Trece

¿ Hoy no vas a trabajar?

- No, hoy soy todo tuyo. Ya bajé y dejé a Angelo ocupándose de todo, hoy no me van a molestar con nada.

Pero como las cosas no son siempre como uno quiere.

Toc, toc, toc.

- Enzo,  amor.- escucharon una melosa y chillona voz.

- ¿Que quieres Mara?

- Necesito hablarte.

- Espera un momento.

En ese mismo instante se levantó de la cama una muy enfadada Anna y fue al baño.

- Habla- en la puerta apareció Enzo,  con solo un bóxer puesto.

- Es que yo quería ir a dar un paseo. - le dijo casi entrando en la habitación.

- Tú no eres mi prisionera,  ve a donde quieras.

- Es que yo quería que me acompañaras.- y levantó una mano para intentar tocar sus pectorales.

- No puedo- le dijo sosteniéndole la mano para que no lo tocara- Hoy todo el día estaré haciéndole el amor a mi mujer.¡ Angelo!- gritó y enseguida apareció su amigo- ¿Nadie pudo explicarle a Mara que el día de hoy era todo para mi mujer? No me molestes más Mara, lo que necesites lo ves con Angelo o con la cocinera o con el jardinero,  pero no conmigo,  entendiste eso, no quiero ver tu cara por todo lo que queda de día.

- Sí,  no te enfades, yo solo quería pasar un rato agradable.

- Ve, pásalo bien,  pero no en la puerta de la habitación en la que estoy teniendo sexo con mi mujer. Ciao.- y cerró la puerta para tratar de apaciguar el genio de Anna que se escuchaba ya estaba bajo la ducha.

Entró y ella estaba de espalda, bajo la ducha,  con el agua corriendo desde su cabeza, como si quisiera apagar el fuego que tenía por pelo. Verla desnuda, mojada e indefensa era un cuadro digno de colección.

- ¿ Porqué no me esperaste?- le dijo al oído mientra la abrazaba por detrás y le pegaba su miembro ya erecto.

- Estabas muy ocupado.- se oyó su voz, seca y cortante.

- Pero no era nada importante.

- Lo suficiente como para no dejarte en paz y creerse con el derecho de interrumpirte. Pero tú sabrás, tú fuiste quién la trajo.

- No pienses así, ya te dije que ella y yo no somos nada.

- Déjalo Enzo,  no des explicaciones que no te he pedido.

- ¿Entonces no estás enfadada?

  - Lo estoy- le dijo y salió de la ducha para coger una toalla e ir a la habitación dejándolo solo y con las ganas debajo del agua.

- Anna,  hermosa, no me castigues por lo que no es mi culpa- le pidió Enzo saliendo con una toalla en la cintura, ella lo miro de arriba a abajo, si no hubiera estado tan enfadada,  le abría saltado encima,  era un verdadero espectáculo el italiano.

- Sí es tu culpa Enzo,  tú no le pones un freno, hasta dejas que te llame amor.

- Eso que importa como me llame, dime tú como quieras también.

- Eres tonto Enzo,  o te haces, pero sabes qué,  no importa,  ya te digo, tú sabrás, solo no reclames después. - y salió por la puerta.

- Anna,  espera, a donde vas.

- Al despacho, tengo que hablar por teléfono.

- ¿ Qué,  otra vez? Ya llamaste hace una semana. - le reclamó.

- Que importa, al menos él no me molesta mientras estoy contigo en la cama.- dio un portazo y lo dejó allí parado.

Cuando Enzo llegó al despacho ella todavía estaba al teléfono.

- Anna, amor,  no te escuchas bien.      ¿ Pasó algo, quieres que vaya a por tí?- dijo la misma voz de siempre.

A él de solo escuchar que le decía amor y que le hablaba de ir a buscarla le hirvió la sangre y tomando el teléfono comenzó a gritar.

- Escucha bien, no le pasa nada, y no se irá de aquí venga quién venga a buscarla,  ella es mía y de aquí no va a salir, ella es mía,  escuchaste, mía.

- Anna cariño- dijo la voz del otro lado sin exaltación alguna, se escuchaba tan tranquilo que daba miedo- ¿ Hay algo que tenga que saber? Yo te extraño mucho, así que con gusto voy por tí.

- No te preocupes amor, yo puedo solucionarlo.- le pudo responder pues continuaba puesto el altavoz -¿ Me entregas el teléfono?- le dijo a Enzo,- Tengo que colgar.

El lo miró y colgó sin entregárselo a ella.

- ¿ Tú no vas a entender nunca verdad? Tú no vas a salir de aquí,  me perteneces, eres mía- le decía mientras la aprisionaba contra el escritorio de madera oscura y se restregaba contra ella .- Acostúmbrate que no te irás.

- Enzo ¿ Quieres que te golpeé?

- No, lo único que quiero es dejar de ser el puto Enzo Parisi aunque sea un día y estar en paz con la mujer que apaga mis demonios.¿ Puedes por favor hacer eso por mí,  puedes regalarme un día sin preocuparme por vigilarte para que cuando yo despierte, no tenga que despertar con miedo de que no estés conmigo? Por favor.

Y el último por favor lo dijo casi sin aliento,  como si estuviera perdiendo una batalla. Ella estaba sorprendida, no esperaba que él le dijera que la amaba,  pero tampoco esperaba oírlo rogar.

- Enzo yo puedo darte todos los días que tu quieras,  solo no me lastimes.

- Lo intentaré. Pero ahora quiero hacerte el amor aquí,  sobre mi escritorio, quiero oírte gritar y que te oigan todos en la casa, no me importa. Quiero que cada vez que entre aquí lo primero que venga a mi mente sea tu cara mientras te corres.

- No Enzo,  espera, Nico está aquí.

- No te preocupes,  no está en la casa, ahora abre los pies que voy a darte hasta hartarme.

En la sala de la casa se encontraba un risueño Angelo y una loca de furia Mara.

- Mara ¿ No es que ibas a salir? Yo tú aprovechaba porque esto va para rato y no creo que te guste mucho la música que se está tocando en el despacho.

- Vete a la mierda Angelo .

- Yo solo te digo, hasta luego, yo voy a mi habitación,  ciao cara.

- Ugg me las vas a pagar Anna,  ya verás como me deshago de tí.

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Comments

Elide Rubio

Elide Rubio

nmm

2024-03-04

3

Beatriz Chuc

Beatriz Chuc

Esta la historia muy buena!!

2024-01-15

4

MINNY@24💕

MINNY@24💕

jajajajsjs sii loka lo que tu digas 😂😂🤣🤣 ni sabes con quien te metes 😁😁🤭 si Anna es más mala que Enzo 🤭🤣🤣😂😂

2024-01-02

1

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