Capítulo 11 Un Capitan y un barco

Mientras que el señor Garret les mostraba el mapa, Garret les dijo sobre la única persona capaz de llevarlos a la ciudad de los cielos, y es un capita enano llamado Hrogar, Garret les aviso que era alguien con mucho humor, pero de carácter fuerte y es el único capaz de llevarlos a la su destino.

Garret les dijo con voz temblorosa "podrán encontrar a Hrogar en una posada llamada el descanso final, tengan cuidado y sean sabios con sus palabras delante de él"

Naru y el espadachín agradecidos por la información se despidieron de garret con una sonrisa en el rostro.

Al salir de la habitación, Naru y el espadachín se encontraron en un callejón estrecho y lleno de gente. El olor de las especias y los sonidos de los herreros que trabajaban en sus forjas llenaban el aire. Los dos hombres caminaron a través de los mercados llenos de enanos y gnomos, algunos de los cuales les miraban con desconfianza mientras otros les saludaban cordialmente.

Finalmente llegaron a la posada "El Descanso Feliz", un lugar que parecía más un castillo fortificado que una taberna. La puerta principal estaba hecha de madera maciza y adornada con clavos de hierro oxidados. Al entrar, Naru y el espadachín se encontraron en un gran salón lleno de humo de tabaco y cerveza.

La gente se apretujaba en la barra mientras los gnomos del lugar cantaban y tocaban sus instrumentos. La luz parpadeante de las velas bailaba en las paredes mientras los enanos de aspecto rudo jugaban a los dados y bebían cerveza.

En un rincón oscuro del bar, Naru percibió una fuente de energía pesada y densa que había sentido hace mucho tiempo. Allí estaba el enano con barba larga y negra, parche en el ojo y trenzas en su cabello, vestido con su atuendo de capitán y armado con dos pistolas de pólvora y una espada oxidada y abollada.

Naru miró al espadachín y dijo con una sonrisa: "Creo que ese es nuestro enano". El espadachín se rió y respondió con una pizca de ironía: "Solo espero que sea mejor capitán que espadachín".

Naru y el espadachín se acercaron al enano Hrogar, quien los recibió con una mirada fría y un gruñido. "¿Qué quieren?" preguntó con voz grave y autoritaria, mientras los observaba con sus ojos como dos cañones apuntándolos.

La tensión se podía sentir en el aire mientras Naru y el espadachín intentaban mantener la compostura. Pero de repente, un grupo de gnomos irrumpió en el bar cantando y tocando instrumentos, rompiendo el hielo y creando una atmósfera más animada. El ambiente cambió de repente y el bar se llenó de alegría.

El grupo de gnomos se ubicó en una esquina del bar y comenzó a tocar una canción alegre y contagiosa, mientras la gente se levantaba de sus asientos y comenzaba a bailar y a cantar con ellos. El sonido de la música de bar medieval llenó el lugar, y Naru y el espadachín se dejaron llevar por el ambiente.

Después de la canción, Naru tomó la palabra y le dijo a Hrogar con valentía: "Queremos ir a la ciudad de los cielos donde habitan los Santos. Tenemos una urgencia de ir, y nos dijeron que el famoso capitán Hrogar es el único capaz de llevarnos hasta allí. Pagaremos en oro y pagaremos bien."

Un silencio rotundo se apoderó del bar mientras todos esperaban la respuesta de Hrogar. De repente, el enano comenzó a reírse y exclamó: "Me caes bien, chico. Qué valor tuviste que tener para hablarme de tal manera". Hrogar se detuvo un momento y miró la insignia de paladín que Naru llevaba consigo. "Tenía entendido que los paladines estaban extintos", dijo sorprendido.

El espadachín no pudo resistir hacer un comentario gracioso y agregó: "Bueno, también están los enanos y gnomos aquí, y ellos parecen estar bien". Hrogar se rió del comentario y asintió con la cabeza, aceptando el trabajo de llevarlos a la ciudad de los cielos.

"Acepto el trabajo, pero prepárense, porque el viaje no será fácil", advirtió Hrogar mientras se levantaba de su silla y se ponía su sombrero de capitán. "Asegúrense de estar listos temprano mañana por la mañana, porque partimos al amanecer."

Naru y el espadachín se levantaron de sus asientos con alivio, sabiendo que finalmente estaban en el camino correcto. La música y la alegría del bar continuaron mientras ellos se retiraban para prepararse para el viaje.

Después de que Hrogar los dejara partir con su tripulación y su barco, el espadachín y Naru se encontraron en un pequeño bar cercano al puerto. El lugar estaba lleno de gente que hablaba en voz alta, y la música de un grupo de gnomos tocando sus instrumentos llenaba el aire. Se sentaron en una mesa junto a la ventana y observaron la actividad en el puerto mientras esperaban su comida.

El espadachín miró hacia el puerto y suspiró, "No puedo creer que finalmente estemos en camino hacia la ciudad de los cielos. Ha sido un largo camino hasta aquí".

Naru sonrió, "Sí, lo ha sido, pero estamos más cerca que nunca. Y qué mejor manera de celebrar que comiendo y bebiendo algo delicioso".

Poco después llegó su comida, el aroma llenó la mesa y se les hizo agua la boca. Había una variedad de platos, carnes, verduras y pan recién horneado. El espadachín tomó un trozo de carne y lo masticó lentamente, disfrutando cada bocado. "No he probado algo así desde hace tiempo, definitivamente valió la pena el costo del viaje".

Naru estuvo de acuerdo mientras comía una sabrosa sopa de verduras, "La verdad es que me había olvidado del sabor de la comida buena. Y este lugar tiene una gran variedad de bebidas, ¿quieres probar algo diferente?".

El espadachín se encogió de hombros, "Por qué no, después de todo, estamos aquí para disfrutar". Pidió una bebida local que resultó ser una mezcla de cerveza y miel. Cerró los ojos y saboreó el dulce sabor mientras su garganta se calentaba.

Mientras comían y bebían, hablaron de la tripulación y del capitán Hrogar, contándose anécdotas divertidas y haciendo chistes sobre el pequeño pero valiente enano. Se rieron juntos mientras la música seguía sonando en el fondo.

Parecía un tiempo en el que ambos quería quedarse para siempre, pues asía tiempo que nuestros queridos héroes no sonríen con tanto gozo.

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