CAP 17 Esposados.

Abro mis ojos lentamente, no puedo ver nada. Trato de moverme, siento un peso en mi mano izquierda. Trato de levantar mi mano y siento que estoy esposada a algo o alguien. Me quito la tela que cubría mi cara. Veo dos hombres que me apuntan con armas. Estamos en un camión. Siento el movimiento. Trato de mover a Kalet, que está a mi lado. Lo miro quitarse la tela que cubría su cara. Escucho a los tipos hablar en un idioma que no entiendo, creo que es ruso. Kalet dice algo en su mismo idioma. Nos apuntan. Kalet me mira.

—Está bien —.

Yo solo lo miro y muevo mi cabeza.

Kalet y yo estamos esposados, pero con su mano libre trata de quitar el arma, haciendo que le dispare al otro hombre. El hombre se libera de Kalet, pero Kalet forcejea con él por el arma. Se escapa un disparo que fue recibido por el conductor. Kalet asfixia al tipo con mi ayuda, usando nuestros brazos esposados. El conductor, que está herido, pierde el control del camión, cayendo en una especie de barranco. Siento que damos vueltas y nos aferramos como pudimos, hasta que siento un gran impacto y todo se oscurece de nuevo.

Siento mi vista borrosa, siento que me duele la vida, siento un dolor en mi cabeza, un fuerte silbido de mi audífono que me hace doler el oído. Trato de levantarme como puedo, pero cuando logro caigo sobre Kalet de nuevo. Se me olvidó que seguimos esposados. Está inconsciente. Trato de revisarlo. Tiene una herida en la cabeza y la herida de su brazo se abrió de nuevo y está sangrando. Siento miedo de que le pase algo. Lo empiezo a llamar.

—Por favor, despierta animal. Si no despiertas, te mataré. No me puedes dejar sola en este lugar —.

Lo veo abrir sus ojos café, seco mis lágrimas rápido. Él se remueve del dolor. Le ayudo a levantarse dándole mi mano.

Al levantarnos quedamos tan cerca que siento su respiración.

—Está bien — poniendo su mano en mi rostro para que lo mire y secándose una lágrima con su dedo.

—Estaré bien cuando me liberes — subiendo el brazo que tenemos esposado.

"Estés lejos de mí. Cada vez que te tengo cerca, algo malo me pasa. Quítalas", le digo.

"No puedo", me mira furiosa.

"No se usa piedra, un alambre, pero libérame o cómo lo hacen en las películas", les juro que quiero reírme pero trato de no mostrar emoción.

"Preciosa, esto no es una película, además esos trucos son de mentira", suspira tratando de calmarse.

La verdad sé cómo liberarme de las esposas, es lo primero que te enseñan en el campamento donde fui, pero tengo que aprovechar esta oportunidad para estar cerca de ella. Miro a mi alrededor, estamos como en una especie de bosque. La jalo por el brazo y no tiene más que otra que seguirme. Encuentro mi zapato y me duele el brazo. Camino hasta encontrar el camión totalmente destruido, el conductor muerto. Saco su arma y la tomó. Reviso, encuentro las llaves de las esposas y las escondo en mi bolsillo rápido. Escucho el sonido de autos y hombres bajando.

"Tenemos que correr, vienen más hombres y me quieren muerto", con su rostro lleno de preocupación, empezamos a correr por el bosque sin parar. Sentía que ella ya no podía más, la temperatura estaba demasiado alta, se sentía como el mismo infierno.

Si seguimos así, nos íbamos a deshidratar rápido. Ella está sudada pero se ve hermosamente sexy, el suéter está tan sudado que se ajustó a su figura. Me mira, su respiración está agitada por correr igual que la mía. Miro a mi alrededor.

"Yo creo que en mi otra vida debí salvar al mundo para premiarme con conocerte", me empuja con todas sus fuerzas, llena de rabia.

"Te voy agradecer un favor, no me hables, no me mires, no quiero tenerte cerca", veo hacer una sonrisa ladina, da un paso hacia mí, acaricia mi cabello.

"Lamento decirte que no se va a poder", alza nuestros brazos esposados. Veo que voltea y me jala para seguir caminando. Seguimos caminando sin saber qué dirección coger.

"Alex", la llamo. No volteo ni me responde.

"Alex", insisto.

"Te dije que no quiero escucharte", se voltea furiosa.

"Yo solo quería decirte que tienes un gusano en tu hombro".

Cambia su expresión y habla en tono suave:

—¿Qué dijiste? —yo la miro.

—Que tienes un enorme gusano en tu hombro —ella mira lentamente su hombro, escucho un fuerte grito, salta y empieza a decir que se lo quite, me abraza con fuerza.

—Quítamelo por favor —yo se lo quito con cuidado y quiero matarlo, pero le perdonaré la vida, él hizo que ella me abrazara así que lo pongo en el árbol. Ella está aferrada a mí.

Mis brazos la rodean. Siento su olor, está sudada, pero huele rico.

—Dime que ya lo quitaste, por favor — me abraza más fuerte.

—No está muy pegado, estoy tratando —la verdad es que me gusta estar con ella así de cerca. Una sonrisa se me dibuja en el rostro. Con estar así de cerca y sentir su tacto, hace que mi corazón quiera explotar. Se ve súper tierna, asusta por un simple gusanito come hojas.

—Dime que ya... —veo que se separa de mí. Sus mejillas están tan rosadas, está nerviosa.

Me mira sin decir nada.

—Creo que hay que buscar agua —acomoda su cabello detrás de su oreja.

Ella me señala una dirección.

—Creo que allá hay agua —la escucho. Vamos, confía en mí. Tengo un oído biónico —señala sus audífonos. Me hace reír, no lo puedo evitar.

Es la primera vez que lo veo reír. Es hermoso, esos dientes perfectos. Lo jalo para que me siga.

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