Cuatro

Los días que siguieron fueron difíciles,  Sara,  que siempre estaba de viaje ni salía de la casa, no tenía efectivo para gastar y estaba intentando vender la empresa, pero la junta directiva no se la ponía fácil,  todos habían sido buenos amigos de Brian y no querían ver como esa mujer se deshacía de lo que él había mantenido en la cima por tanto tiempo, y al no salir de la casa se encargaba de hacer la vida miserable a Anna,  ya ni dentro de la biblioteca estaba a salvo, lo bueno es que en un día cumpliría sus dieciocho.

Anna estaba dormida todavía cuando la puerta de su habitación se abrió de un golpe y se escucharon los gritos de Sara.

- Quiero que salgas de mi casa en dos horas, a partir de hoy no tengo que aguantarte, si no lo has hecho para ese entonces tiraré todo lo tuyo a la calle y te sacaré a patadas.

- No te preocupes, me sobra.

La vio darle la espalda y ella entró a darse un baño. Al salir tomó su teléfono,  llamó al aeropuerto para reservar un vuelo y a los abogados.

- Buenos días abogado, soy Anna Doyle Murphy, necesito hablarle de mis propiedades que usted tiene bajo resguardo,  quiero que todo continúe así,  solo usaré una de las tarjetas,  quiero que gestione todo para que compre la empresa de mi padre sin que mi nombre salga a la luz, cuando lo haga, póngase en contacto con la que fue la secretaria de él, dígale que yo le envío, ella le dirá quién es el adecuado para dirigir la empresa en mi ausencia , ya me comunico con usted para decirle a donde debe enviar toda la documentación.  Gracias por atenderme y por su trabajo.- y colgó sin que el abogado pudiera decir nada, ella era así,  una verdadera conversación solo tenía con las personas que quería.

Volvió a marcar un número.

- Hola- se escuchó desde el otro lado.

- Hola, te extraño, mi vuelo sale a la una de la tarde,  cuando nos veamos hablamos.  Te quiero.

- Te quiero- se escuchó y la llamada terminó.

Volvió a marcar y pidió un taxi.

Entró en su vestidor,  puso dentro de una maleta tres cambios de ropa, una pequeña caja con los recuerdos de cuando eran una familia feliz y las joyas de su madre, su documentación y la cerró,  miró su reloj y vio como había resuelto su vida en cuarenta y cinco minutos de las dos horas que le había dado su madrastra.

Bajó las escaleras con la maleta en la mano para encontrarse delante de la puerta al personal que trabajaba en la casa con cara de angustia, solo la cocinera se atrevió a abrazarla y besarla.

- Cuidate mucho mi niña.

- Cuídense ustedes y si algún día necesitan algo, vayan con el abogado,  el sabrá donde encontrarme. Los quiero y gracias por haber sido mi familia.

- Gracias a tí por querernos, no te olvides de nosotros.

- Claro que no lo haré,  ahora me voy, mi taxi ya llegó y no quiero llorar.

Y salió de la casa sin mirar atrás para ir directamente al aeropuerto.

Siete horas después de subirse al avión, estaba saliendo del aeropuerto en Nueva York para caer en los brazos de un emocionado Eric que había estado esperando este encuentro muchos días.

- No sabes cuanto te extrañé.

- Y yo a tí,  me hiciste mucha falta, no veía la hora de cumplir años para venir contigo.

- Ven, vamos a mi casa, tenemos mucho que hablar, te quedarás conmigo hasta que decidas que hacer.

Salieron de allí directamente a la casa de Eric,  era un piso modesto, de solo dos habitaciones pero en muy buen lugar.

- Ven, vamos para que veas la habitación y te des un baño, cuando salgas ya tendré algo de cena preparado y vamos hablando.

- Gracias Eric,  no se que sería mi vida sin tí- le dijo abrazándolo con fuerza.

- Serias una nerd sin un hermano que te quiere con el corazón y no me importa lo que digas, te quiero con el corazón.

Y en la cara de Anna se dibujó la sonrisa que no había tenido desde que se habían separado.

