capítulo 13

En el jardín donde la fiesta se había llevado a cabo la reina, quien había perdido todos los estribos se encontraba torturado a la vista de todo el mundo a la sirvienta.

– Habla...

La joven sirvienta tenía las mejillas hinchadas y el pelo todo revuelto. Las damas de la corte que allí se encontraban, estaban más que horrorizadas por la actitud de la reina, jamás la habían visto perder así los estribos.

– Majestad... juro que no se nada...

La emperatriz golpeó otra vez el rostro de la mujer y espetó furiosa.

– He dicho que hables. Mientras más demores será peor para ti. Guardias tráiganme un látigo.

Los soldados miraron a su reina con algo de temor y por fin comprendieron de donde había sacado ese carácter su princesa, la reina era todo un demonio cuando se la provoca. Antes de que alguno pudiera acatar sus órdenes el emperador llegó y dijo.

– Maribel, es suficiente, yo me encargaré a partir de ahora...

– No... Esta mujer se atrevió a dañar a mi hija yo misma me encargaré de hacerla pagar.

Maximus al ver que su esposa no entendía de razones se acercó a ella y tomándola en brazos dijo.

– Y lo haremos, pero este no es el lugar.– El emperador miró a Sara y está asiéndoles señas a los guardias pidieron que las damas de la corte se retiraran.

Maribel por su parte al estar en brazos de su esposo por fin dejó que sus lágrimas salieran y dijo.

–Encuentra al responsable de esto, esposo...

– Tranquila, te prometo que lo haré. Ahora ve con nuestra hija, ella te necesita.

Maribel asintió y con ayuda de su doncella se dirigió nuevamente al palacio de su hija. Tan pronto la reina dejó el jardín el emperador miró a la sirvienta con odio y dijo.

– Nunca debiste tocar a mi hija. Sara ya sabes qué hacer.

La capitana miró a la chica con una sonrisa siniestra y dijo.

– Por supuesto Majestad, será todo un placer.

Sin más la mujer indico que llevarán a la sirvienta al cuarto de tortura y ella misma se encargaría de sacarle la información completa, de quien estaba de tras de todo esto.

***

En la noche un ginete se acercó al palacio con el antídoto que "Necesitaba la princesa" y tan pronto cruzó la entrada del castillo fue guiado hasta la residencia de la chica. Cuando llegó el doctor tomo las hierbas y pronto ingreso a la habitación nuevamente para crear el elixir. Tanto el emperador como la reina se encontraban a la espera de resultados hasta que de pronto vieron llegar a la emperatriz vestida de negro junto con el príncipe Heredero. El emperador al ver esto abrió grande sus ojos y la reina perdió los estribos.

– ¿Viene a regodearse de la desgracia de mi hija?

La emperatriz intentó ocultar su sonrisa y con su cara más falsa dijo.

– Majestad, no se dé que me está acusando, Yo solo he venido a apoyarlos en este momento tan difícil. Aunque usted siempre ha mantenido a la princesa alejada de mí, yo siempre la vi como a otra hija. Esta situación también me tuvo nerviosa todo el día y más porque me enteré por medio de uno de los médicos que el veneno no tiene cura. Será mejor que nos preparáramos para lo peor...

– Es suficiente. Yo la mató...

El emperador vio que su esposa estaba a punto de saltarle encima a la emperatriz y tomándola entre sus brazos, Maximus dijo.

– Maribel, controlarte. Y tú Soledad vete, no es necesario que vuelvas aquí.

David al ver que su padre como siempre quería tratar mal a su madre frente a sus otras esposas dijo.

– Padre mi madre solo vino a darle su apoyo a la reina en estos momentos tan difíciles. No entiendo por qué la reina actúa así...

– Cállate y llévate a tu madre. No vuelvan a venir al palacio de tu hermana...

De pronto las puertas de la habitación se abrieron y el médico salió diciendo.

– Majestades, alteza, Bien el antídoto ya fue suministrado solo es cuestión de tiempo para que despierte, gracias a dios fue suministrado a tiempo y la princesa ya está fuera de peligro.

La reina al escuchar tan maravillosa noticia se abrazó a su esposo y comenzó a llorar de felicidad. Por otro lado, quien no estaba nada contenta era la emperatriz, tanto ella como su hoja tenían la misma expresión en su rostro y el emperador al notarlo dijo.

– ¿Qué pasa hijo? ¿No estás feliz por la noticia?

David se obligó a forzar una sonrisa y agregó.

– Por supuesto que lo estoy padre. Bien no los importunamos más, llevaré a mi madre a su habitación para que la reina no se incomode más con nuestra presencia...

La reina iba a retrucar las palabras del príncipe, pero Maximus le hizo señas de que los dejara ir.

***

Por otro lado, la capitana Milton ya tenía la información que necesitaba y ya lo había grabado, gracias al mago de la torre, en una espesa mágica. La joven sirvienta había confesado lo que había hecho y que no era la primera vez que actuaba bajo las órdenes de la emperatriz. Ella le había hecho atender también a cada una de las concubinas del emperador, haciendo así que todas, bajos los tés medicinales de la mujer, quedarán estériles dejándolas sin posibilidad de darle un Heredero al emperador. Una vez que terminó con ella Sara salió de la celda y dio órdenes de que nadie entrará hasta que el emperador escuchara con sus propios oídos todo lo que la mujer había confesado.

Una vez la capitana se dirigió a la salida los guardias de la emperatriz sacaron a la sirvienta dejando inconsciente a los guardias imperiales, una vez lejos de allí, liberaron a la sirvienta y le dijeron que era lo último que la emperatriz hacía por ella, pero lo que la podre mujer no se imaginó fue que luego de dar algunos pasos fuera atravesada con la espada del hombre de confianza de la emperatriz, una vez que se aseguraron que la mujer estaba muerta volvieron junto con su emperatriz para decirle que el trabajo estaba hecho. La emperatriz temiendo que utilizarán a la sirvienta en su contra, organizo esta treta simulando que la sirvienta intento huir, pero que lastimosamente en el proceso quedo malherida y no logro llegar muy lejos pero, con lo que no contó fue con que el Archiduque estuviera desde las sombras viendo todo y mucho menos con que la capitana temiendo algo como esto se asegurará de tener la confesión de la mujer grabada...

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