Veinte

Después de dejar caer su teléfono por la ventana, Anna y Eric siguieron camino, dieron un recorrido y llegaron junto a otro auto donde los esperaba una chica, se bajaron y subieron aquel  auto.

- Gracias Cristal, ya sabes que hacer.- la chica movió su cabeza y ellos salieron de allí.

- Pásate al asiento de atrás,  te traje ropa limpia, está en la maleta con las cosas para que te lleves, ya hablé con el abogado, va a estar esperándote en el aeropuerto con todo preparado. Nada más pongas un pie en Irlanda quiero que busques un médico,  quiero que cuides muy bien ese bebé y te cuides tú,  nada de gimnasio hasta que veas al médico,  y come bien y sano.

- Sí papá- le dijo con una sonrisa y él la miró recriminandola- No te preocupes Eric,  me voy a cuidar mucho, lamentablemente el padre de este bebé no me quiere, pero yo si a él y mucho, este bebé es el pago por todas las lágrimas que dejé allí y es la mejor forma de pagarme que puedas imaginar.- le dijo tocando su abdomen todavía plano y calló un momento- Me hiciste mucha falta.

- ¿ Porqué no volviste antes pequeña nerd?

- Porque pensé que podría hacerlo cambiar y creía que con lo que él me daba me alcanzaba,  pero no es así,  alcanza por un tiempo, pero después te quedas muy vacía,  yo tengo mucho espacio para llenar y no quiero conformarme con poco. Lo que más siento es que tuve que dejar a Nico allí. - las lágrimas de ella seguían corriendo por sus mejillas.

- Hay Anna,  cuanto daría por ser yo él que tuviera el corazón roto y no tú.

- Tranquilo hermano, tenía que pasar en algún momento, no puedes vivir mi vida.

- Por Nico no te preocupes,  el estará bien y tú encontrarás la forma de tenerlo, ya lo verás.

El resto del viaje al aeropuerto lo hicieron en silencio. Cuando llegaron ya a Anna no le quedaba mucho tiempo para abordar.

- Llama nada más puedas, estaré contigo en unos tres meses, si veo que es prudente iré antes pero no lo creo, ellos no van a dejar de vigilar el gimnasio por si tú apareces por allí y pueden seguirme,  te informo de todo cuando hablemos- la abrazó fuerte- Te quiero mi pequeña, no dejes que la vida te aplaste, y menos ahora que una personita te necesita.

- Te quiero Eric,  no se que haría sin tí. Cuidate mucho por favor y no te dejes llevar por el enfado si aparecen por allí, acuérdate que te necesito a mi lado cuanto antes.

- Allí estaré,  vete que vas a perder el vuelo y yo los papeles y comenzaré a llorar.- le dio un beso en la cabeza y la empujó con suavidad para que se alejara.

El beneficio de viajar en un vuelo privado principalmente es el espacio y la poca gente alrededor, Anna pudo acostarse en su asiento como quiso y dormir, lo necesitaba,  había sido una noche muy larga y el embarazo no ayudaba, estuvo vomitando varias veces y una de las azafatas la acompañó,  y la abrazó mientras ella lloraba sentada en el suelo delante del inodoro, y después le buscó algo de comer que le apeteciera al bebé, no fue el mejor viaje del mundo pero dadas las circunstancias había estado bastante bien. Antes de salir del avión sacó un vestido que había puesto Eric en su maleta,  fue al baño y se cambió, iba a salir de allí diferente, estaba entrando en una nueva vida, con otras preocupaciones y otras alegrías,  quería dejar atrás a la Anna de siempre, esta que llegaba no era la Anna que se había ido,  aunque regresara con el corazón roto.

En la puerta de salida se encontró al abogado.

- Buenos días señorita Doyle.

- Anna abogado, dígame solo Anna.

- Bien Anna,  aquí tiene, un nuevo teléfono,  las llaves de uno de sus autos,  las llaves de la casa de campo como me informó el señor Eric- Anna sonrió al escuchar que le dijo señor a Eric- Una nueva tarjeta de banco, en el coche hay una maleta con ropa, y la casa de campo ya esta siendo limpiada para su llegada y la despensa llenada. Si desea algo más.

