Donde más te duele

...FEDERICK ...

Dejar a Celeste en ese hotel sin probarla me había vuelto loco, deseaba volver a ese lugar y castigarla por verse con alguien más, pero gracias a mis hombres, supe que nadie entró a la Habitación, así que me tranquilicé, aunque estuve un poco dudoso de esa realidad, pero me mostraron los videos del pasillo.

Después de ver eso, quería castigarla por mentirme, me hizo poner celoso y tal vez esa haya sido la razón por la que le contó a Máx, sabía que él me diría... ¿Esperaba que me quedará? No lo sé, pero prefiero divorciarme antes de enloquecer con ella, no por fidelidad a Michelle, ya que no tenemos nada, sino para darle a mi Celeste el lugar que se merece.

Al otro día Max vino a casa pensando que su madre se había quedado aquí y se lo negué. Esta Mansión no ha sido pisada por sus bellos pies, pero cuando lo haga no saldrá más.

Además de conversar con él, me metí en su vida, otorgándole la oportunidad ideal... Desde su celular le escribí a Avril y ella aceptó una cita, luego de eso será tema de ellos avanzar. Él se fue luego del Almuerzo y a mí me llamaron desde los depósitos, donde fui a arreglar un problemita.

- ¿Qué tienes? -Le pregunté a uno de mis empleados.

-Señor, hemos encontrado a un hombre vigilando los alrededores. - Camino hasta una puerta y al abrirla vi a alguien atado a la silla.

Federick- ¿Quién te mando? -Le pregunté a la víctima

-No te importa.

Federick- Claro que me importa, debo cuidar lo que es mío.

- No parece.

Federick- ¿Qué dices?

- Tú aquí distraído conmigo

Federick- ¿Y? - Ya estoy pensando en lo peor, deje que mi hijo saliera y le quite los guardias para mayor privacidad con la niña Thompson

- Tu mujer en peligro - Mencionó y me quedé frío. Legalmente, Michelle es mi esposa y todos la conocen, pero la dejé al cuidado de Santiago y sé de su amor, no dejará que le pasé nada... Ahora solo me venía en mente Celeste.

Federick- ¿Quién te mandó? - Le vuelvo a preguntar, pero lo golpee

- Matame, pero viene por lo que más amas.

Federick- ¿Quién? - Solo puedo imaginar un nombre, ya que es el único que ha estado molestando.

- ¡Qué rica es la doctorcita! - Cambio de tema y obviamente, me está provocando, ahora sé que habla de Celeste nombrándola como mi mujer.

Federick- Lo sé - bueno, no lo sé, pero lo imagino.

Directamente, le pegué un tiro en la cabeza, él no iba a decir nada, solo me iba a provocar.

- Señor, la señora está trabajando en el hospital, turno nocturno emergencia. - Hablo mi hombre, como siempre tan eficiente.

Federick- Iré a verla, ¿Quiénes la cuidan?

- Son cuatro hombres y mandé seis más por las deudas.

Federick- Bien. - Salí de allí con él detrás, subimos al auto y manejé hasta el hospital.

Si algo malo hubiese pasado, abría sido informado, así que solo mandaron a ese hombre para distraerme y planear algo, supongo.

Llegando a emergencias, pedí turno para la Doctora Celeste Ferrer porque me dolía el pecho... Ni que fuera cardióloga, pero no pensé en eso.

- Señor Baker, su turno - Mmh fue demasiado rápido.

Hay gente delante de mí, ¿será que Celeste fue informada y por mi apellido decidió llamarme?

Entré y vi una rubia oxigenada vestida de doctora, sonriéndome.

Federick- Pedí la atención de Celeste Ferrer. -Dije grosero.

- Lo siento, pero su dolor debe ser atendido por un cardiólogo. ¡Quítese la camisa! -Se mordió el labio inferior

La miré sin emitir movimiento alguno, no podía creer la idiotes de esta mujer, es doctora y está coqueteando, aunque bueno, entiendo que su trabajo le deje ver los cuerpos ajenos, pero yo no sería uno más, a mí solo puede verme Celeste.

- Señor Baker- Me volvió a hablar.

Federick- Quiero a Celeste Ferrer

- No es posible, ella es médico general y a usted le duele el pecho.

Federick- Entonces, me duele la pierna.

- tendría que verlo un traumatólogo, un ortopedista o un reumatólogo, según lo que le duela.

Federick- Me duele la muela.

- necesita un dentista.

Federick- Me pica el cuerpo

- Un dermatologo

Federick- Quiero ver a Celeste.

- Entonces será personal, porque lo veo muy bien para que tenga tantas dolencias. - Se burló la doctora.

Federick- no le interesa.

- Tranquilo, iré a buscarla. Sinceramente, estaba aburrida y decidí molestar.

Federick- Me di cuenta.

Ella salió y al rato vino Celeste... - ¿En qué puedo ayudarlo? - Dijo leyendo unos papeles, sin levantar la cabeza.

Federick- ¡Qué mal atiendes a tus pacientes! - Me Reí

Celeste- solo veo tus dolores y pienso mandarte a diferentes especialistas, aunque matándote se termina tu lamento.

Federick- ¡Qué mala eres! ¡Vine a verte y así me tratas!

Celeste- Podías esperar mi hora libre o hasta el día de mañana

Federick- No, me amenazaron con hacerte daño - Fui sincero

Celeste- Eso era lo que quise evitar por tantos años.

Federick- Lo entendí y por eso me alejé

Celeste- No del todo -Reclamó.

Federick- Lo siento, no podía...

Celeste- Salgamos, necesito hablar con tus hombres.

Federick- ¿Por qué o para qué?

Celeste- Ya sabrás.

Ambos salimos y mis hombres se pusieron en formación para acatar una orden, aunque todavía no sabían cuál.

-Señores... Han llegado tarde a mi cuidado.

Federick- ¿Qué? ¿De qué hablas? ¡Tengo hombres cuidando de ti!

Celeste- No me hicieron daño afuera.

Federick- ¿Estás lastimada?

Celeste- No... solo me amenazaron.

Federick- ¿Quién?

Celeste- no lo sé, según su nombre es Vicente Foster.

Federick- ¡Ese maldito hijo de...! - El cuñado de Michelle

Celeste- ¿lo conoces?

Federick- Sí, ¿Qué te dijo?

Celeste- Quiere darte un mensaje... Ojo por ojo, donde más te duele. - Ojo por ojo sería que iría por uno de mis hermanos, pero donde más me duele, es la mujer que tengo enfrente o Máx.

Federick- Tranquila, pondré más protección para ti, o mejor tomate unas vacaciones, no trabajes por un tiempo, ah no, mejor, ven a vivir conmigo, tú y Máx, necesito protegerlos.

Celeste- Lo que más te duele es tu hija.

Federal- No, no, no, ustedes dos me dolerían más.- Dije casi desesperado.

Celeste- Prometo pensarlo, ¿ok? Dame unos días.

Federick- Sí, está bien, pero mientras espero aquí fuera. Te cuidaré

Celeste- Bueno.

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