Capítulo 7

(Padre de Murilo Suzi, hermana de Suellen Suzi y madre de Larissa Suzi)

Lorenzo: Theo está en casa de mi madre y hace años que no voy, Larissa está aquí con Murilo y Suellen. Entro sin llamar y están todos en el salón tomando café, mirándome como si no fuera real. Dejé de mirar fijamente o de intentar ver cómo estaban los que me rodeaban y hoy, mirando las expresiones de las caras de todos, pude ver que Isabella tiene razón, estoy haciendo sufrir a todos. Theo se baja del regazo de Larrisa y sube las escaleras en silencio.

Hola...

Daniela: Pasa, hijo.

No me acerco demasiado a Lorenzo, me ha pedido espacio y tratamos de respetarlo. Habla con todo el mundo desde la distancia.

Bruno: ¿Está todo bien?

Lorenzo: He venido a recoger a Theo.

Larrisa: ¿Puedo hablar contigo?

Lorenzo: Mejor que no.

Larrisa: Por favor.

Lorenzo: De acuerdo, no tengo mucho tiempo.

Salí con Larissa en dirección al jardín secreto, molesto. Nunca había estado aquí desde que Suzi murió. A ella le encantaba este lugar.

Larrisa: Me siento y Lorenzo se sienta a mi lado.

Quería venir aquí porque era su lugar favorito en la mansión. Tus padres me han contado lo que pasa, llevamos dos años viniendo al menos una vez a la semana y tú nos ignoras, nos evitas y la verdad, Lorenzo, es que esto es malintencionado. Te casaste con... Suzi y te convertiste en un hijo para Murilo y para mí, pero parece que dejaste de serlo cuando Suzi murió. Ha sido duro, no hay día que no desee tener a mi hija de vuelta, y ahora después de casi dos años he conseguido volver a sonreír. Echarla de menos es terrible, pero tenemos que elegir vivir por ella, nos lo pedía en sus cartas.

Lorenzo: Me enfrento a Larissa.

Larissa: Aún no lo has leído, ¿verdad?

Lorenzo: No he tenido el valor todavía.

Larissa: Fue la propia Suzi la que me hizo querer vivir el nuevo Lorenzo. Lee la carta, te ayudará. Conozco el fondo y no es agradable estar ahí. Me pregunto todos los días por qué Dios me curó del cáncer, pero mi hija murió de él. Es difícil entender que yo lo logré y ella no, me culpé porque el cáncer es hereditario, obligué a Suellen a ir a revisiones innecesarias, se quedó embarazada y cada vez que vomitaba por las náuseas del embarazo la llevaba corriendo a urgencias pensando que también podía tener un agresivo cáncer de estómago. La imagen de una Suzi debilitada y sonriente me perseguía, yo no sonreía y sobrevivía, ella era optimista y sonrió hasta el último minuto. Todavía la oigo pedirte que sonrías, quería irse con la imagen de tu sonrisa que tanto le gustaba.

Lorenzo Pensé que estaba embarazada, estábamos tan felices por esa posibilidad.

Larissa: Lo sé, después de eso tuvimos el peor año de nuestras vidas e hicimos todo lo que pudimos para mantenerla con nosotros. Por desgracia, no funcionó.

Lorenzo: No pude sonreír, no pude cumplir tu última petición.

Larrisa: Ella lo entendió. Estuviste a su lado cogiéndole la mano hasta su último aliento. Solo olvidaste dejar a Lorenzo, no dejaste esa habitación, dejaste tu corazón con ella y eso no era lo que ella quería.

Lorenzo: Hoy Theo dijo que prefería que fuera yo y la verdad es que yo también. ¿Cómo puedes sonreír, Larissa?

Larissa: Por ella y para ella. Cada vez que sonrío recuerdo lo feliz que era y lo mucho que le gustaba vernos felices y sonrientes. Hice lo que me pidió y vivo por ella. Ella no quería irse y no podía quedarse, yo me quedé y voy a valorarlo por ella. Lee la carta y lo entenderás, yo estaba con ella cuando la escribió. Hice que te fueras por un tiempo para que ella pudiera escribir.

Lorenzo: Gracias Larissa, lo siento por los últimos dos años. No sé si alguna vez podré volver a ser quien antes consideraba un hijo.

Larissa: Vaya sí, porque Suzi tenía un corazón de oro y algo raro sucedió cuando encontró un corazón con el mismo valor para compartir la vida. Por esa razón, sé que este hombre frío e implacable que aparenta ser es solo una máscara que usa para ocultar un dolor inmenso, Lorenzo volverá a la vida y volverá a ser feliz. Formará una hermosa familia y estaremos apoyándote, apoyando lo que Suzi quería para ti y para Theo. Ahora me despido de Theo y volvemos pronto, cuídate y llámame si necesitas algo. Te amamos, Lorenzo.

Lorenzo: Larissa se va y no puedo pronunciar una palabra, Suzi dejó un testamento dejando la tienda para Suellen y su seguro de vida para sus padres, ella se encargó de todo para que estuvieran bien y me pidió que los cuidara, fracasé evitando a su familia durante casi dos años. Permanezco aquí por un tiempo, seco mis lágrimas, me levanto y voy a buscar a Theo. Mi madre lo llama y él viene desconfiado. Salimos y caminamos en silencio hacia casa, él entra y corre hacia la mesa del comedor, lamiéndose los labios al ver la pasta en la mesa.

Theo: Lorenzo, ¿Alice puede comer las comidas en la mesa con nosotros?

Lorenzo: Sí, hijo mío.

Theo: ¡Genial! Siéntate aquí a mi lado, Alice.

Lorenzo: Theo sonríe hacia mí y siento que su sonrisa calienta mi alma fría. Asiento con la cabeza en señal de afirmación para Alice, quien se sienta. Tenemos una agradable cena como hace mucho tiempo no teníamos. Alice sube con Theo y la veo a través de las cámaras contándole una historia para que se duerma. Ella baja cuando él se duerme y va a quitar la mesa de la cena y lavar todo, una vez más sale al frío y se sienta en el césped. Solo observo, cojo la carta de Suzi, la miro y la guardo de nuevo sin valor para leerla, me duermo sintiéndome psicológicamente agotado.

Alice: Me quedo sentada mirando al cielo preguntándome si pueden verme, si los ángeles existen. Las lágrimas ruedan por mi rostro, pensar en la alegría de Theo me reconforta, él es como un soplo de aire fresco y en tan poco tiempo ya sé que amo a ese pequeño. Me quedo aquí hasta que el frío sea más fuerte que mi dolor y entro cuando ya no puedo más. Abro las ventanas, me acuesto y me duermo rápidamente.

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