró fue una criada con la cena, esto la desanimó, preguntaba donde estaba y porqué tardaba tanto.

–Bébé esto mi príncipe.  —Enola le pasó un vaso con agua que esté tomó a duras penas. 

–Debo… volver. 

–...Mi príncipe, está usted muy mal debería ir a descansar. 

–Leonor… me espera. 

Enola sintió un dolor en el pecho al escuchar esas palabras ¿Porque? Se preguntaba, ella también era una princesa, la mayor, este debería ser su día, este debería ser su Palacio, este debería ser su príncipe y ella debería ser la próxima reina. 

Pero Leonor robó su vida por el simple hecho de estar enferma, en cierto modo pronto moriría ¿cómo podría el príncipe estar atado a una persona que no viviría mucho tiempo? 

–Príncipe… soy yo, Leonor.  —aprovechando la embriaguez de Henry Enola tomó su mano y se la puso en el pecho, con una sonrisa miró los ojos confundidos del príncipe y lo encaminó hacía sus aposentos, por lo menos una vez quisiera sentir que alguien o algo le pertenece y qué mejor que el príncipe heredero, se convenció a sí misma de que no debería sentir culpa, su hermana morirá de todas formas. 

En cuanto a Leonor quien yacía en sus aposentos mirando la puerta con lágrimas que adornaban su rostro, sintiendo un inmenso dolor en su pecho y un nudo en su garganta. Era evidente que el príncipe no regresaría, en su cara se veía la tristeza y decepción, no sólo con él, si no en ella misma, arrancó el velo blanco de su cabeza, recostandose en la cama abrazando sus pies, preguntándose ¿Qué hizo tan mal para recibir tanto odio por Henry? 

Lágrimas de soledad cayeron de su hermoso rostro hacía el velo que apretaba con tanta fuerza y desolación.

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Comments

😮‍💨 Small 🇩🇴

😮‍💨 Small 🇩🇴

Muy buena sigue así 😊😊

2023-03-29

2

Elizabeth Yepez

Elizabeth Yepez

pobre Leonor

2023-03-24

1

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