capitulo 14. Los primeros días.

Los primeros días como familia de Santi y Alba fueron complicados. El sexo ardiente estaba presente en cualquier momento del día que pudieran entrar un tiempo y lugar para ello. Además estaba el cuidado de los dos chicos que si bien la Sra Marta era una nana prodigiosa no podía hacerlo todo sola.

A Alba le habían dado un mes de vacaciones por casamiento así que agradecían este hecho porque entre la búsqueda de departamento y los pequeños, el tema de la organización no era fácil.

Las fotos del casamiento de Santi reventaron las redes sociales y los malditos fotógrafos y periodistas empezaron a perseguirlos.

Un día la nana estaba en el parque con los pequeños y un periodista les sacó una foto a los niños. Al otro día estaba en todos los medios. Esto alarmó tanto a los abuelos que pensaron en truculentas escenas de secuestros por lo que Santi contrató a un guardaespaldas para los niños.

Reforzaron el apoyo en el hogar con una cocinera y una chica que limpiará tres veces por semana.

Después de mucho buscar Santi encontró el departamento perfecto. A Alba le pareció muy caro, pero realmente era hermoso. Frente del departamento había un parque, donde los niños podían jugar.

A solo dos cuadras, una de las mejores y más completas escuelas exclusivas de Londres. Ese colegio tenía desde guardería hasta la secundaria completa. Además, el departamento tenía cuatro dormitorios grandes con baños en suite, comedor cocina, sala, salón de juegos para los niños, un hermoso jardín de invierno, balcón, terraza y un invernadero.

La venta de los dos departamentos de Alba y Santi apenas pagaron el 50/00 de este nuevo. Pero Santi tenía suficiente dinero como para costearlo.

Alba realmente nunca creyó a Santi tan ayudante de la casa que se asombraba de verlo. Los chicos lo adoraban y se peleaban por él.

Él los levantaba, jugaba con ellos, le hacía caminar, les corría por la habitación convertido en un ogro, los bañaba y vestía, les daba de comer.

Cecilia era una niña tranquila y dulce. Adoraba a su hermano y lo demostraba regalandole abrazos y besos a diario. Sam correspondía a su amor siempre y cuando sus padres no estuvieran presentes. Apenas los padres se acercaban a jugar con ellos Sam comenzaba a competir por su atención. Tenía los ojos Claros de su padre y era tan parecido a el, gestos, sonrisas y ese afán de exclusividad celosa que ya desde pequeño preocupaba a su madre.

Santinho era un padre genial y completo. De noche se dormía en la cama con un chico de cada lado y el libro de cuentos en su panza. Alba los alzaba y los llevaba a su dormitorio, avisaba a la nana, se bañaba y se acostaba a su lado despacio para no despertarlo. Pero el incansable Santi en algún momento de la noche, se despertaba y reclamaba sexo.

Muchas veces Alba pensaba que estaba teniendo sueños eróticos, pero no, era su marido de carne y hueso que estaba con su cabeza entre sus piernas.

El deseo de Santi era insaciable. Y ella sucumbia cómo siempre a sus encantos.

Aveces se despertaba asustado y se prendía contra ella, abrazándola.

_ No me dejes Al. ! No me dejes ! le repetía.

_ Santi. Es una pesadilla. Estoy a tu lado. No te dejaré, decía Alba.

A veces él solo la miraba horas enteras, con sus ojos cerrándose de sueño.

Alba lo adoraba. Lo amaba de tal forma que no creía poder vivir sin él. Había renunciado a sus creencias sobre la libertad de la mujer para casarse con el único hombre que amaba.

Muchas veces renunciaba a dormir para pasar la noche entera haciendo el amor. Al otro día apenas podía caminar. Santi tenía un miem** inmenso y quería hacerlo a cada rato y no solo una vez por noche. Ella adoraba hacer el amor con su esposo, pero también se cansaba, estaba agotada y soñolienta durante el día.

Lo mejor era que Santi comience a trabajar y ella empezar otra vez su trabajo en la ONG.

A Santi le llovían ofertas de trabajo como modelo publicitario, cómo actor en telenovelas para la TV o el cine.

Alba se sentía capaz de soportar ver a Santi en situaciones románticas con hermosas mujeres solo por trabajo.

Ella sabía que el la amaba , el problema eran las mujeres. Todas se enamoraban de su esposo. Salir con Santi era desesperante. Las mujeres le pedían selfies incluso algunas se tiraban contra el para besarlo así estuviera su mujer presente. Santi por el contrario le resbalaba toda esa atención. Sus ojos estaban solo prendidos en su mujer.

Y el sí, era celoso. Marcaba su presencia como un tigre salvaje. No le gustaba que los hombres la miren mucho ni que intenten siquiera coquetear con Alba.

Cuando Alba comenzó nuevamente a trabajar Santi fue a recorrer su lugar de trabajo. A mirar todos los hombres que trabajaban junto a su esposa. La presencia de Santinho en la ONG de Alba causaba revuelo entre las mujeres que trabajaban en el sitio. Todas querían fotos con el famoso actor y posaban para las selfies con él.

No sé explicaban cómo Alba seguía con sus mismas prendas anticuadas y sencillas teniendo un marido famoso a quien cuidar del asedio femenino. Pero Alba era así y seguro no cambiaría. Elegía para vestirse en su trabajo prendas cómodas que de hecho no eran de diseñador. Odiaba gastar en ropa cara. Su cabello prendido en una coleta, Jean y remeras sin joyas algunas excepto su alianza.

A Santinho las veces que Alba había huido de su lado lo habían afectado demasiado. Se sentía inseguro y no quería perderla.

La seguridad de Alba y las inseguridades de Santi afectarían a nuestra grandiosa pareja. Eso el tiempo lo diría. Por ahora eran una pareja que definitivamente se amaba y mucho. Tenían dos preciosos niños y su vida juntos era un verdadero paraíso.

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