Dos

Dos años después.

- Anna cariño- escuchó a su padre parado en la puerta de la biblioteca- Mañana será la cena por tu cumpleaños ¿ No quieres invitar a nadie más? Solo has invitado a tus profesores. ¿ No hay ninguna amiga que quieres que venga?

- No papá,  lo siento pero no hay nadie más,  no tengo tiempo para tener amigas.

- Hija tienes diez años, este es el momento tener amigas y de pasarla bien.

- Yo la paso bien así,  no te preocupes.

- Bien, si tú lo dices. Hija hay algo que quiero hablarte.- le dijo sentándose en la silla que estaba frente a ella- Mañana quiero que conozcas a alguien,  es una persona que me ha acompañado hace un tiempo y se ha vuelto importante para mí y espero que para tí también lo sea.

- ¿Vendrá a la cena?

- Sí.

- Bien, espero que nos agrademos,como también espero que no te olvides de mí .

- Hija, no pienses así,  tú eres y serás lo más importante de mi vida. Te quiero, no lo olvides.

- Yo también te quiero papá. 

Al otro día en la cena, su padre presentó como su novia una mujer muy bella. Se llamaba Sara,  era muy agradable y trató en todo momento de caer bien a Anna. Su padre estaba muy contento y la niña solamente quería verlo feliz otra vez, así que aceptó con gusto a la mujer.

Todo fue de maravilla con la nueva pareja y la hija de él,  ella se desvivía por agradar y la niña se dejaba hacer, hasta que unos meses después Brian le dijo a Anna que se casaría con Sara,  sería una ceremonia privada, solo ellos tres y los testigos, él no quería una celebración,  dijo que no estaba preparado para eso y aunque la novia protestó no le quedó otra que aceptar.

Las maravillas terminaron al momento de regresar de la luna de miel, ella se volvió déspota y tiránica, si el padre no estaba presente la niña no podía ni hablar, los sirvientes pasaron a ser los responsables de la pequeña mientras no estaba su padre pues ella no soportaba ni tenerla cerca, pero al instante de él llegar, ella se convertía en la madre más amorosa. Anna había convertido la biblioteca en su casa pues no podía estar a la vista de su madrastra aunque desde el punto de vista de la niña eso no era ningún problema porque a ella solo le interesaba el amor de su padre y eso no había cambiado.

Así siguió la vida de Anna hasta que se convirtió en una hermosa joven de dieciséis años. Había seguido con sus estudios,  continuaba aprendiendo idiomas como chino y alemán y algo de español y estaba incursionando en algunos aspectos de la medicina, aunque no quería estudiar esa carrera.

- Señorita- entró en la biblioteca una de las mucamas de la casa- El chófer la está esperando para llevarla con su padre.

- ¿Y eso?

- Su padre se sintió mal en la empresa y fue llevado a la clínica.

- ¿ Mal, que le pasó?- dijo Anna poniéndose de pies.

- No lo sabemos, solo eso, la señora está de viaje, así que solo irá usted.

- Gracias, ya salgo ahora mismo.

Fue llevada hasta la clínica donde ya la secretaria de su padre la esperaba.

- Anna querida,  te esperaba,  ven tu padre me dijo entraras nada más llegar.

La llevó hasta una habitación donde estaba su padre en una cama y se veía bastante demacrado.

- Papá.

- Anna,  amor, ven siéntate aquí a mi lado.

- Papá ¿ Que tienes?

- Mi niña, ya te voy a contar, pero quiero que seas fuerte, tú eres lo más importante en mi vida y no quiero seguir engañándote. Hace unos años no me sentí bien, vine a ver al doctor y con las pruebas que me hicieron descubrieron que tengo una enfermedad renal irreversible, para esa fecha conocí a Sara y como vi que es una buena mujer y te quiere,  me casé con ella para que cuando yo no esté tú no te quedes sola. Esto que tuve hoy es el anuncio del final de mi enfermedad,  después de esto ya no hay mejoría y no quiero que estés ajena a la situación.

