Carpe Diem

Un nuevo día está comenzando. Luna se levanta antes de que el sol toque el horizonte. debe prepararse para su primer día en su nuevo empleo. Está feliz, aún le cuesta creer que después de semejante tormenta en su vida el sol haya salido. Pensó que se iba a hundir en un abismo de soledad y desesperación. Sigue siendo grande el dolor. Suelta un gran suspiro cuando lo piensa bien. Ella, desde que su mamá se fue, desde que se la arrebató el hombre que debería de haberla protegido y cuidado, solo desea ser amada. Un amor limpio sincero, que salga desde lo profundo del alma. Un amor completo. Mira su imagen en el espejo y acaricia su vientre, no está segura si alguna vez tenga ese amor de parte de una pareja, pero si está segura de que ese es el tipo de amor que le va a dar a su pequeño retoño. Su porotito, o porotita piensa sonriendo.

Sumida en sus pensamientos se dirige hacia el baño a darse una ducha. Tiene muchas decisiones que tomar, no se trata solo de su vida, también es la de su hijo. Sabe que tiene que hablar con Cristian, aunque quisiera no hacerlo, eso es lo correcto. Él tiene que saberlo, después que decida lo que quiera, pero con la certeza de que nunca va a poder reclamarle nada a ella ¿Qué hubiera pasado si no la hubiera traicionado? ¿Habría aceptado a su hijo? Son todas preguntas sin respuestas ya que el hubiera no existe. Solo tenemos el presente, el pasado ya fue y el futuro es incierto. Ella decidió, hace dos días no dejarse ganar por el dolor ni el rencor, no va a renegar de su pasado, porque eso es lo que la ha llevado a estar donde está hoy. Va a vivir el presente proyectando el futuro. Carpe Diem se dijo, y comenzó a lavar su cuerpo.

Luego de arreglarse un poco partió rumbo al café. No desayuno ya que sus reflexiones matutinas la dejaron sin tiempo. Pero no se va a descuidar lo hará en el trabajo. Al subir al autobús siguió con el derrotero de su mente. Hoy Romina la iba a acompañar a su primera consulta con el obstetra, estaba emocionada y nerviosa. Es un día muy espléndido realmente.

El sol ya deja ver sus dorados rayos a los pobres mortales que se dirigen a sus puestos de trabajo. Las personas caminan, de un lado a otro y ella ya ha llegado. "Bistró Café" se llama el lugar. Es sumamente acogedor, con un gran ventanal adelante, que te permite ven a los transeúntes,  mesas redondas de color negro, con manteles blanco, en todas ellas hay un pequeño florero con una rosa y para sorpresa de los incautos clientes, estas son naturales. Samira, la dueña, le enseña todo lo que necesita saber a Luna, desde como atender, preparar el café, cobrar etc. Es una mujer muy amable, y dulce, cabello blanco de canas, petisita y gordita, como las abuelas de los cuentos o las hadas madrinas, con unos anteojos de tamaño considerable, que le cubre gran parte de la cara. Su mirada apacible y su voz cálida son el complemento perfecto para esta bondadosa mujer.

La mañana ha sido excelente, desde la mirada de Luna, ha aprendido cosas buenas, ha conocido más personas buenas que tocan su corazón. Ahora se dirige al hospital comunitario a encontrarse con Romina. Su mente sigue volando, pareciera como si de pronto los ojos se le abrieran, pero no los de la cara, sino los del alma. Ahora puede ver cosas que antes parecían ocultas, puede sentir confianza en las personas a su alrededor, algo que antes no le pasaba. Por eso no tenía amigos, no podía confiar. Es que ¿Cómo confiar en un extraño cuando tu propio padre te hizo tantas cosas malas? ¿Qué ha cambiado en ella que le permite relacionarse desde otro lugar o de otra manera?

Siguen siendo preguntas que ella no se puede responder. Será el hijo que espera, o descubrir la verdad sobre Cristian, o quizá ese sueño que tuvo con su mamá, o por qué, no todo junto. Una cosa desencadenó en la otra, y por alguna razón su alma se liberó. Hoy puede disfrutar, gozar y aprovechar el día. Sí Carpe Diem se volvió a decir.

