Capítulo 20: Una pervertida inexperta

El dolor que sentí a la hora de caer del sofá, me abrió los ojos en un instante.

Me había quedado dormida con la televisión encendida. Me levante poco a poco.

El piso estaba helado...

Ese leve dolor me hizo hacer una mueca. Recargue mi peso sobre el sofá para poder levantarme y lo hice.

Me puse de pie. , me sobe el glúteo izquierdo, donde el dolor se concentró más.

Al dar el paso, me detuve en seco y no fue por el dolor, algo sentí, en mi entrepierna, estaba húmedo. Y como flash en la mente, destello el sueño, del cual me desperté por la caída. Ese pervertido sueño.

- No puede ser... - musite llevando mi mano hacia mi zona íntima, y lo palpe y era claro, era una humedad que me estremeció al tocarme.

¿Cómo era posible? y si, tuve un sueño húmedo y algo que jamás había tenido y lo peor que me mortifico, fue con Teo.

Era Teo quien me tocaba en mi sueño.

Que cosa más absurda y escalofriante.

Suspire.

Me acerque al televisor para apagarlo. Sintiendo esa terrible incomodidad al dar unos pasos.

Tomé mi movil que estaba igual en el piso. Me incliné y lo desboquee. Eran a las seis de la mañana. En efecto, dormí en el sofá toda la noche. Aún estaba oscuro. Las cortinas estaban cerradas.

Me levante y me fui hacia mi habitación. Caminar así, era incomodad, me dieron calambres en las piernas. Se sentía tan mojado y resbaladizo.

Me sentía sucia. En serio que jamás había sentido tal cosa. Gire el picaporte de la puerta para entrar a la habitación.

Necesitaba cambiarme lo más rápido posible. O mejor dicho darme una ducha. Hacía fresco pero no me importo mucho. Quería linpiarme. Que el agua fría borrará ese sueño totalmente diferente a los otros.

¿Qué pasaba conmigo?, ¿Qué le sucedía a mi cerebro?. No tenía respuestas.

Mis hormonas están desatadas.

Porque tener un sueño así, sabía que los hombres sufrían de tal cosa. Pero una mujer, eso sí no lo sabía o es que era demasiado ignorante.

Estoy confundida.

Me restrege los ojos y me fui hacia el baño. Tomando mi cambio de ropa.

Era lunes y tenía que ir al trabajo. Creo que solamente me levante antes de lo esperado. Me adentre hacia el baño.

Cerrando la puerta.

Deslize mi blusa, hacia abajo dejandolo caer y desabrochando el brasier. Mi piel se erizo. Todos mis bellos estaban parados.

Ah y mis senos, las areolas estaban duras como piedra.

Me estremeci. Ignore y baje la cremallera de mi pantalón. Bajando lento hasta los tobillos. Me incline para quitarme los por completo y sentí el dolor sobre mi cintura.

Ese golpe que me sacudió.

Saqué mi jeans y los dejé a un lado. Ahora tenía que quitarme los pantis, eso donde la humedad me estaba provocando más escalofrío.

Exhale. Y los baje, no quería ver, pero fallé. Baje la mirada conforme los bajas hasta las rodilla. Y ahí, todo la humedad, lo mojado que estaba en el centro de mis pantis.

Me paralizó. Mis pantis si que estaban muy mojados. , sentí molestia.

No era consciente que en mi sueño había sido toda una pervertida. Teo... Ah no.. ¿Por que él?. Jale mis pantis, enrrollandolo. Los lavaria al terminar de bañarme.

Ahora lo que necesitaba era el agua correr por todo mi cuerpo. Camine enguida hacia la regadera. Aún con esa inmodidad entre mi sexo.

Abrí la regadera, dejando caer el agua por todo mi cuerpo. Sintiendo lo helado por todo mi ser. Cada musculo se tenso. Necesitaba olvidar este sueño, así como hacía con aquellas pesadillas.

El nombre de Teo, estaba haciendo caos en mi interior, no sabía muy bien pero creo que verlo anoche me abrumo, y posiblemente soñé con él por la aturdida de verlo.

No entendía muy bien. En mi interior él me atrajo de una manera desconocido.

Era virgen. No tuve novio. Ninguno. Jamás había experimentado estas sensaciones. Ni siquiera había besado a alguien. Recordando a Teo en mi sueño.

Todo de él. Sobre todo por lo detalladamente que se veía. Esos labios, carnosos. El perfil de su nariz. Sus ojos color miel. Ah su cabello alboratodo. Y que vestía idéntico como llegó a mi departamento.