Capitulo 8 Cecilia.

En mundo de Santinho Morris se había convertido en una paciente espera de su hija. Si. Ceci tendría una niña que gracias a Dios se desarrollaba bien a pesar de su madre. Ceci creyendo que la falta de relaciones sexuales con su esposo se debían a su embarazo había desarrollado una adversion a su pequeña aún antes de nacer.

Hacía a Santi visitar médico tras médico buscando una cura para su enfermedad. Pero todos le repetían lo mismo. Su esposo estaba sano. Lo que tenía era psicológico.

Ceci estaba convencida que su esposo había dejado de desearla por el embarazo sin embargo el acariciaba su panza mientras ella dormía. Lamentablemente era lo único que acariciaba. Una vez estaba tan histérica que lo echo de su recámara.

Insultaba a todas las empleadas pensando que alguna de ellas se acostaba con Santi.

Así que Santi dormía solo ,lo que sinceramente agradecía, porque Ceci le cansaba tocandolo de noche tratando de excitarlo.

Su vida sexual había acabado , no pensaba en Ceci, no pensaba en Alba, todo su pensamiento estaba en la Niña por nacer. Y trabajaba. Mucho, incansablemente.

Tratando de entusiasmar a Ceci había iniciado la reforma de una habitación para la pequeña. Pintó las paredes y cambió los muebles, pintó un hermoso cuadro de la laguna azul y las flores de lirio que tanto amaba su madre.

Pero a Ceci no le importaba nada.

Tuvo que cuidarla de cerca porque las chicas dijeron verla beber a escondidas .

Solo pedía a Dios que su pequeña naciera sana. Cuidaba a Ceci lo que comía , lo que tomaba para no hacer daño a la pequeña. La llevaba a controles periódicos en Manaos.Las ecografías daban resultados excelentes pero el sabía que Ceci no estaba bien.

Cuando Ceci descansaba sobre la cama, Santi se acostaba a su lado, le acariciaba su panza y la besaba.

Le decía estaba hermosa, le pedía perdón por haber enfermado y que pronto seguro sanaria y serían una familia feliz los tres.

El deseaba en recuerdo de su madre llamar a su pequeña Azul o bien, Lirio, pero esos nombres no convencieron a Ceci, que decidió que se llamaría Cecilia como ella.

Cecilia Morris nació con casi tres kilos y muy sana. Su padre quedó loco por ella. Cecilia tenía su color de piel y los ojos marrones de su madre.

Pero Ceci no quiso amamantarla y la Niña se crio con biberones.

Ceci no atendía a su pequeña, Santi se encargaba de todo, de bañarla, de cambiarla y de dormirla antes de acostarla en la cuna.

Cecilia era su vida .

La madre de la Niña por otro lado después de más de un mes de depresión post parto empezó a viajar a Manaos a un psicólogo. En realidad Ceci no solo iba al psicólogo, concurría a un esteticista para hacer lo que fuera necesario para recuperar su figura.

Comenzó con la liposucción en las partes que le parecían muy gordas , se hacía sacar grasa de un lado y aplicarse en los senos o las nalgas.

Gastaba mucho dinero pero dinero tenía a manos llenas. También comenzó a salir con el esteticista. Este vió que la mujer estaba insatisfecha sexualmente y decidió largarse a fondo y tuvo éxito.

No era un tipo bien dotado como Santi, pero sabía hacer el amor y Ceci pudo por fin satisfacerse sexualmente.

Sus viajes al psicólogo se hicieron semanales. El esteticista sacaba buena plata con Ceci y de paso follaba a lo loco con ella. Terminaban en su departamento tomando un whisky juntos y el le aplicaba algún tipo de bótox o relleno muchas veces inventado.

El viaje a Manaos se había convertido en una salida habitual cada semana. Las chicas de la limpieza desconfiaban de su histérica patrona pero el señor Santinho parecía no importarle.

Los días que viajaba ella salía temprano a las 6 , el taxi recorria cómo cincuenta kilómetros desde la aldea al aeropuerto. Allí a las 7 tomaba el avión y en 20 minutos llegaba a Manaos. Tomaba un taxi y estaba a las 8 con su amante.

Un día él le hizo una lipo y le dió calmantes.-

Ceci, hoy no tomes alcohol, amor, vale ? le dijo el.

Ella sonrió y lo beso.

Cuando la chica del vuelo le ofreció un Whisky, ella aceptó sonriendo. Se había tomado dos fuertes barbitúricos hacia minutos y ese Whisky fue el último que tomó en su vida.

Santi estaba asombrado que Ceci no había llegado de su médico. Bañó a su princesa y la cambió. Le dió su mamadera y puso a Cecilia sobre su cuerpo. Cecilia se abrazó a su padre y se durmió.

Era una hermosa beba de más de cinco meses. Durmió a su lado la noche toda. Recién de mañana, cuando la policía federal golpeó la casa, ambos despertaron. Cecilia había quedado sin madre.

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