capitulo 4: “el archiduque"

Cabizbajo iba Emma. Aunque jamás pensó guardar un perfil porque su padre nunca se había interesado en ella, esto la deja algo pensativa.

— Ania... ¿Mi padre no te dijo nada?... ¿Por qué me ha llamado?

— bueno... Le hablé que querías aprender magia. Que te buscará a un maestro para ello. En cambio, dijo que no era necesario, que quería hablar contigo... Lo siento.

— ¿Por qué te disculpas?... Tratabas de ayudarme, y lo aprecio mucho, nunca me darías problemas, al contrario, siempre estás ahí para mí.

Ania se detiene a medio caminar, puestos a que sonaba muy maduro y serio para una niña de 10. Sin embargo, ignora eso, le sonríe y siguen su camino.

Llegan a la oficina, Ania toca la puerta dos veces y anuncia su llegada.

— déjala pasar solo a ella.

— pero...— susurró Ania.

— estaré bien... Puedo con él. Al fin y al cabo, él es mi padre.

— ¿Estas segura?... Él podría ser muy frío contigo.

La albina niega la cabeza con una pequeña sonrisa, así que pasa dejando a Ania ahí. No obstante, la criada sentía muy diferente desde que Emma había despertado. Pero le tocará confiar en esta nueva niña y ver los resultados que solo piensa que sea para mejor.

— padre...

— siéntate.

“viéndolo bien, jamás ha cambiado. Retrocedí 8 años y es como si nada, es tal cual cuando era una adulta..."

— oí que querías aprender magia. ¿Es correcto?

— asi es. Espero que no sea algún problema para ti...— aunque la albina solo sienta lejanía hacia su padre, no dejaba de verlo fijamente.

Es cuando ambas miradas chocan. Tal vez la diferencia puedan cambiar si alguien en esta sala estaba dispuesto en hacerlo, es cuando él habla.

— Emma. Quizás he sido muy distante, como tu padre, es algo que debo arreglar, siento que no estás llevando la enseñanza que mereces.

— ¿A que te refieres?

Levantadose de su asiento, Alessandro se va frente a ella, de imprevisto, Emma hace lo mismo, mirando confundido a su padre.

— seré tu maestro de magia... Emma.

— ¿Que?... No lo entiendo.

— ¿Que no entiendes?... Lo dije claramente, seré yo quien te enseñe a sacar tus poderes-...

— no me refiero a eso. Eres un hombre ocupado, siempre sale de tu oficina y entra como si no hubiera otro lugar en la mansión. No, prefiero a otro, no quiero darte problemas...

— no habrá nada que discutir. Mañana iniciaremos...

— ¡Pero padre-..!— Alessandro sale de la oficina dejando a media palabras a Emma.

“¿Que diablos le picó?... Jamás se hubiera ofrecido en eso, solo buscaría al mejor maestro y listo, se desharía de mi fácilmente, pero no. Fue todo lo contrario..."

Emma suspiraba bruscamente, luego detalla mejor el lugar. Ella jamás había estado aquí, ni siquiera cuando era una adulta.

“quizás... Podría ver..."

En busca de algo que ella siempre quiso ver. Y era una foto de su madre, ya que desde que ella había muerto en el parto, Alessandro había ocultado todo los retratos que había de ella. Así que Emma, con deseo de saber cómo era ella, busca entre las gavetas, en el escritorio y entre las esquinas de la oficina, hasta que encuentra algo, pero estaba bajo llave. Tratando de romper la cerradura, alguien se asoma por detrás de la puerta.

Era Ania, que después de que se fuera el duque, ella decidió ir a ver cómo estaba la pequeña Emma.

— ¡Emma!... ¡¿Que hacés?!... ¡Tú padre te podria regañar!

— ¡Ania!— sorprendida, veía encima de sus hombros...— yo-... ¿No le dirás nada a mi padre?

— no, solo porque era una travesura de niños, pero sabes que no debes de estar haciendo eso.

La criada toma la mano de ella, solo para sacarla de la habitación y cerrarla como el duque le ordenó antes de irse.

— Ania, ¿A donde se fue mi padre?

— hum... No me dijo nada pero lo escuché hablar con su chófer, irá hacia la residencia del archiduque Connell.

— ese hombre...

— ¿Que pasa?

— oh, nada, solo divagaba en mis pensamientos... Tengo hambre, vámonos a comer.

Ahora era Emma quién llevaba la delantera. Sin embargo, ahora piensa con más intrigada.

“mi padre siempre a mantenido contacto con él archiduque Connell. ¿Quién es él?... Jamás lo conocí en mi vida pasada, pero tengo un presentimiento que pronto lo conoceré"

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Mientras que el carruaje del duque se dirigía a dicha residencia, solo pasó media hora para llegar a la gran casa del archiduque, aún era de día, siendo más de la doce de la tarde.

El chófer abrió la puerta del carruaje para que Alessandro se bajara, con otro gran suspiro, observaba la gran estructura del lugar. Llega el mayordomo personal del archiduque.

— por favor, sigam-...

— ya conozco perfectamente la casa, se adónde ir.— respondió Alessandro con total frialdad.

Caminando a un lado del sirviente, cada paso que daba era más pesado. Fácilmente, el duque llegó al despacho personal del archiduque. El sirviente se pone detrás de Alessandro.

— mi señor, pido disculpas, él...— habló nerviosamente el mayordomo.

— no importa, vete.

— como ordene.

Una vez que ambos estaban solos, el archiduque hablá.

— bienvenido duque Phantom.

Anuncio él, cabe destacar que el archiduque tiene casi la misma edad que Alessandro, ambos se conocen de hace mucho tiempo atrás; como de costumbre empieza a hablar de negocio. Sin embargo, había un pequeño niño, siendo él, Nicolás Connell, hijo del archiduque, con 12 años de edad, era alguien inteligente, y por eso, a escondida escucha la conversación. Al parecer, Nicolás oyó algo muy importante, pero escucha pasos acercarse a la puerta, el niño sale corriendo antes de eso.

— ¿Eh?... ¿Que fue eso?— preguntó Alessandro, que ve la puerta medio abierta. Sale de ahí y ve el vacío pasillo.

— ¿Pasa algo, Alessandro?

— no... No pasa nada, Isaac.

“senti una presencia igual a la de Emma... Creo que me equivoqué"

Pensó él, que cierra la puerta para seguir su conversación.

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