Se dio un baño y fue a la cocina para encontrarse un banquete preparado.

- Vaya, en que momento hiciste todo esto.

- Estoy cocinando desde que me llamaste, pero ayudame a ponerlo en la mesita de la sala, vamos a comer en el sofá como nos gusta.

Llevaron todo y se sentaron a comer.

- Ahora cuéntame todo.

- Bueno, ya soy oficialmente  mayor de edad y millonaria, además tengo diez autos, un club de cricket,  varias casas, pronto tendré la empresa de mi padre, una madrastra que me odia porque esperó heredar todo ella y aquí estoy, viviendo de arrimada con mi hermano.

- Ya veo, eres tacaña, se te nota en la ropa, pero en serio que quieres hacer.

- Te voy a pedir algo muy serio, necesito una identificación falsa, quiero usar el apellido de mi madre,  pero que figure como que nací aquí,  no quiero que nadie me encuentre, vivir como cualquier persona de su trabajo y tener una casa pequeña que yo esté a gusto con ella.

- ¿Estás segura de eso? - ella le respondió con una afirmación de su cabeza- La casa lo puedo resolver, arriba del gimnasio tengo un apartamento pequeño que puedes usar, te va a gustar, sobre todo porque tiene conexión con el gimnasio y puedes entrar en él cuando tu quieras y entrenar sola, lo del trabajo no te preocupes te tengo el mejor, una amiga bastante mayor tiene una librería que me dijo tendrá que cerrar pues ya no puede hacerse cargo y  a nadie le interesa vender libros, cuando me lo comentó hace meses pensé en tí, y lo otro buscaré en mis contactos alguien de confianza.  Entonces bienvenida a tu nueva vida Anna Murphy.

Estuvieron hasta muy tarde hablando y haciendo planes, ahora que estaban juntos otra vez no pensaban separarse nunca más.

Al otro día fueron directo a ver a la señora Jones, era la dueña de la pequeña tienda de libros,  la mujer era bastante mayor, viuda y vivía únicamente de las ganancias de la tienda. Quedaron que Anna se haría cargo, de las ventas sacaría un salario mínimo; que no lo haría por supuesto, y lo otro se lo enviaba a ella para su uso.

De ahí siguieron al apartamento sobre el gimnasio,  no era tan pequeño como le dijo Eric,  tenía sala, comedor, cocina , baño y una habitación,  pero todo era muy espacioso, perfecto para ella, y lo que más le gustaba era la gran terraza que tenía detrás, ahí podía estar a gusto lejos de los ojos de los demás.

Cuando vieron todo arriba, la llevó al gimnasio,  era mucho más grande que el de Irlanda y más equipado y lo que más le gustaba era la inmensa pared para escalar.

Todo estaba saliendo como quería,  solo faltaba lo de la documentación.

- Señor casero, creo que me quedaré el piso, me gusta más que el que me mostró en Central Park.

- Sabía que este era el ideal para usted, por eso se lo reservé.

Y comenzaron a reír muy animados.

- Ahora solo falta lo del nombre.

- Ya hablé con un conocido que me dijo que no hay problema,  lo que no entiendo es porque no lo haces tú,  perfectamente puedes jakear el registro.

- Si recuerdas yo vine sin nada, eso no es algo que se haga con cualquier ordenador y no quiero perder tiempo mientras compro uno con todo lo que se necesita.

- ¿Tú dejaste tu ordenador con esa bruja?

- No te preocupes,  no puede hacer nada con él, le instalé un dispositivo que cuando intenten entrar dos veces sin el acceso dejará inservible todo el equipo y además tiene una bomba de humo para asustarla, pago por ver su cara cuando crea que puede sacar algo de mí porque tiene mi ordenador y lo encienda.

- Jajajajajaja,  eres mala, muy mala.

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Comments

Maigualida Ramirez

Maigualida Ramirez

jajajaja me encanta está chica es muy astuta

2024-03-09

4

Elide Rubio

Elide Rubio

ay que chica

2024-03-03

2

kerena

kerena

super tacaña 😂🤣

2024-02-24

1

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