El Salón de los caballeros, un sitio de prestigio para aquellos que luchan para mantener la paz con esta crisis de los demonios. Hay caballeros con sus armaduras por todas partes, listos para pelear si se decidiera de inmediato. El comandante de este salón, está en su escritorio leyendo un informe que le acaba de llegar. Cuando de pronto, alguien toca la puerta.
— ¡Pase!
Exclama el Comandante. Él es un hombre como de cincuenta años, robusto, de voz ronca, con el cabello castaño claro y ojos negros. Su armadura es reluciente con un bordado dorado y una capa que usa como símbolo de su posición, el comandante del lugar.
Al abrirse la puerta, entra un chico de cabellos y ojos azules, con una edad aproximada de diecinueve años, una armadura bordada, pero sin casco, solo una espada y un escudo como muestra de que es un caballero de elite. Debajo de su armadura, tiene un suéter de color azul.
— ¿Me llamó, comandante?
Preguntó el chico.
— Así es, Alaster. Hemos recibido un informe sobre un caso de demonio en una aldea remota, cerca de las llanuras de Sill. Y esta vez… son Bogus de nuevo. Son demonios inteligentes que aprendieron a utilizar armas, pero su fuerza física es solamente la mitad de un hombre saludable. Alaster, ¿puedes hacerlo solo?
— ¡Sí, señor! Los mataré a todos y cada uno de ellos.
El chico se pone firme y hace el saludo de caballero, el cual consiste en colocar la mano izquierda sobre el pecho.
— ¡Lo primero es proteger a la gente!
Grita el comandante golpeando el escritorio y poniéndose de pie.
— ¡Perdón, señor! Protegeré a la gente y mataré todos los demonios.
Corrige el caballero de inmediato.
— Tienes que tener claras tus prioridades. Escucha, Al. Si dejas que una sola persona muera, no dudaré en echarte de mi división.
— Entendido, señor. Por mi orgullo de caballero, prometo… que volveré con buenas noticias. Entonces, ¿cómo llego a la aldea? Está muy lejos y parece que necesita ayuda inmediata.
— Ve en carruaje de dragón.
Responde el Comandante retomando su asiento y empezando a revisar sus informes.
— ¡¿Quieres que monte un demonio?! ¡Ni de broma! Mejor voy a pie…
Alaster parecía bastante enojado, pero es interrumpido por el comandante.
—… ¡¿Y dejar que destruyan toda la aldea!? ¡No digas tonterías o le daré la misión a otro!
El comandante fija sobre él una mirada fría y poderosa, juzgándolo.
Alaster chasquea los labios muy bajos para que el comandante no lo escuché y dice:
— Perdón por mi rudeza, señor.
— Técnicamente, no montarás al dragón. Te subirás al carruaje, alguien lo montará y te llevará a la aldea. Luego puedes volver a pie cuando termines el trabajo. Prepárate, solo tienes diez minutos.
— ¡Sí, señor!
Alaster se dio media vuelta y salió de la sala del comandante.
(¡Mataré a todos y cada uno de ellos!) piensa Alaster al cerrar la puerta. (Si… por el mundo) se mostró con una determinación increíble nunca antes vista, reflejada en su mirada.
***
En medio de un bosque, cerca de la aldea, se acerca un carruaje tirado por un dragón. Al llegar al lugar se detiene, y al abrir la puerta sale Alaster, no muy contento, por el hecho de haber sido transportado por un dragón.
Al bajarse, le da las gracias al que conduce al dragón y se marcha hacia la aldea. Mientras que el carruaje vuelve a la capital.
— Ese carruaje de dragón fue realmente rápido. Habrían sido cinco días a pie, pero… Aun así, es un demonio sin corazón que podría matar gente inocente… No podemos recuperar la paz en el mundo si siguen usando demonios como mascotas. Tsk… La aldea está solo unos pasos hacia el sur. Mejor me doy prisa, no quisiera que me saquen del escuadrón de elite.
Alaster camina hacia donde está la aldea y al entrar, siete demonios aparecen delante de él.
— Heh… ¡¿Ya están dando la cara?! Bien, ¡vamos a calentar!
Responde con una sonrisa maliciosa al ver a los demonios.
Alaster flexiona un poco su cuerpo y desenvaina la espada. Calcula la distancia de los demonios, y se desvanece del lugar, dejando solo una estela de polvo. Su velocidad es increíble. A tal punto que aparece cerca de los demonios y con pocos espadazos acaba con todos ellos. Algo interesante es que los cuerpos de los demonios, se desvanecen dejando solamente la sangre en el suelo.
— Como esperaba. Ni un poco de sudor.
Comienza a observar su entorno y continua:
— No hay nadie aquí. Debería ir a la plaza.
Mientras intenta llegar, una considerable cantidad de demonios lo rodean.
— ¡¿Una emboscada?! Bueno, era de esperar. Pero aun así, ¡es una pelea justa para mí! No quisiera quedarme con ganas a media batalla.
