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-Vamos a ver señora Tutu, usted desde que pidió el préstamo sabía que no podía retrasarse con los pagos ni un solo día o nada bueno sucedería ¿Si lo recuerda verdad?

-Sí, pero me falta un poco, se han ido dos inquilinos sin pagar y yo ya contaba con ese dinero

El tipo sujeta con fuerza las mejillas de la señora Tutu y la obliga a que lo mire.

-Suéltala ya mismo -le digo mientras lo jalo del brazo con fuerza

-Miren nada más -dice con una sonrisa enorme el sujeto -¿Quién te crees que eres para agarrarme de ésta manera tan brusca? -me pregunta en tono de burla

-No le vuelvas a poner un dedo encima

-¿O sino qué?

-Pondremos una denuncia, está invadiendo propiedad privada, está utilizando violencia en contra de una persona que es mayor, tienes todas las de perder

-Mira nada más lo que el culito respingado es capaz de hacer, al parecer la pequeña niña tiene su carácter -dice mientras camina amenazador hacia mi

-No soy una pequeña niña -le digo mientras retrocedo y mi voz comienza a fallar

-Miren nada más, se ha ido su valentía y ahora es como un gatito asustadizo que quiere correr

-Aléjate de ella -dice la señora Tutu, pero con miedo de hacerlo enfurecer o algo por el estilo

Mis pies y todo mi cuerpo terminan acorralados contra la pared, siento como el miedo invade todo mi cuerpo y mi respiración comienza a entrecortarse.

-¿Cuál es tu nombre pequeña?

-¿Qué te importa?

-Uy, uy, uy, la pequeña es ruda -dice riéndose malévolamente -Me gustan las chicas rudas y más cuando intentan aparentarlo, aunque por dentro sean unas pequeñas gatitas asustadizas e indefensas

Su mano brusca va a mi rostro y sus callosidades ásperas me hielan la sangre, el toque es de lo más horrible y espeluznante, eso no parece una mano, parece una lija.

-Suéltame -susurro apenas audible

-¿O si no qué? ¿Vas a llamar a la policía porque tengo todas las de perder?

No respondo, las amenazas, la fuerza y la valentía se han esfumado por completo, es como si me hubiera quedado sin voz.

-El dinero, toma lo que tengo -le dice la señora Tutu con desesperación mientras trata de alejarlo de mi -Mañana por la mañana te daré el dinero que falta

-No, así no funciona, tendremos que dejar el pago para mañana, completo, pero tendrán que darme algo extra el día de hoy -dice mientras me mira de arriba hacia abajo y viceversa

La respiración se me empieza a entrecortar y siento que me ahogo en desesperación.

-¿Qué quieres? -pregunta la señora Tutu con nerviosismo y preocupación

-Un beso del culito respingado -dice con una sonrisa asquerosa

Volteo mi rostro en el segundo exacto en el que este sujeto abusador intentó besarme los labios, por lo que termino tocándome la mejilla con esa asquerosa boca.

-Que buenos reflejos tienes niñita -dice mientras me toma del rostro con fuerza para que lo mire

-Suéltala ya, no estoy jugando -dice la señora Tutu con rudeza -¡Basta ya!

El tipo me suelta con brusquedad y levanta las manos con inocencia.

-Está bien, mañana nos vemos señora Tutu y tu culito respingado, sueña conmigo, en mis manos recorriendo tu piel desnuda...

-¡BASTA! -grita la señora Tutu completamente furiosa

-Bien, me iré, hasta mañana hermosas damas

Cuando los sujetos se van, comienzo a deslizarme por la pared hasta llegar al suelo, me abrazo a mí misma con los brazos temblorosos y es hasta ese momento donde me pongo a llorar en silencio, sintiendo una opresión horrible en el pecho.

-Ven aquí Aysel, nadie te va a dañar pequeña, nadie te va a lastimar mientras este viva, no puedo ni imaginar cuanto estas sufriendo en este momento -dice mientras me abraza

Le correspondo su abrazo buscando refugio y lo que encuentro solo me hace sentir segura, la señora Tutu me abraza con calidez y dulzura.

Duramos un rato de esa manera hasta que yo estoy completamente tranquilizada y relajada.

-Vamos a tu recámara, es hora de que descanses

-¿Cuanta probabilidad hay de que ese hombre entre a la posada? -le pregunto con nerviosismo

-Ninguna, jamás lo haría, no puede arriesgarse a que lo demande

-¿Por qué hizo tratos con sujetos así señora Tutu? ¿Por qué arriesgarse a que le hagan algo malo? Las personas son crueles, no importa cuánto crea que conozca a las personas, realmente nunca dejan de sorprendernos...

-¿Lo dices por experiencia propia?

Asiento con la cabeza y ella se levanta del piso, me le uno, y ambas vamos hasta mi cuarto, no sin antes asegurar la puerta de la entrada con seguro.

Ya todos los huéspedes estaban en sus respectivos cuartos, así que no había necesidad de mantener abierto el lugar por más tiempo.

Cuando la señora Tutu se aseguró de que estaba recostada y cubierta con una manta sobre mi cama, se acercó y me dio un pequeño beso en la coronilla de mi cabeza, lo cual me llenó de amor el corazón, nadie había tenido ese gesto tan simple pero significativo, ni siquiera mis padres lo llegaron a hacer cuando era una niña.

-Descansa

-Que descanse señora Tutu

Me da una sonrisa tierna y se va.

***

No es sorpresa que no haya podido dormir la gran mayor parte de la noche.

Primero fue por una pesadilla por culpa de los recuerdos de Radel golpeándome, una vez despierta simplemente ya no pude dormir, mi cuerpo se sentía entumecido, luego se le agrego el miedo y pánico del hombre manos de lija que intento besarme.

Cuando por fin amaneció me metí a bañar y me puse un short blanco combinado con una blusa roja super linda, me calce con unos tenis de plataforma y peine mi cabello con unas gruesas ondas, recogiendo solo la mitad en media coleta, dejando reposar unos bucles sobre mi rostro.

Salí del cuarto y caminé por los pasillos hasta el comedor, en donde encontré a la señora Tutu junto con Azai.

-No basta de terquedades, desde el principio yo le dije que no cometiera esa locura, pero usted es una señora terca que no escucha a nadie y que una vez que se le mete algo a la cabeza nadie puede sacársela -le dice Azai con el ceño fruncido, evidentemente molesto -Vaya y hable con su nieto ya mismo

-No

-Deje de ser tan terca, ¿Qué cuentas le voy a dar cuando le pase algo malo a usted? -se pone los brazos en la cintura, para enfatizar más su severidad en el asunto -¿Le dice usted o le digo yo?

-Aysel, no te escuchamos llegar -dice la señora Tutu con una sonrisa

-Lo siento, no quería interrumpirlos, me iré...

-No, quédate -dice Azai -A ver si me puedes ayudar a que esta señora terca me escuche

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