El Primer Encuentro

Hola, mi nombre es Yorianis, tengo veintiún años de edad, actualmente estudio medicina, mi madre es una famosa escritora y mi padre es profesor.

La vida de un escritor no es sencilla, ni para ellos, ni para su familia, es como si vivieran en un mundo diferente al nuestro.

Mi padre desapareció hace cinco años, no hemos vuelto a saber de él, mi madre se metió de lleno en su trabajo y me mandó a vivir con mi abuela, ya que no tenía tiempo para mí.

Mi abuela se llama Petra, ella es muy dulce y amorosa, desde que tengo uso de razón, me ha consentido en todo.

El día que mi madre me dejó, estuvo discutiendo con la abuela, ya estaba cansada de escucharlas, me fui corriendo a la azotea y pensé en quitarme la vida, tenía muchos problemas; la escuela, la desaparición de mi padre y el abandono de mi madre.

Mi vida no siempre fue así, éramos una familia feliz, a pesar de que ella escribía, siempre sacaba tiempo para mi padre y para mí.

Algunas veces la ayudaba cuando no estaba inspirada, me encantan sus historias, soy su fans número uno, pero desde que papá desapareció, todo cambió.

Ella dejó de escribir como antes, sus lectores y editor la sofocaban demasiado para que siguiera escribiendo, siento que ella estaba muy presionada.

Mi padre trabajaba de profesor de historia, no tenía problemas con nadie, todo lo contrario, las personas que lo conocían lo querían mucho y lo respetaban.

Una tarde cuando salía del colegio, me informa mi madre de su desaparición, esperamos dos días a que regresara a la casa y nada, informamos a la policía, mi madre piensa que es un secuestro pero la policía cree que es lo contrario.

- Señora, su esposo está desaparecido pero nadie ha llamado para pedir recompensa, no creemos que sea un secuestro, ¿no sabe si su esposo tenía otra relación?

Mi madre enojada abofeteo al oficial, diciendo que mi padre no era esa clase de hombre, cómo estaba alterada la detuvieron veinticuatro horas por golpear a un oficial.

- y de gracia, que solo la estamos reteniendo por veinticuatro horas, porque solo por golpear a un oficial, podria quedarse de cuatro a ocho años en prisión.

Me puse a llorar, tuve que llamar a mi abuelita para que viniera a buscarme, mi abuela al llegar le preguntó al oficial que estaba pasando y él le comentó todo lo sucedido.

Mi abuela estuvo rogando para que la soltaran pero el policía le dijo que no, que ya estaba haciendo mucho, dejándola por veinticuatro horas.

Nos retiramos de la estación de policía y nos fuimos a casa.

- hija mía, ¿qué clase de vida te ha tocado vivir? definitivamente que tu mamá está perdiendo la cordura.

- abuelita, mi padre no aparece y ahora mi mamá está detenida, ¿qué vamos a hacer?

- no llores mi niña, todo mejorará ya lo verás.

La abuela abrazó a su nieta y durmió junto a ella para que dejara de llorar, ella también se sentía muy mal por su hija.

María, se estaba volviendo paranoica con la desaparición de su esposo, creia que todo el mundo estaba en su contra y que querían hacerle daño a su familia.

Se preguntan ¿cómo mi madre y yo estamos segura de que fue un secuestro y no un abandono?

Pues, el día en que él desapareció encontramos su maleta tirada cerca del estacionamiento, su auto estaba estacionado sin señales de él, esperamos horas para que llegara a casa y nada.

Cuando liberaron a mi madre, ella empezó a tener problemas con sus novelas, la historia que estuvo escribiendo había conseguido muchos seguidores que querían que la siguiera, ella simplemente dejó de escribir y empezó a beber.

Desde ahí, me dejó con mi abuela con la excusa de que su trabajo le quitaba demasiado tiempo y que quería que yo creciera siendo feliz, cosa que con ella no conseguiría.

Ya han pasado cinco años desde que mi padre desapareció y desde que mi mamá me dejó con mi abuela, el día de hoy estoy cumpliendo veintiun año, he estado esperando a mi madre para ir juntas al cine, veo el reloj, son las 4:30 p.m y ella nada de llegar, algo le debe haber pasado ella no es así.

Aunque me dejó con mi abuela, ella siempre ha estado pendiente a mí, en la mañana me llamó para felicitarme y me prometió que saldríamos juntas para celebrar mi cumpleaños, pero no llegó a la hora que tenía que llegar, me pareció extraño ella nunca falta a sus promesas.

Aunque soy mayor de edad decidí quedarme con mi abuela, la casa de mis padres me traía muchos recuerdos.

Encendí mi auto y me dirigí a la casa que una vez compartíamos, para ver qué estaba pasando

Llegué a casa, ella tenía la costumbre de dejar una llave debajo del macetero, como la puerta estaba cerrada y nadie me respondía tomé la llave y abrí.

- mamá, ¿dónde estás?

La busqué por toda la casa y no logré hallarla, me dirigí a su estudio y en su escritorio encontre un manuscrito abierto, ella seguía escribiendo, pero sus novelas ya no tenían la misma emoción que antes, ahora solo el alcohol la inspiraba, para poder escribir, tenía que beber.

Me quedé esperando un rato, a ver si aparecía, pero nada, ya estaba anocheciendo, decidí regresar a la casa de mi abuela.

Mis lágrimas no dejaban de caer, me sentía inútil, decepcionada de mis padres, decepcionada de la vida.

En lo que voy manejando, por poco y golpeó a un hombre, tuve que dar un frenazo, me bajé asustada del auto y fui a ver si estaba bien.

El hombre no estaba golpeado, pero sí estaba sangrando por su abdomen.

- Dios mío qué hago?

Miré a ambos lados

- señor, ¿puede oírme?, lo llevaré a un hospital.

- no, a un hospital no.

- pero necesita que lo atiendan, está herido.

- lléveme a esta dirección.

El hombre le dio una tarjeta con su identificación, dirección y se desmayó.

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