Él se abalanza contra los demonios y empieza a esquivar todos los ataques.
No solo esquiva a los demonios, sino que también los mata al instante, y con un solo corte, logro acabar con la gran mayoría. La espada la mueve a tal velocidad que no es posible verla a simple vista, nada más algunos destellos por donde ella pasa. No pasa mucho tiempo cuando ya ha matado a todos los demonios.
— Me pregunto por qué estos Bogus no llevan armas. Tienen la inteligencia para usar armas humanas. Qué más da… Solo unos pasos más, para llegar a la plaza.
Se dice a sí mismo mientras toma aire.
Luego de esto, Alaster camina hasta donde sé encuentra la plaza, pero no encuentra a nadie, ni una sola persona o víctima.
— No veo a nadie aquí. ¿Escaparon? ¡¿O fueron secuestrados? Esto no gusta nada.
Muestra bastante preocupación en su rostro.
En ese momento, no terminaba de observar el área cuando aparece un Bogu gigante, que lleva ciertas armaduras de cuero y hierro, además de un hacha gigante de batalla. La altura del demonio es la equivalente a dos personas. Alaster al verlo se sorprende al respecto.
— Un demonio… ¡Nunca he visto uno como este! ¡Está lleno de armas y armaduras!
— ¡Un caballero!
Dice el demonio al ver a Alaster; con una voz que era muy ronda y resonante.
— ¡¿Puede hablar?!
Responde Alaster muy sorprendido.
— ¡Tengo que matarlo!
Continúa el demonio, con su voz de bestia.
— Tsk… ¡Esto será complicado! ¡Pero allá vamos!
En ese momento llegan Edna y el chico. Ella se sorprende al ver al Bogu, por las armaduras que tiene y todas sus armas.
— Whoa… Es como esos cerdos demonios de antes ¡Pero este da más miedo! ¡Estoy segura de que él es la fuerte presencia demoniaca!
Edna está muy sorprendida por lo que ve.
— Hay un caballero real luchando contra él
Le dice el chico a su lado.
(¿Caballero real? Mi maestra me dijo que no me acercara a ellos. Me advirtió de que no mostrará mi poder, o me metería en grandes problemas) pensó Edna.
Alaster estaba frente al demonio sin miedo. Solo tenía ira cuando se abalanzó contra él lo más rápido que pudo, y le lanza un espadazo; pero el Bogu rápidamente lo detuvo con el hacha, creando una onda expansiva.
— Eres fuerte, humano. ¡Pero demasiado lento!
El demonio le lanza un corte que le da en la parte del pecho, el cual fue tan rápido que no pudo esquivarlo. El corte rompió en varios pedazos la armadura de Alaster, y aunque no lo hirió, el impacto hizo que él escupidera una cantidad de sangre considerable, mientras caía a unos cuantos metros y recibiendo unos cuantos golpes por la inercia.
Alaster se puso de pie con dificultad, aguantando el dolor a duras penas. No sabía cuanto más podía resistir.
— Ese caballero… ¡Al paso que va la pelea él morirá!
Grita el chico, lleno de preocupación por él.
— ¡¿Qué?! ¡¿Morir?!
Edna está muy asustada.
(¿Debería ayudarlo? ¿O debería pasar de él?) Piensa Edna dudando de que hacer.
— Hhhh… Hhhh… Este demonio… Nunca lo vi en nuestra lista. Es demasiado fuerte…
El caballero dice eso, con la poca fuerza que le queda.
— Mataré todo lo que vea.
El demonio apuntó con su hacha a Alaster, para darle el golpe de gracia.
(Lo siento, maestra. Pero no puedo dejar que alguien muera. No cuando tengo el poder para salvarlo)
Luego de pensar eso, Edna empieza a acumular todo el maná que puede y crea una bola de fuego gigante, luego la lanza contra el demonio. Él no esperaba un ataque así, por lo que no pudo esquivarlo. Al impactar, lo hizo retroceder bastante.
— ¡¿Una bruja de fuego?! Qué interesante… ¡Rrrrahahahahah! ¡Debo informar a mi Lord!
Dice el demonio luego de que lo impacte el ataque.
Luego solo desaparece con un salto, frente a Alaster.
— ¿Una… bruja…?
Dice Al con su último aliento mientras pierde la conciencia, desplomándose al instante.
El chico corre a donde está Alaster, en su ayuda.
— Solo está desmayado. Llevémoslo a mi casa. Llevaré a mi hermana también.
Luego de examinar a Alaster, lo recoge y lo sube a su espalda, luego a su hermana.
Edna al verlo se impresiona por la fuerza de un chico tan joven como él.
— ¿Estás seguro de poder con los dos?
— No se preocupe, señorita. Soy bastante fuerte.
El chico se dirige a una casa que está un poco alejada del lugar, mientras Edna lo acompaña…
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Comments
Yared Mariano Hernandez Barrera
es increíble que este libro muestre mucho más que el mimo juego
2025-02-01
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