Hola preciosa mamá ¿Qué tal tu día? pregunta entusiasmada Romina al ver llegar a Luna con una gran sonrisa en el rostro ¿Tomaste el agua? para que podamos ver hoy a tu muñequito estaba tan entusiasmada como la futura mamá. A decir verdad si hubieran podido venir todas lo habrían hecho.

Si mi Romi, me tomé dos litro como me dijiste, lo hice en el camino, espero que no demoremos mucho porque ya quiero entrar al baño, jajajaja las dos muchachas entran felices al hospital en busca de Samuel.

Romina es una eterna enamorada de Samuel, cada vez que lo ve sus ojitos brillan, y un leve sonrojo se posiciona en sus mejillas. Ella hace de todo por llamar su atención, aunque nada que parezca desvergonzado, ella es muy tímida, nunca haría algo como lanzarse directo a sus brazos. Pero como le gustaría que él la note, que un día abra los ojos y vea que ella está ahí, que no quiere ser solo su amiga. De alguna manera ha tratado de decirlo, pero nada le sale como espera.

Luna Calas, por favor el doctor la espera le informa la enfermera que pasen, ya su consulta va a comenzar.

Hola Romina ¿Cómo estas? Luna un placer conocerte un guapo moreno de ojos grises las saluda de pie junto a la puerta. La pobre y hormonal Luna se ha quedado con la boca abierta, y es que está para chuparse los dedos ese hombre, que la revise todo lo que quiera piensa la desvergonzada, hasta que ve dos atontados ojitos verde brillando en dirección al hombre de bata blanca. Ni modo, es terreno prohibido Luna, tenes que mirar en otra dirección.

El doctor le hace las preguntas correspondientes y luego le pide que se recueste en la camilla, el momento más esperado llegó. Es hora de ver a su bebito. Coloca el gel en su vientre, y comienza a mover el aparato, de repente se escucha un tun tun tun tun tun, y le informa que es su corazón, que late con mucha fuerza.

Vas a tener un bebé muy fuerte Luna, escucha ese corazoncito - le informa Samuel bien, acá esta el saco gestacional tenes 8 semanas, según lo que me indica el ecógrafo, que coincide con la fecha de tu última menstruación. Felicidades, en 32 semanas tendrás un hermoso bebé en tus brazos _ hablaba concentrado el galeno mientras ella no paraba de llorar. Era una experiencia hermosa poder escuchar el latido, sentía que este le marcaba el ritmo que iba a seguir su vida de ahora en adelante. Lo único que lamentaba era que estaba sola, es difícil transitar este camino sin el papá de su bebé, pero ella sabe que tiene que hacerse responsable de sus decisiones y entre ellas está el haber tenido esa relación con Cristian. Si bien no sabía la verdad, es cierto que había indicios que ella no quiso ver sobre lo que realmente pasaba.

Salió del consultorio dejando unos minutos a su amiga sola con su amor platónico. No quería ser mal tercio. La verdad es que el doctor le había caído bien. Pero lo que más la impulsó a salir rápido de ahí es las ganas incontrolables que tenía de ir al baño, esperaba que no tuviera que tomar tanta agua junta cada vez que fuera a verlo. Una vez pasado el apuro, y con una Romina un poco perdida en sus pensamientos salió del hospital.

Me vas a decir ¿Qué te pasa? consultó después de unas cuadras de silencio. El semblante de su amiga había cambiado drásticamente y la tenía preocupada.

Dice que conoció a una chica, es veterinaria, está entusiasmado con ella y como soy su amiga me lo quería contar las lágrimas habían comenzado a surcar la delicada piel de la joven morena. Estaba sumamente abatida, pensó que esta vez si la iba a invitar a salir, pero no fue así. Solo le clavó un puñal en el corazón y la envió a la calle, a que se desangre sola.

