Capítulo 9

Alice: Me visto primeramente y luego termino de arreglar a Theo. Bajo y me quedo riendo de Theo jugando a imitar mientras espero a Lorenzo bajar.

Lorenzo: Me visto y bajo, encuentro a Alice sonriendo viendo a Theo imitar a un león. Su sonrisa me atrapa durante eternos segundos, paso por ella tratando de ignorar las sensaciones que siento al ver su sonrisa y sigo en dirección al salón de fiestas de la mansión en silencio.

Alice: Debo lucir horrible, Lorenzo pasa por mí con una expresión que me deja muy avergonzada. Sigo en silencio tomada de la mano de Theo. Entramos al salón y todos miran a Lorenzo sin poder creer lo que ven, el silencio es interrumpido por Cinthia que se acerca furiosa a Lorenzo con el Dom en brazos.

Dominique, 2 años y medio. Hijo de Cinthia y Miguel

Lorenzo: Cinthia viene hacia mí y estoy seguro de que me golpeará, prácticamente me lanza a Dominique en los brazos y él comienza a llorar.

Cinthia, está llorando.

Cinthia: ¿En serio? No me digas, Lorenzo. Está llorando porque cuando nació, su madrina estaba muy enferma y su padrino ignoró su existencia. Su madrina falleció y él ni siquiera la recuerda, y su padrino está en un eterno duelo, así que te diré por qué está llorando. ¡Porque no te conoce! No sabe quién eres, así que esfuérzate por calmarlo y cuéntale sobre su madrina, porque así nunca será olvidada. No voy a dejar que nadie olvide a Suzi, fue una mujer extraordinaria y ya te hemos ahorrado suficiente.

Lorenzo: Me quedo en silencio, miro a Dominique llorando y comienzo a caminar con él por el salón mostrándole todo a mi alrededor. Él se calma y pasa su mano por mi rostro.

Dominique, perdóname. Sé que no entiendes nada de lo que te estoy diciendo, pero lo entenderás con el tiempo. Tu madrina te amaba, era hermosa, tenía una sonrisa perfecta y te amó desde que supo que estabas en el vientre de tu mamá. Ella te conoció, Dominique, hay fotos que te mostrarán lo mucho que te amaba...

Daniela: Me emociono al ver a Lorenzo caminando y hablando con Dominique, miro a Theo divirtiéndose con sus primos y como sospechaba, Alice está cambiando las cosas por aquí.

Alice querida, siéntate aquí.

Alice: Tengo que vigilar a Theo.

Daniela: Todos estamos vigilando a los niños, cariño, no te preocupes. ¿Cómo estás?

Alice: Estoy bien.

Júlia: Él está cambiando, Alice, y sospecho que tienes algo que ver en eso.

Alice: Ustedes lo están trayendo de vuelta, solo estoy cuidando de Theo.

Bernardo: Estás equivocada, Alice. Lorenzo todavía está perdido, pero creo que será fundamental para que vuelva a ser él mismo.

Bruno: Yo no creo, estoy seguro. Mi hermosa esposa tiene razón, eres un ángel en nuestras vidas.

Alice: Dios mío, esto es demasiado embarazoso. Están equivocados y verán que solo soy una niñera común.

Cinthia: No tienes nada de común, Alice.

Theo: Ven, Alice, ven a conocer a mis primos.

Alice: Salgo aliviada, estaba muy avergonzada. Theo me incluye en el juego y como ya he lidiado con clases de 30 alumnos, este grupo de niños es pan comido. Juego con ellos y todos se animan, Cecilia es la más exigente, pero con cariño me gano su corazón.

Júlia: Mira, amor, ella se ganó a Cecilia.

Bernardo: Realmente, Cinthia, ella no es nada común.

Lorenzo: Paso horas con Dominique, se lo entrego a Cinthia que parece más tranquila conmigo.

Cinthia: Lo siento, Lorenzo. Estaba enojada contigo. Fue maravilloso lo que hiciste con Dominique hoy.

Lorenzo: Está bien, le debo mucho a él. Es difícil pensar en visitarlos, esa azotea tiene muchos recuerdos, allí yo... Bueno, todavía no puedo. Pero los domingos pasaré más tiempo con Dominique.

Cinthia: Te entiendo, gracias por eso. Siéntate y ven a ver algo sorprendente.

Lorenzo: ¿Qué?

Cinthia: Mira hacia adelante y verás a la domadora de niños, mira lo felices que están con Alice. Ella se ganó a Cecilia y parece una niña gigante entre ellos.

Lorenzo: Miro en silencio a Alice jugando con los niños, corriendo, sonriendo, haciendo reír a todos. La comida termina y apenas puedo intercambiar algunas palabras con mi familia, todos parecen entender. Theo está exhausto, volvemos a casa en silencio, no sé ni qué decir, pasé tanto tiempo evitando hablar lo máximo posible que ahora no sé cómo empezar una conversación con mi hijo.

Theo: Lorenzo, gracias por venir al almuerzo.

Lorenzo: Theo rompe el silencio y lo miro.

Theo: No te odio.

Lorenzo: Lo sé, hijo.

Theo: No quería que murieras ni que mamá muriera.

Lorenzo: Está bien, hijo.

Theo: Lo siento.

Lorenzo: Me agacho y abrazo a mi hijo, él llora sollozando en mis brazos, lloro junto a él. Cuánto extrañé este abrazo, lo tomo en mis brazos y regresamos a casa.

Te amo, hijo.

Alice: Continué secando mis lágrimas mientras los dos entran a la mansión. Lorenzo sube con Theo, lo baña y se queda en su habitación con él. Se sienta y lo observa jugar en silencio.

Theo: Ven, Alice, juega con nosotros.

Alice: Entro y Theo me pide que me siente al lado de su padre. Él nos dice qué tenemos que hacer y yo solo observo a Lorenzo, él parece incómodo pero hace lo que Theo le pide.

Lorenzo: Alice, quédate con nosotros. Bajamos a cenar, terminamos de cenar y pienso en leerle la historia a Theo. Me detengo en la puerta de su habitación pero no puedo entrar. Voy a mi habitación y tomo la carta de Suzi. Contemplo el sobre sellado, levemente amarillento, con manos temblorosas y un corazón acelerado. Despliego el papel y lágrimas recorren mi rostro al ver la letra de Suzi.

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