Encuentro fatal

Mi nombre es Sky D'angeli, soy la hija mayor del Presidente de Zeus, Alexis Serfaty; como una mujer Alfa y futura heredera de la empresa de mi padre he sentido el peso de la responsabilidad desde muy joven.

A pesar de que tanto mi padre Alfa y mi padre omega nunca pusieron esta carga sobre mis hombros directamente, no pudieron evitar que desde muy pequeña escuchara los murmullos de muchas personas que envidiaban el éxito de mi familia.

La empresa de mi padre Omega hoy en día ha crecido tanto que prácticamente él quedó sin tiempo para estar con nosotros, a pesar de que muchas veces no entendía la razón, al crecer fui testigo de su trabajo dedicado y disciplinado.

La sociedad sigue siendo dura con omega y se vulnera sus derechos, los abusos hacia ellos van en aumento cada día, lo peor es que debido al miedo de ser dañados aún más, muchos optaron por ocultarse entre betas o simplemente quedarse en silencio, ya que las denuncias eran prácticamente ignoradas.

Las noticias del día a día incluso me hacen creer que en vez de avanzar, simplemente estamos retrocediendo hacia el pasado cada vez más, la justicia en este mundo es manejada por el poder de aquellos en la cima, aquellos que no forman parte de este círculo están destinados a una vida injusta.

Mi padre Alfa nos enseñó que debemos respetar a Omega, si somos testigos del maltrato hacia ellos debemos brindar nuestra ayuda, como Alfas es nuestro deber protegerlos, no dañarlos y lo más importante...

"Jamás debes marcar a un omega contra su voluntad, recuerden que nacieron de omega, su vida es una regalo de omega..."

Mi hermano y yo crecimos con este mensaje grabado en nuestra mente y corazón, pero la vida es tan inesperada y cruel que a pesar de que quieras seguir las reglas, arrojará sobre ti un sin fin de pruebas a las cuales, no sabrás como enfrentar muchas veces y perderás en su juego.

...◇◇◇◇◇...

"¡NOOO!!! ¡POR FAVOR DÉJENME!!! ¡NO QUIERO!!!"

Al regresar del colegio aquella tarde, me vi perdida en un vecindario de bajos recursos, no sabía como regresar a casa, por lo que estuve dando vueltas sin parar, hasta que los gritos de alguien, llamaron mi atención.

Sin pensarlo, corrí apresuradamente en busca de aquella voz, sabía que alguien estaba en peligro, pensé que seguramente se trataba de un pobre omega, que tuvo la mala suerte de cruzarse en el camino de bestias repugnantes en forma de humanos.

"¡ALGUIEN, POR FAVOR!!!!"

La voz sonaba desesperada, tan dolorosa, suplicante, que no pude evitar sentir una furia creciente en mi pecho, era incomprensible que las personas actuarán de forma tan aberrante y salvaje

Cuando llegué al lugar, ví aquella escena que me hizo retorcer el estómago, un par de betas jovenes, casi de mi edad o talvez un par de años mayores, estaban desvistiendo a un pobre omega, el cual estaba lleno de golpes.

"¡CÁLLATE!!! ¡DEJA DE HACER RUIDO!", uno de ellos le regaño molesto y escupió al rostro lloroso de aquel niño, para después sujetarle con fuerza los brazos, haciendo que el omega no pudiera defenderse.

El cómplice a su lado, estaba a punto de bajarse los pantalones, se reía y golpeaba el rostro del niño vociferando insultos por doquier.

"¡Ja ja ja! ¡Grita más! ¡Maldita P***a!"

No sé, si fueron las palabras de mi padre Alfa o quizás, la imagen de mi padre Omega dando vueltas en mi cabeza, solo sentí como la razón me abandonó y mis manos se apoderaron de una barra de metal oxidada.

Solo me bastó pocos segundos, para asestar el primer golpe en uno de los agresores, lo siguiente que escuché, fueron los gritos de terror de su compañero.

"¡AHHHH!!!"

El grito desgarrador irrumpió el silencio del lugar, mientras yo me acercaba paso a paso hacia el beta que minutos atrás tenia sujeto al omega, el sonido del metal siendo arrastrado, el charco de sangre a mis espaldas y mi rostro ensombrecido, era la perfecta imagen de un asesino.

"P‐por favor... no, no me hagas daño", El sujeto cayó de espaldas lleno de pánico, la bestia que hace un momento se creía intocable, estaba sollozando como un niño asustado, lo me enfureció aún más.

"¡¿Que pasó eh?!" Le pregunté, para luego golpear su pierna con la barra de metal, lo que hizo que el tipo diera fuertes alaridos llenos de dolor, "¿no estabas hace un momento, riendo a carcajadas? Es solo un niño y tú, ¡NO TUVISTE PIEDAD!", levanté la barra a lo alto y lo dejé caer con furia sobre la otra pierna del sujeto, quien volvió a gritar más fuerte, "quién...", Lo interrogué, mientras mi mandíbula temblaba de ira, "¡QUIEN TE DIO EL DERECHO DE LASTIMARLO!"

"¡Aaarg!"

El sujeto se arrastró lentamente por el fango, tratando de huir del ataque apoyándose en sus brazos, su amigo seguía inconsciente, pero aquella basura quería escapar para salvarse a sí mismo, dejando atrás a su cómplice.

Claramente era indigno de su propia existencia, no solo era un abusador, la escoria como él, a sus ojos de no merecian seguir vivos, así que me dispuse a dar el golpe final; Pero, una voz débil que venía detrás de mí, me detuvo...

"No, no lo hagas", El omega aún cubierto de sangre, hacía esfuerzo de hablar, "no vale la pena, no hagas eso por favor... es mi culpa, es mi culpa otra vez... es mi culpa por ser omega … Todo es mi culpa" la persona sollozaba con desconsuelo, profiriendo cada frase.

Mi corazón dolía aún más al escucharle ocupándose esa manera, quería sacarlo de ahí llevarse lejos de todo ese mundo corrompido, mis padres tenían tanto dinero que darle un poco a esta persona, no los haría pobres, siempre y cuando su vida fuera plena, estaría bien.

"¡NO!! NO ES CIERTO...", levanté la voz, luego arroje la barra de metal al suelo y corrí hacia él, "No digas eso...", quise persuadirlo, "Tú no tienes la culpa de nada, no te culpes por lo que ellos quisieron hacerte, ellos te lastimaron, haré justicia por ti, para que no vuelvan a lastimar a nadie..."

Me acerqué para calmarle, entonces me detuve abruptamente y por primera vez, lo sentí...

El omega estaba en celo, sus feromonas se liberaban sin control, un frío recorrió toda mi columna, la vista se me nubló y caí sobre una rodilla, sujetándome la cabeza asustada, como Alfa mi instinto despertó.

"No..."

Al levantar la vista solo vi a ese niño, aquellos ojos viéndome fijamente, pasando del dolor al miedo en un instante, esto era muy aterrador para mí y en los más profundos de mi ser, rogaba al cielo que saliera alguien a detenerme....

Lo último que recuerdo, es un sabor metálico entre mis dientes y feromonas bañándome, rogaba que mi cuerpo se detuviera, sin embargo este no me obedecía; incapaz de parar, solo podía oír los lamentos de ese niño debajo de mi cuerpo.

Aquel día maldije como nunca antes haber nacido Alfa, si no lo fuera, jamás habría hecho algo tan aberrante como "marcar" a un omega, en contra de voluntad.

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