De verdad lo siento Romi, me di cuenta de lo que sentías en cuanto te ví como lo mirabas y ni hablar de ayer cuando hablaste de él. Te brillan los ojos. ¿Sabes que he aprendido de lo que me está pasando? su interlocutora la miró con sus hermosos ojos muy abiertos, porque sabía que a ella le han pasado cosas demasiado difíciles en muy poco tiempo Hay que soltar, si como me escuchas, tenemos que soltar a las personas, relaciones y situaciones que no nos hacen bien. Te entiendo perfectamente, sé lo que estás sintiendo, créeme, pero date la oportunidad de dejarlo ir. No digo que no le hables más, pero ya no finjas ser algo que no sentís. No sos su amiga y no queres serlo, no intentes ocupar ese lugar. Por lo menos hasta que de verdad y sinceramente puedas brindarle una amistad. No mendigues un amor que no te dan, amate primero a vos misma, y pensá que lo que tiene que ser va a ser. Quizá tu verdadero príncipe azul está a la vuelta de la esquina con estas palabras las dos amigas comenzaron a reír.

Realmente Luna tenía razón, desde que llegó de su pueblo hace 4 años a estudiar medicina. ha estado enamorada de un hombre que jamás se ha dignado a verla. La primera vez que le habló fue para pedirle el número de teléfono de una compañera de estudio. Cuando ella ingresó a la facultad él ya estaba terminando, pero se cruzaban en los pasillos, y ella lo admiraba a lo lejos. Cuando el se acercó ella se sintió feliz, pensó que era por ella, pero gran decepción se llevó cuando vio que su interés era otro. Durante dos años salió con esa chica, luego conoció a una periodista y fue novio de ella otro año más y ahora que estaba solo pensó que por fin sería ella la elegida, pero una vez más la hizo a un lado. Sí, era mejor dejar ir esa ilusión, después de todo, ella sola era la que amaba. Quizá su príncipe azul si esté a la vuelta de la esquina.

Y como si fuera obra del destino, cuando iban llegando a la esquina un hombre que venía corriendo la choca y la tira al suelo, y sigue escapando. Detrás de él venía, también corriendo, un joven oficial de policía, que se detiene como todo un caballero a ayudarla a levantarse, aunque Luna ya se estaba encargando del asunto.

¿Se encuentra bien joven dama? pregunta un sorprendido uniformado al ver la belleza que tenía frente a él.

Eh si, no sé que ha pasado contesta una aturdida Romina, sacudiendo su ropa. Menos mal que usaba pantalón, sino que vergüenza hubiera pasado. Levanto la mirada y vio unos profundos ojos negros que la miraban sorprendidos y preocupados. Era un hombre hermoso, cabellos negros como la noche, cejas pobladas, nariz recta y labios gruesos, alto y con un cuerpo que se veía trabajado, tal y como se lo acababa de recetar el médico se dijo. Es una pena que su tonto corazón esté perdido en ese hombre que no repara en ella.

Luna estaba siendo olímpicamente ignorada, y se sentía como una bruja, ya que acababa de decirle que quizá encontraría a alguien, y eso acababa de ocurrir. Obvio que no piensa que sea el verdadero amor de su amiga, o mejor dicho, no lo sabe, pero, que es una gran casualidad, lo es.

Tranquila, solo es un ladrón, intentó robar una cartera unas cuadras más atrás, seguro lo interceptó mi compañero del otro lado respondió apresurado intentando tranquilizar a su bella dama ¿Por qué le acababa de decir así? Ni él lo sabía, pero le gustó pensarlo y no quería dejarla ir. Se le ocurrió algo Señorita, sería tan amable de darme su número por si la necesito, para dar alguna declaración u otro asunto se sintió un embustero, ni siquiera sabe si esa belleza está sola, seguro que no lo está, pero con intentarlo no pierde nada.

Luna seguía mirando la interacción muy risueña. Luego de darle su número a Dante, ese era el nombre del joven oficial, siguieron rumbo a casa a preparar la cena. El día había sido agotador, por suerte esa noche Romina no trabajaba, iba a poder descansar. Ya le quedaban pocas materias y estaba estudiando para dar al año siguiente sus últimos finales.

El día siguiente era domingo y el café donde trabajaba no habría. Raro empezar un sábado, pero bueno eso fue lo que quiso Samira. Lo bueno es que iba a poder dormir bien, tenía tanto sueño, sentía que hacía una semana que no dormía.

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