Anna hubiera querido gritarle lo mala persona que es Sara,  pero comprendió que no podía hacerle eso a su padre, él tenía que seguir pensando que Sara la acompañaría en su dolor, no podía darle una preocupación más.

- Papito.- le dijo llorando en su pecho- No me dejes todavía,  te quiero mucho y te necesito.

- Mi niña, yo haré todo lo posible por seguir a tu lado, pero lamentablemente no puedo prometerte nada, no llores, se fuerte.

- Dejame llorar un poco, solo un poco .

Él la abrazó con fuerza y la dejó llorar un rato.

Ese día fue el primero de muchos de rebeldía y de enfado con la vida para Anna. Comenzó a juntarse con quién no debía y en lugares donde el alcohol y las drogas eran comunes, aunque ella no consumiera ni lo uno ni lo otro para que su padre no supiera donde estaba, se hizo varios tatuajes, su espalda estaba cubierta totalmente por unas alas negras, su brazo derecho con una enredadera de rosas que comenzaba desde la clavícula y su muslo derecho tenía en toda su magnitud una triqueta. Por suerte siempre había usado ropa ancha que tapaba la tinta de su piel, así que no llamaba la atención y su padre estaba feliz pues pensaba que ella había encontrado amigos con gustos similares.

Una noche de las tantas que llevaba cargadas de malas decisiones,  los que la acompañaba,  que ya estaban bastante drogados intentaron violarla. Por suerte cuando ya pensaba que había perdido la batalla escuchó un grito.

- Hey, ella ya les dijo que la dejaran.

Los tres que tenía encima dejaron de manosearla para ver quien era el tonto que gritaba.

- ¿Y tú quién eres, Robin Hood?

- Soy el que va a enseñarles a respetar a las mujeres.

- Eso quiero verlo.

Y los tres se lanzaron sobre él,  pero para su mala suerte el chico sabía lo que hacía y terminaron huyendo para escapar de la paliza que estaban recibiendo.

- ¿ Estás bien?- Anna estaba ida y no contestaba- Te voy a tocar para ayudarte a levantar, no te asustes, me llamo Eric, toma mi mano, vamos a un lugar seguro.- llegaron a la casa de él- Es mi casa, dime si quieres entrar- ella movió la cabeza afirmativamente, entraron y él la ayudó a sentar- Espera aquí que te traigo agua, intenta calmarte.

- Me llamo Anna,  gracias por ayudarme. - dijo mientras tomaba el agua que le había traído Eric y sus manos aún temblaban.

- No te preocupes por eso, solo no debes andar por esos sitios sola.

- Tienes razón,  ya estoy mejor, creo que ya me voy a mi casa.

- Espera, te llevo, no quiero que te suceda nada más.

Caminaron juntos y mientras se iban acercando al barrio donde vivía Anna más se extrañaba Eric.

- ¿Puedes decirme que hace una chica de este lugar en aquel barrio?

- Es una larga historia.

- Pues me gustaría escucharla algún día,  y mientras, si te interesa puedo enseñarte algo de defensa personal,  digo, por si se te ocurre seguir visitando aquel sitio.

- Claro que me gustaría. ¿ Donde nos vemos?

- El gimnasio está al lado de mi casa, así que cuando quieras,  por las tardes.

- Mañana mismo, ya llegamos, gracias Eric,  sin tí no se que hubiera pasado.

- No pienses en eso,  y cuidate, nos vemos mañana.

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Comments

Khristta LM

Khristta LM

ah no fue envenenado, si no enfermedad, pero como puede creer que eso funcionaría? creer que una extraña será cargo de su hija?

2024-03-24

4

Khristta LM

Khristta LM

uh, no lo vaya a estar envenenando la esposa...

2024-03-24

1

Khristta LM

Khristta LM

oh, creo que ya está sacando el cobre!

2024-03-24

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