capitulo 11: “proposición"

Emma y Nicolás se encontraba en la habitación de huéspedes solo por petición de Ania. La cuidadora traé una charola de galletas y té fresco para los niños. La cuidadora se aleja pero no tanto para estar pendiente. La albina continúa con la charla.

— ¿Entonces le hablaste a tu padre que querías inscribirte para ser uno de los caballeros de plata?

— sí, pensé que para quitarme el miedo tendría que hacerlo convirtiéndome en un caballero, ahí el entrenamiento sería de mucha ayuda... Aunque sí, tendría que irme por varios años a la academia...

— vaya... Tan pronto que nos hicimos amigos, ya nos tenemos que separar...

De imprevisto, Nicolás tomó las manos de la albina, de tal manera que deja asombrada a Emma.

— Emm, no pienso olvidarme de tí, acuérdate de lo que dijimos; seremos aliados... Te escribiré cada día, sin importar qué.

— ¿Me dijiste, Emm?

— un hermoso apodo, ¿No lo crees?— la albina sonríe y afirma.

— no importa si no son todos los días, con tal de saber de ti y que no me olvides...

— no lo haré...

Ambos sabía cuál ese sentimiento verdadero crecía en el fondo en ambos, a pesar de conocerse de poco tiempo, había hecho conexión la primera vez que se vieron. Sin embargo, la nobleza de Nicolás no le permitía llegar tan lejos, así que solamente le ofrece unas palabras de promesas.

— espérame Emma, seré tu caballero en el futuro.

Ania estaba ahí, presenciando cada momento de los dos, aún no sentía que debía de interrumpir ya que Emma parecía feliz al lado de ese joven. Por suerte, ambos se separaron lo suficiente antes de que llegara Alessandro. El duque vestía su chaqueta para salir. Solamente le habla a Ania a susurros, ya que veía a su hija felizmente hablando con Nicolás que no quería llamar la atención.

— si Emma pregunta, dile que salí y que llegaré más tarde. Convencela de que cene sin mí...

— por supuesto... ¿A donde irá, señor?

Alejandro ya se había dado la vuelta, pero solo se gira para responderle.

— iré con el emperador. Cuida a Emma mientras que no éstoy.

Ania asiente mientras que el duque se marcha. La sirvienta no podía evitar mirar ese cambio de su señor, si al principio solo le informaba de que saldría, ahora, le pide con suma importancia que cuide a su hija, sin embargo, a ella le alegra ese cambio en él.

________________ en el castillo imperial.

Luego de un rato, el carruaje del duque había llegado al castillo; el sirviente le informo a su majestad de que dicha presencia estaba esperando en la sala principal del lugar, eh ahí cuando el emperador se asombró un poco, no pensó que respondería tan rápido a la carta.

— déjelo pasar, que me encuentre en el jardín principal...— ordenó él, mientras se alistaba.

Una vez que Alessandro ve la presencia del emperador, éste le ofrece una reverencia en modo de cortesía.

— duque Phantom, que gusto que haya venido tan pronto.

— había rechazado mi carta de renuncia, quisiera saber sus razones, majestad.

Ambos hombres iban caminado a la par de cada paso. El emperador habla con una ligera sonrisa.

— lo que pasó el otro día, fue algo innecesario renunciar, duque...

— usted me iba a despedir, lo único que hice fue ahorrarles las molestias de decírmelo.

— oh, claro, pero no me dejabas más opción si no querías aceptar ser el maestro de mi hija, no lo decía en serio... Pero por suerte, encontramos a un excelente profesor... Así que podría reconsiderar volver a la corte.

El emperador sabía que el duque era un extraordinario mago y perderlo por un capricho de su hija sería una gran equivocación.

Alessandro detuvo sus pasos, tal vez decirle la verdadera razón de renuncia era la última opción. Con total confianza, éste le dice con un resumen muy completo.

— su majestad, lamentablemente estoy perdiendo mis poderes por haber salvado a mi hija.

El emperador ancha los ojos.

— ¡¿Sacrificó sus poderes por su hija?!

— ¿Que le asombra?... Hasta mi vida daría por salvarla, es mi hija, lo único que me queda de mi esposa.... Por eso, no puedo volver a la corte como su mago, ya casi no tengo mis poderes... Lo lamento, su majestad.

— y-ya veo...— dijo él, con total sorpresa, aún impactado por oírlo. Al parecer, su majestad ya no insistirá en el regreso del duque y lo dejará en paz.

De imprevisto, llega la hija del emperador, Roxan...

— ¡Papi!... ¡Pude crear magia de viento!... El maestro me dice que ese es mi elemento principal.

— oh, que bien, mi pequeña niña.

Alessandro miraba a otra parte, pero se obliga a ver de reojo cuándo dice lo siguiente.

— a este pasó, seré la mejor de mi edad en la magia— tratando de decir que superará a Emma en eso, ya que Roxan tiene la misma edad que ella.

Como era una niña, eh hija del emperador, Alessandro se queda callado y le habla para despedirse...

— si me disculpan, me retiro, su majestad.

El duque le da la espalda para irse, es cuando el emperador le detiene con su hablar...

— duque Phantom... Espere— Alessandro se da la vuelta y escucha con atención— su hija, Emma, oí que es capaz de manipular los cuatro elementos con facilidad, eso quiere decir que ella sería tan poderosa como usted en el futuro...

— ¿A que quiere llegar, su majestad?

— Emma aún es muy joven, pero si ella quiere, puede ocupar su puesto en mi corte cuando sea mayor de edad...

Roxan se había quedado para escuchar todo, se mordía los labios al oír que su padre dijo que Emma podía controlar los cuatro elementos, se sentía molesta al oír que el mismos emperador elogiaba los poderes de la hija del duque.

— Papi... Vámonos, no entiendo nada de lo que dicen que me aburro...— con una sonrisa manipuladora, le pregunta— ¿Nos vamos a comer?

— por supuesto, mi niña...— ahora se dirige a Alessandro— por favor... Piénselo. Emma será una gran maga o hechicera en el futuro.

— papi vámonos!— jalaba la niña de la maga de su padre.

El emperador y Roxan se marchaba por fin, Alessandro igualmente lo hace, por ahora, no le dirá nada a Emma para que así solo se enfoque en su práctica y en su niñez. Tampoco quiere que ella tenga una responsabilidad tan temprano, a su debido tiempo él le dirá.

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