- Sí,  puede por favor contactar a Eva, la cocinera que teníamos en la casa de mi padre, pregúntele si quiere venir conmigo y si algún otro trabajador del servicio quiere acompañarla que le diga, quiero ir a Doyle Company antes de irme a la casa y si queda tiempo, a alguna de las otras empresas que he comprado,  la que usted decida, después nos pondremos en contacto para visitarlas todas, otra cosa, si tiene algún ginecólogo que recomendarme se lo agradecería.- el abogado la miró con desconcierto y sacudió la cabeza como intentando procesar esto último.

- Vamos por aquí para indicarle donde está el auto, y lo del ginecólogo, el esposo de mi hermana puede atenderla,  le agendaré una cita.

- Gracias abogado y discúlpeme por pedirle cosas que no son su función, si tiene una secretaria puede derivarme hacia ella y no lo molestaré con lo que no le corresponda.

- No se preocupe, solo es que nunca ningún cliente me había pedido algo así.

- Disculpe nuevamente.

- Le repito, no se preocupe, ahora la sigo con mi auto a la empresa o prefiere seguirme usted.

- Vaya usted delante, así voy más relajada.

Llegaron a la empresa, subieron y en su puesto de siempre encontró a la que fue la secretaria de su padre por muchos años.

- Anna cariño,  que alegría verte- se abrazaron con verdadero afecto.

- Tara, cuantos años, me alegra que sigas por aquí todavía.

- Mi niña,  no creas que no sé que tu mano está detrás de que yo siga aquí,  pero el jefe es muy bueno, estoy a gusto.

- Que bueno, también voy a necesitar tu ayuda, tengo que buscar una persona que se encargue de ciertos asuntos,  no puedo seguir molestando al abogado con todo y me vendría bien tu recomendación.

- Ya pensaré en alguien de confianza,  pero dime,  piensas quedarte en la empresa.

- No Tara, todo va a seguir igual, solo vine a recordar un poco.- en ese momento la puerta de la oficina principal se abrió.

- Tara puedes- el hombre se detuvo y tragó saliva mientras miraba a Anna- venir un momento por favor. - terminó de hablar muy despacio aquel hombre súper apuesto.

- Oh claro,  iba a avisarle ahora mismo que tenía una visita,  señor Kelly, le presento a la señorita Anna Doyle Murphy , dueña de esta empresa- la sorpresa se vio reflejada en el rostro de él- Anna te presento a Liam Kelly presidente de esta empresa.

- Vaya, señorita Doyle,  es una sorpresa, no la esperaba, pase venga y siéntese.

- Gracias- dijo ella entrando en la oficina y sentándose en un gran sofá.

- ¿ No quiere sentarse en esta silla?- dijo él señalando al puesto del presidente.

- Oh no, no piense que vine a quedarme, ese trabajo es suyo mientras siga haciéndolo tan bien como hasta ahora, vine más bien por un problema sentimental,  desde que mi padre murió nunca más entré a esta empresa, me fui de Irlanda y hoy regresé y quería ver cuan cambiado estaba todo.

- ¿ Y que le parecen los cambios que ha visto?

- Todo perfecto,  me gusta.¿ Puedo saber que hizo con las fotos que tenía mi padre en esta oficina?

- No se preocupe,  están guardadas en la caja fuerte, si lo desea puede llevárselas ahora.

- Sí,  por favor- él se levantó de su asiento, marcó el código de acceso de la caja y sacó un sobre amarillo que le entregó a Anna,  ésta lo abrió y sacó una de las fotos,  eran ellos tres, antes de la enfermedad de su madre,  pasó su dedo por la superficie de la foto y una lágrima rodó por su mejilla.- Gracias por guardarlas, son muy importantes para mí.

- No ha sido nada, era mi deber. ¿ Me permite decirle algo?- ella aceptó con la cabeza- Es usted muy hermosa,  más de lo que imaginé. - ella sonrió y le dijo.

- ¿ Me imaginaba usted señor Kelly?- él se puso rojo de la vergüenza.

- No piense mal, perdone,  es que viendo las fotos de cuando era una niña, imaginé como sería de mayor y usted rompió todas mis expectativas.  Es súper hermosa. No se enfade.

- Gracias señor Kelly, no se preocupe,  no me enfado. Ahora me voy, fue un gusto conocerlo.

- El gusto fue mío,  espero vernos otra vez. - le dijo mientras la acompañaba a la puerta.

- Tara, nos hablamos, te quiero mucho.- y se marchó.

- Tara, creo que tendré que  sancionarte- le dijo el jefe cuando la chica se fue y  la mujer lo miro con miedo- Tenías que decirme que Anna Doyle es la mujer más bella que existe.

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