Siete

Quiero bañarme,  apesto a cloroformo. ¿ Sabes que químicamente hablando hay otros productos mejores y más actuales que el cloroformo para dejar a alguien inconsciente no? No, claro que no lo sabes- le dijo a Angelo ganándose una mirada de odio.

- Dale una de tus ropas.

- ¿ Qué, porqué tengo que darle mi ropa?

- ¿Porque me gusta tal vez?- le dijo con una sonrisa de burla.

- Dásela,  mira que te dará una foto de su ropa interior.- le dijo Enzo riéndose.

- No me lo recuerdes, de imaginarme que tendrá puesto ya puedo tener pesadillas.

- Bien, como sea, donde me baño.

- Llévala a una habitación de invitados, en un rato te espero en mi despacho para que conozcas a Nico.

- Solo demoraré lo que demore mi ropa, dime tú número de teléfono.

- Vamos, ya me arrepiento de haberte traído.

Angelo dejó a Anna en la habitación,  fue por su ropa y se la entrego, después fue al despacho con Enzo. Estando allí entró un mensaje a su teléfono.

- ¿Dio, questa donna lo indossa? Devo andare in bagn.( ¿Dios, esta mujer usa esto? Voy a tener que ir al baño.)

- ¿ Es la ropa interior?

- Si, pero no te la mostraré,  creo que nunca en la vida me ha gustado más que ahora ir de compras, hasta me compraré un conjunto para mí como esto.

- Me tengo que quedar con la incógnita entonces.

- Si

En eso fueron interrumpidos por un toque en la puerta.

- Entre.- dijo Enzo y vieron aparecer a Anna,  y Angelo tragó en seco.

- ¿ En verdad llevas esto puesto?

- Si, pero no te ilusiones,  eso es más de lo que verás.

- Bien, ya se conocen más íntimamente- dijo un enfadado Enzo aunque ni él mismo sabía porqué- Ahora hablemos de Nico,  él es un niño muy bueno y algo especial.

- Yo se mucho de niños especiales,  yo fui una.

- Aprende con facilidad y es muy amoroso, si me entero que lo has lastimado te mataré sin mirar.

- No lastimo ni a los que se lo merecen, menos a un niño.

- Eso espero, vamos a la biblioteca,  está allí.

- Espera, necesito saber, los padres de Nico,  donde están.

- Los padres de Nico murieron en un intento de secuestro el día que salían de la clínica después del nacimiento de Nico,  él se salvó de puro milagro.

- Ya, ahora vamos.

Caminaron juntos hasta la biblioteca.

- Nico,  ven un momento, quiero que conozcas a alguien. Ella es Anna,  te ayudará a aprender cosas y te cuidará.

- Hola Nico- se agachó a la altura de un pequeño que más que sobrino parecía hijo del italiano, tenía sus mismos ojos verdes y un pelo tan negro que parecía pintado.- Espero que seas mi amigo, me está haciendo falta uno.

- De verdad te hace falta un amigo, eres muy linda,  seguro lo encuentras pronto.- Enzo esbozó una sonrisa,  la inocencia de los niños, ver aquello lindo.

- Si me dejas, puedo quedarme contigo y que seas tú.

- ¿Seguro? Yo también quiero.

- Pues ven, dime que estás aprendiendo y ya seguimos.

Se adentraron en la biblioteca y Enzo salió de allí,  no le preocupaba mucho dejarlos solos, la casa estaba llena de cámaras camufladas que ni sus hombres sabían donde estaban.

.............................

- ¿ Que son esas bolsas?- le preguntó Enzo a Angelo mientras entraba al despacho.

- Es la ropa interior de Anna y una ropa igual a las mías, no quiero perder mi guardarropa.

- Muéstrame la ropa interior.

- No.

- Soy tu jefe, te lo ordeno.

- No- cuando iba a decir algo más se escuchó unos toques en la puerta.

- Entre- la puerta se abrió y apareció Anna.

- Oh Anna,  te iba a buscar ahora, ten, es tu ropa interior y algo más, así me devuelves la mía,  lo que si no pienso es lavarla, no después de ver lo que llevas debajo.

A Enzo le hirvió la sangre dentro de las venas con las palabras de Angelo, y más cuando la vio a ella sonreir.

- Ya basta, callate, me estás hartando- gritó- Y tú que quieres.- le dijo amenazante a Anna.

- Un ordenador.

- Esta casa está llena de ordenadores,  coge el que quieras.

- No- se ganó una mirada de odio por parte de Enzo- Te daré las especificaciones,  como tu mismo dijiste, Nico es un niño especial,  no merece aprender en uno de esos que tienes.

- Pero son de última generación,  es lo mejor del mercado.

- No, tú traerás lo que yo te pida y yo me encargaré de adaptar un ordenador que esté a la altura de alguien como Nico y yo.

- Me estás diciendo que vas a construir un ordenador. - la miró con duda.

- Si consigues lo que te pido sí, además ten, es una lista de libros que él va a necesitar.

- ¿ Química avanzada,  estas loca? Tiene cuatro años.- dijo Enzo mirando la lista.

- Lo sé, por eso es este por ahora, después lo cambiaremos. Nico no es solo un niño especial,  es muy especial. También necesito poner reglas.

- ¿ Que reglas? Aquí las reglas las pongo yo.

- No, con el estudio de Nico no, ese es mi trabajo. La regla que necesito es simple, no se entra a la biblioteca ni sábados ni domingos,  se estudia solo de lunes a viernes, o lo convertirás en alguien sin recuerdos. Es un niño y tiene que vivir como tal aunque no quiera, fue lo más absurdo que escuché a mis padres, pero ahora me doy cuenta que sabían lo que hacían. No tengo más que decir, dame mis bolsas, voy a la habitación. - y salió de allí dejando a los dos hombres con la boca abierta.

- Parece que vas a tener competencia con la fea a la hora de mandar- dijo un risueño Angelo.

- Recuérdame porqué eres mi amigo y me pensaré no meterte una bala en la cabeza. - tenía un mal humor que no podía aguantar y no sabía porqué.

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