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Capítulo 16

Luego de dejar a la nueva secretaria de Mariana, en la puerta de su casa, Mariana y Esteban se dirigen rumbo a la mansión para descansar del tan ajetreado día que han tenido el día de hoy. Al llegar a la casa, Esteban y Mariana se bajan del carro e ingresan a la casa.

En la sala estaban Rosa y Silvia tomando un té y charlando, cuando ellos entraron. Mariana, sin mucho ánimo, saludo a las mujeres y les dijo.

-Discúlpenme, pero me iré a mi cuarto a descansar, que estoy muy cansada.

La madre de Mariana, preocupada por la cara que tenía su hija, miró a su esposo y le pregunto.

-Cariño, ¿qué fue lo que le paso a mi hija, para que este así? Se fue muy contenta a la empresa y mira como me la traes.

Esteban da un largo suspiro y le cuenta a su esposa que fue lo que paso. Cuando termina de contar la historia, tanto Rosa como Silvia entendían por qué Mariana estaba así.

-Ay, pobre de mi niña, tener que ver esa situación, cuando ella pasó algo muy parecido.

Dijo Rosa, triste por la situación de Mariana. Ella la quería mucho, así que le dolía muchísimo todo lo que le había pasado y más porque ella había estado allí y no había podido ayudarla cuando lo necesito.

-Tal vez le hizo recordar lo que ella vivió y por eso esta actuando así.

Dice Silvia, que está de acuerdo con ella.

-Mejor iré a hablar con ella sobre esto. No quiero que esté sola y encerrada en su habitación pensando en eso, le hará mal a ella y al bebe.

Vuelve a decir Silvia y se para del sofá para dirigirse a la habitación de su hija para poder hablar de lo que paso. Cuando llega, golpea la puerta y cuando Mariana le da el pase, ella entra.

Mariana se encontraba acostada en su cama mientras miraba fijamente el techo de la habitación sin decir nada.

-Hija, creo que debemos hablar de lo que paso hoy.

Mariana se sienta en la cama y le da espacio a su madre para que ella también se siente.

-¿Quieres que hablemos de lo que paso con el vicepresidente de la empresa?

Dijo Mariana intuyendo por donde venía la conversación que iban a tener.

-Sí. Sé que eso, tal vez puede que te haya hecho recordar lo que paso con Dante, pero quiero que sepas que aquí estarás segura y nadie te hará daño.

Dijo Silvia mientras sostenía sus manos.

Esas palabras, por parte de su madre, lograron liberar todas las lágrimas que estaban acumuladas dentro de ella. Así que mientras lloraba, fue y abrazó a su madre para que esta la contuviera de alguna manera.

-El ver a ese hombre sobre esa joven fue horrible. Era como verme a mí y a Dante el día en que me vine para aquí, mientras trataba de abusar de mí. Pensé que en este tiempo, lo había podido superar, pero no he podido.

Silvia, mientras abrazaba a su hija, se pone a reflexionar en las palabras de ella y después de analizarlo un poco decide decirle.

-Hija, ¿por qué no vas a terapia, a ver si un profesional te ayuda a superarlo?

-Yo también lo había pensado, pero no estaba segura de hacerlo.

-Pues no lo pienses más, solo ve. Verás que te vas a sentir mucho mejor y esto te ayudara a salir a delante, a ti a nuestro pequeño.

-Tienes razón, empezaré a buscar uno.

-Si me dejas, yo mañana mismo me puedo poner a buscarte uno, así no descuidas tu nuevo trabajo.

Dice Silvia mientras le toca su apenas abultado vientre.

-Ay, sí, por favor. Te lo agradezco mucho, mamá.

Dijo Mariana mientras abrazaba a su madre contenta de que ella le buscara un buen médico que la pudiera ayudar. Sabía que su madre haría un excelente trabajo.

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A la mañana siguiente apenas Mariana se fue a la oficina con Esteban, Silvia llamó a un gran amigo que era médico y con la ayuda él, se puso a investigar a los mejores psicólogos de la ciudad, para que pudieran ayudar a Mariana.

Para la media mañana se contactó con una psicóloga, quien para ella era la candidata más prometedora, para ver si ella podría o no ayudar a su hija. En la llamada, le explico muy superficialmente la relación de Dante y Mariana y luego le explico que ambos se habían separado y que ella había vivido un momento de violencia casi terrible por culpa de su ex esposo. También le explico que ayer, había visto una situación muy parecida y eso le hizo recordar todo lo que paso junto a su ex, por lo que ahora ella quería ayuda profesional.

La doctora, era una gran profesional en el área de la violencia dentro de las relaciones de pareja, por lo que la historia que le estaba contando Silvia no la sorprendió mucho. Ha estado trabajando y ayudando a muchas personas, tanto mujeres como algunos hombres también, a poder superar traumas y situaciones que han sufrido dentro de una relación, por lo que acepto con gusto poder tratar a Mariana para ayudarla a superar lo que vivió con Dante.

Para el medio día Silvia va para la empresa a reunirse con Esteban y con Mariana para comer. Ellos, muy contentos, van a un restaurante de comida italiana, a pocas cuadras de la empresa. Al llegar piden una mesa y al ver que era Esteban rápidamente le dan una habitación privada.

La comida era obviamente pasta, la cual estaba riquísima, pero a la que más le gusto fue a Mariana, que después de haberse terminado su plato de fideos decidió pedir otro más pero de ravioles. Sus padres al verla tan animada comiendo se rieron de ella.

Cuando Mariana termino, se quedaron tomando un café y charlando un poco. En medio de esa conversación, Silvia aprovecha y le dice a su hija que ya le encontró a la psicóloga que la atenderá.

-¿En serio? ¿Tan rápido? Guau mamá, me sorprendes.

-Si mi niña, si no, tú habrías tardado mucho y habría pasado un mes y todavía no tendrías a nadie que te atendiera.

-Bueno, en eso tienes razón, yo muy seguramente habría tardado más en dar con un buen médico.

-¿Ves que si tengo razón?

Dijo Silvia mientras sonreía a su hija.

-¿Y cuándo empieza las sesiones?

Pregunto Esteban.

-Pues puedes empezar mañana mismo a las cinco de la tarde. Te pasaré la dirección de su consultorio por mensaje.

-Gracias mamá. ¿Qué haría yo sin ti?

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