Por la mañana envié el desayuno para la mujer que se convertirá en mi esposa. Y después de que mi hijo se levantara salimos a comer fuera. No quería que por accidente ella dijera algo y él la escuchara. Así que pedí que después de eso lo llevaran a casa de sus abuelos y regresé. Al llegar noté que mis hombres estaban alterados, al parecer la mujer se había escapado del cuarto y la estaban buscando.
—Maldita sea —dije e hice que registraran el lugar. Mientras fui al patio a alimentar a Olga, si esa estúpida mujer escapaba por atrás y mi tigresa blanca se encontraba hambrienta, seguro moriría.
—Señor Kosovo, la hemos encontrado —dijo mi mano derecha Iván.
—¿Dónde estaba? —pregunté y este me miró avergonzado—. Iván, ¿dónde la encontraron?
—Estaba durmiendo debajo de la cama —dijo este y lo miré confundido—. Al parecer no había querido escapar, sino que no quiso dormir en la cama.
—¿No revisaron eso primero? —pregunté molesto.
—Lo siento, señor Kosovo, haré que los hombres se entrenen mejor —dijo y bajó la cabeza.
—Llama al profesor que nos debía un favor, quiero que esté todo el día aprendiendo cuáles serán sus funciones —dije mientras acomodaba mi ropa antes de ir a verla.
Entré en la habitación, dos de mis hombres la sujetaban, pude darme cuenta de que no lucia como una mujer que acababa de despertar. En realidad, había tratado de escapar y al no poder había regresado al dormitorio, era inteligente.
—Déjenos a solas —dije y tomé una silla para sentarme frente a ella. Trataba de controlar su respiración, pero se notaba el esfuerzo que hacía para que no me diera cuenta.
Pasaron unos minutos hasta que pudo respirar bien y aunque la seguía mirando nunca dijo nada. Empezaba a entender que yo era quien daba las órdenes.
—¿A dónde querías ir? —pregunté y sin tapujos me dijo que pretendía escapar tras un descuido de mi personal—. ¿Y por qué no lo hiciste?
—Eso no te incumbe —dijo y se cruzó de brazos.
Me puse de pie y fui hasta donde ella estaba descrucé sus brazos y tras tomarla del cuello sin hacer presión miré su reacción. Ella tragó saliva, por lo que intuí que su actitud había cambiado. Sin embargo, debía darle un mensaje.
—Si escapas asesinaré a los niños del orfanato en donde estuviste cuando tu madre te abandonó —indiqué y el miedo apareció en su rostro. Había encontrado su vulnerabilidad y pensaba explotarla—. Ahora serás una buena esposa y estudiarás duro. Te haré un examen esta noche, si no lo apruebas te quitaré cien mil de tu recompensa anual, y si esta semana llego al millón traeré a todos esos niños y haré que seas tú la que elija a cuál debo asesinar.
—Ellos no tienen nada que ver con esto —dijo enojada, se veía más bella con su rostro contraído—. ¿Crees que no puedo suicidarme para acabar con esto de una vez por todas? No seré eternamente tu rehén.
—Si te suicidas también los asesinaré, llevaré tu cadáver al lugar y se los mostraré. Cada día mataré a uno hasta que el último de ellos vea tu cuerpo putrefacto y se orine encima —le dije y sus ojos reflejaron el terror. No le haría daño a un niño, pero ella no lo sabía. Tenía que temerme si quería conseguir que hiciera lo que quería—. ¿Serás una buena esposa?
Ella empezaba a odiarme, eso me hizo feliz. La solté y le pedí al instructor que entrara. Le di todas las indicaciones y le recordé que si fallaba él pagaría las consecuencias. Por lo que de inmediato empezaron con las lecciones.
Ese día fui un rato a la oficina a firmar documentos y tomar algunas decisiones aburridas. Ahora que todo estaba encaminado iba a aprovechar para tener un par de reuniones que había postergado. Bianchi quería que nos viéramos en un hotel para discutir algunos asuntos de la organización. Al llegar me encontré con una de las fiestas características de mi colega.
—Bienvenido señor Kosovo —dijo Bianchi cuando me vio, dos mujeres que no eran su esposa lo acompañaban—. Espero que puedas tomarte un descanso, te ves agotado, sé que tu esposa sigue enferma.
—Está mejorando, si todo sale bien en una semana estará recuperada —aseguré y me senté a escuchar las propuestas que tenían para la organización.
—¿Puedo acompañarlo?, señor Kosovo —preguntó una de las muchachas y le dije que sí. Me sirvió un whisky y después de beberlo suspiré. Necesitaba un trago, todos estos días había estado muy tenso.
Al parecer, Manuel Sánchez, nuestro representante latino americano, quería empezar a distribuir una nueva droga en las calles. Era un nuevo afrodisiaco que causaba que la persona que lo tomara deseara instintivamente tener relaciones y hasta no hacerlo el calor del cuerpo no desaparecería. No me gustaba la idea, podíamos tener problemas con la prensa y los grupos feministas, ya que serían usados para abusar de mujeres.
—Me parece que debemos enfocarnos en lo que ya tenemos establecido —dijo Bianchi rechazando la oferta sin negarse.
—Puedo organizar un grupo de prueba para que veamos cómo responde el mercado —dijo el señor Sánchez.
—No se trata de eso, si quieres venderlo solo hazlo, pero no nos hagas partícipes. Sabes que es lo que pensamos y cuáles son las reglas, no podremos ayudarte —dije y me miró como si le molestara que yo no deseara distribuir su droga en mi país.
—Entiendo, de todas maneras, los mantendré informados por si les interesa —dijo él y le mostré una lista de todos los distribuidores de afrodisiacos del mundo.
—Es un campo demasiado explotado y con pocas ganancias. Las personas que los utilizan pueden terminar en prisión y eso hace que empiecen las investigaciones, por lo que se acercarían a nosotros, y es algo que no queremos —aseguré.
—Podemos contra quien se nos oponga —dijo el señor Sánchez.
—Eso no quiere decir que tengamos que hacer el esfuerzo innecesario de enfrentarlos — Miller parecía apoyarme.
Miller era el representante de la organización en norte América, él se encargaba de Estados Unidos y Canadá. No se llevaba bien con Sánchez por lo que secundaría mi decisión.
—Hablando de eso, tengo un par de candidatos para unírsenos —dijo Miller y nos mostró la lista. El sobrino del señor Li estaba en ella. Al parecer Miller y yo pensábamos lo mismo, Lisandro Cuartuco tenía el potencial de volverse uno de los grandes. ¿Sería la manera de Miller de decirle a Sánchez que quería que se retirara?
Autora: Osaku
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Comments
esterlaveglia
apareció mi señor Cuartuco 🥰
2024-07-23
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Graciela Peralta
que pasará ahora con el trabajo que tiene
2024-03-12
5
Any Estrella Santander Donoso
Mm ese señor quizás haga embarradas después
2024-01-04
2