CAP 1 Giros inesperados

Me despierto mareada, me duele mi cabeza y algunas parte de mi cuerpo, trato de moverme, es cuando, siento que estoy atada en mis manos en la parte de atrás de la silla, abro mis ojos y estoy en un lugar oscuro, lo único que ilumina este lugar es un foco de luz amarilla, estoy en una especie de almacén o bodega, solo puedo ver a alguien que me observa, sin decir nada, solo veo salir el humo de su cigarro. Se preguntará como termine en este almacén a punto de perder mi vida miserablemente.

48 horas antes.

Soy Alexa Demod, tengo 24 años soy fotógrafa y maestra de primaria, de mí no hay mucho que contar, vivo sola porque mis padres murieron en un accidente de auto. Hace unos cuatro años solo sobreviví yo.

Quede con una discapacidad auditiva en uno de mis oídos, por eso tengo que usar un audífono para escuchar. Pero sin saber que mi vida daría un giro inesperado de pasar una simple chica a una chica perseguida por estar en el lugar y hora equivocada.

Todo comenzó cuando mi mejor amiga Yésica, me invitó a tomar unos tragos en un nuevo antro que se estaba inaugurando.

—Vamos amiga quiero ir contigo— vamos pero no me vas dejar sola —Yésica haciendo pucheros trata de sacarme de mi cama yo la miro y le sonrió. —Sabes que no me gusta esos lugares son muy ruidosos — Yesi me mira con esos ojos verde

—Por favor amiga quiero tomar y emborracharme y divertirme .No sea aguafiestas ,tú lo prometiste—

—Está bien, pero te regresas Conmigo y no me vas a dejar sola, como la última vez— Mirando seriamente y apuntándole con mi dedo. Ella empieza a brincar

—Te lo prometo, que no te dejaré sola, qué tal si encontramos al que te quite lo virgen —sonriendo me tira una almohada.

—Estás buscando que cambie de opinión— cogiendo la almohada y tirándose de vuelta.

—Ya amiga eres amargada, solo estaba jugando, amiga ahora nos ponemos sexy, hermosas, apoteósica, mejor dichos unas perras empoderadas.— Yo solo me río de las ocurrencias de Yesi.

—Amiga y si te leo las cartas?, hay no las traje, te leeré tu mano— yo la miro me levanto de la cama

—Sabes que no creo en eso—Yesi se levanta. Me sienta en la cama

—Sabes que yo no me equivoco nunca, mi abuela era bruja y ella me enseñó, sabes que no te cuesta nada— Yo la miro le sonrió

—Está bien— nos sentamos en la cama. Yesi toma mi mano, la observa detenidamente, es raro verla tan concentrada en algo porque ella se desconcentra por todo es como mi hermana siempre ha estado conmigo, en las buenas y en las malas.

Hasta que su voz, me saca de mis pensamientos.

—Es extraño Alex —con una expresión seria. Yo la miro intrigada.

—Puedo ver la línea del amor es muy visible, puedo ver qué vendrá un hombre, que volteara tu mundo— la observó cerrar sus ojos.

— Este hombre no es una buena persona, te hará sufrir, veo mucho dinero, pero oscuridad y frialdad. Pero es lo apuesto a ti, te hará derramar lágrimas, pero cuando logres atravesar su frío corazón, te dará el mundo si sé lo pides —

Al escuchar esas palabras siento un escalofrío en mi cuerpo miro a Yesi.

—Y si mejor nos arreglamos dejamos tus locuras quietas— me levanto

—Voy a buscar que ponerme —

—Está bien, pero ve a bañarte y yo sé que te vas a poner y te maquillaré para que te vea más hermosa, confía en mí— toma la toalla y me empuja al baño, pero no puedo dejar de pensar en las palabras de Yesi, debo aceptar que esa mujer no se equivoca nunca.

Abro la regadera y dejo caer el agua en mi cuerpo, salgo de la ducha me colocó la toalla, salgo del baño, Miró un hermoso vestido negro de tirantes que resaltas las curvas de mi cuerpo, mientras me visto. Yesi se baña, nos arreglamos, nos maquillamos, salimos rumbo al antro, pagamos el taxi.

Yo ajusto el volumen de mi audífono porque se escucha muy fuerte , conocimos a unos chicos ,bailamos

tomamos. Para que la estábamos pasando bien, estaba sudada de tanto bailar, con Yesi. Pero siento una sensación extraña, como cuando te sientas observadas, pero trato de ignorar esa sensación, un chico lindo con el que bailaba nos brinda unos tragos. Aun así yo decidí ir al baño le aviso a Yesi que me acompañe, pero un chico de otra mesa la saca bailar, así que voy sola.

Voy al baño ,hago mis necesidades ,me acomoda mi vestido ,salgo lavo mis manos y acomodo mi cabello que está un poco sudado por estar bailando .

Hasta que veo un hombre detrás de mí, con unos pantalones clásico gris y camisa blanca con sus mangas doblada que dejaba ver sus tatuajes en sus brazos y una corbata roja, es hermoso, esa mirada que recorría todo mi cuerpo, que me hizo sentir una corriente por todo mi ser.

Yo solo lo miraba fijamente admirando ese cuerpo esta bien trabajado.

—Creo usted se equivocó de baño— él me mira toma su cigarro lo fuma y deja salir humo de su boca, me sonríe.

—¿Cuánto por una noche bonita? —lo observó que tira su cigarro en el piso y lo pisa hasta apagarlo, va a la puerta pasa el seguro del baño, aunque estoy nerviosa. No lo demuestro, lo miro.

—Lo siento cariño, pero creo que no puedas pagarme— el alza un de sus cejas.

—Para mí el dinero no es un problema— viene hacía mi me toma por el cuello y estampa sus labios en mí, debo admitir que besa como un Dios, siento que intenta tocar mi cuerpo.

Pero yo no lo dejo, lo llevo hasta la pared sin soltarlo del beso, él va a decir algo, pero yo la hago callar, sé siente bien tocar ese cuerpo es pecado, le quito la corbata y la camisa y se deja hacer todo.

Hasta que está en bóxer, le doy un beso él intenté de manosearme, pero yo no lo dejo.

— Así me gusta dominante, muestra lo que puedes hacer muñeca — con una voz seductora. Yo lo tomó por la corbata y lo ato en la reja de la ventilación, lo beso porque me gusta lo me hace sentir cuando lo hago.

Sé que lo tengo bien atado lo golpeó en su hombría y escucho sus gritos de dolor, él trata de soltarse, pero no puede.

—suéltame, maldita —me grita rojo del dolor y la rabia.

—No todas las mujeres se pueden comprar idiota;así te vez lindo cómo el bastardo que eres— tomo su ropa y la tiro en la caneca de la basura, saco su billetera y la meto en sus Bóxer.

—suéltame o te juro que arrepentirás— le sonrió, saco de mi bolso un labial y me pinto los labios, saco un billete de un dólar.

—Toma cómprate un dulce bebé— lo pongo en el elástico de su bóxer al lado de su billetera.

—suéltame perra no sabes con quién te metes—

Yo salgo del baño ignorando sus gritos, busco a Yésica que está bailando.

—Tenemos que irnos, luego te cuento vámonos— la jaló por su brazo salimos del antro, pensando que esa era la última vez que vería a ese hombre, sin saber lo que el destino me prepararía...

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