Doce

Otra semana más desde que había vuelto y ya no aguantaba,  había tratado de estar con Anna y lo único que había logrado era robarle unos besos que le sabían a gloria, por suerte ella no le había pegado o ya hubiera perdido a su amigo. Y encima la loca de Mara no lo dejaba en paz, era una jodida sombra detrás de él.  Llevaba rato acostado y no se dormía, se levantó y salió de la habitación,  miró la puerta de Anna y caminó hasta allí,  la abrió y con mucho cuidado entró,  con la poca luz que se colaba por las ventanas la vio acostada, durmiendo, ajena a su presencia,  levantó las sábanas y se metió debajo, abrazándola por la espalda.

- ¿ Que haces aquí Enzo?- dijo ella cuando lo sintió  en la cama.

- No puedo dormir,  te necesito. - la apretó más contra él.

- Ve a dormir con tu novia.

- Ella no es mi novia, ya te lo he jurado mil veces, por favor, no me rechaces, déjame quedarme aquí contigo.

- ¿Porqué estoy segura de que me voy a arrepentir de esto ?

- Yo se que tú también me deseas, mira como me tienes- le dijo pegando su miembro muy crecido a las nalgas de ella mientras metía su mano dentro del short del pijama.

- Oh Enzo, perché stai facendo questo a me.( Oh Enzo, porqué me haces esto)

-Perché ho bisogno di te, sei tu che calmi i miei demoni, sei l'anima buona che non mi fa perdere l'inferno  (Porque te necesito, tu eres la que calma mis demonios, eres el alma buena que hace que no me pierda en el infierno)- en ese momento ya él estaba sobre ella y la ropa estaba sobrando,  y poco a poco fueron quedando desnudos mientras se besaban.

Ella gemía con cada embestida que le daba Enzo y se aferraba a su espalda con sus uñas, ya no le importaba que él tuviera otra mujer en otra habitación,  solo quería sentirlo dentro de ella una y otra vez.

- Háblame en el idioma que me hablaste la primera vez, me vuelve loco- le pidió mientra chocaba su pelvis contra la de ella.

- OH Enzo ná stop ag  bogadh mar seo, is breá liom é (oh Enzo no dejes de moverte así,  me encanta)- él al escucharla hablar, aunque no entendía que le decía, aumentó las embestidas- oh gosh tá mé ag dul a chríochnú, níos mó, a thabhairt dom níos deacra. (oh cielos voy a terminar, más, dame más duro)- ya ninguno de los dos podía aguantar más el orgasmo en el que estaban envueltos y ella grito mientras él  empujaba con fuerza duro contra ella. Terminaron exhaustos y él la acurrucó contra su pecho para dormir. Despertaron a la mañana siguiente, juntos, desnudos y deseosos de más.

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- Enzo, que estás haciendo- dijo ella cuando sintió la lengua de él en su centro- ¿Tu me tortures, tu veux me rendre fou?( me estás torturando, quieres volverme loca.)- pero dejó de usar su boca para subir sobre ella y llenarla de una sola embestida.

- Anna me encanta que hables otros idiomas,  es como estar con muchas mujeres pero todas con el mismo cuerpo- decía entrando y saliendo de ella de forma acompasada- El francés se oye muy bien en tu boca , pero ahora quiero entender muy bien lo que me dices, quiero oírte gemir,  pedir, y maldecir.

- Cielos Enzo,  escuchame bien, quiero que me lo hagas duro,  que entres y salgas de mí sin reparos y que me pongas gritar de deseo- le gritaba mientras el no cesaba en sus embestidas-  Oh diablos Enzo más,  más,  no pares- y su espalda se arqueó mientras las réplicas de los espasmos que estaba sintiendo la dejaron sin fuerzas y el se vaciaba dentro de ella nuevamente gimiendo de placer.

Después de eso, ella se volvió a quedar dormida y él salió un momento de la habitación para hablar con Angelo,  indicarle todo con respecto a Nico,  pedir que le subieran el desayuno y volver, le debía  a ella unas caricias de la primera vez que había tenido que salir prácticamente corriendo, quería mimarla y que sintiera lo importante que es en su vida, no quería tener que rogar otra vez por estar en su cama y la única manera para eso era darle su lugar. Su padre le había enseñado muy bien sobre las mujeres y que eran seres desechables,  pero nunca le dijo lo bien que se sentía estar con la indicada, lástima que él sabía que al final terminaría hechandolo todo a perder, pero eso no importaba porque ella nunca se iba a poder ir de su lado,  se tenía que quedar en aquella casa para siempre. Entró de nuevo a la habitación y se acostó a su lado, ella se removió dormida  y él la tomó en sus brazos y la pegó contra su pecho, su cuerpo era tan tibio y se sentía tan bien tenerla así,  desnuda pegada a él,  durara lo que durara aquello él quería que ella no lo olvidara.

Al rato él despertó,  ella estaba boca abajo y su espalda tatuada era un imán para sus dedos y con sus yemas comenzó a acariciar el contorno de aquellas alas que lo habían vuelto loco nada más verlas.

- Anna,  eres mi angel.-dijo bajo pensando que ella estaba dormida.

-  No soy un angel Enzo,  por eso mis alas son negras, para recordarme todos los días que puedo ser una muy mala persona.

- Vaya, creí que seguías dormida y no pensé que tus tatuajes significaban algo, creí que eran solo por gusto.

- No, cada uno significa algo.

- ¿ Puedo saber los otros?

- Puedes- le contestó sin moverse y él seguía marcando el contorno de sus alas- Las rosas eran las favoritas de mi madre y digamos que son algo importante para mi familia , las alas ya lo sabes y la triqueta en mi muslo, es la unión de la mente, el cuerpo y el espíritu,  cosa que yo intento, además en las mujeres es la representación de las etapas de su vida.

- Vaya, yo pensé que eran solo porque se veían hermosos.

- Debes entender una cosa Enzo- le dijo girando su cuerpo hacia él- Yo nunca hago nada al azar, cuando lo hago es porque lo pensé mucho y aunque no salga como yo quiero, no dejo que nada me sorprenda.

- A veces me asustas, pareces más mafiosa que yo.

- Puede ser. Solo no debes olvidar algo, mis alas son negras Enzo,  puedo ser muy mala y nunca me verás venir.

- Anna ¿ Me estás advirtiendo de algo?

- No Enzo,  te estoy diciendo como serán las cosas si no me siento a gusto.

- Y hoy, estás a gusto.

- Lo estoy,  muy a gusto.

Él comenzó a besarla y tocar cada centímetro de su piel, las palabras que le había dicho no le preocupaban, ella le pertenencia y nunca podría huir de su lado, él se encargaría de que estuviera junto a él por siempre, costara lo que costara.

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