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Capítulo 14

Una semana después de la conversación que tuvo lugar en la oficina del padre de Mariana, un Esteban muy orgulloso acompaña a su hija en auto, hasta el edificio donde él se hace cargo de todo lo relacionado con los hoteles que tiene, ya que estos están distribuidos por varias ciudades en distintos países.

Al llegar, rápidamente es rodeado de un séquito de empleados que son los encargados de ir contándole de las novedades que han surgido en estos días. Esos empleados se sorprenden al ver que Esteban, en de vez de ir directamente rumbo a la oficina, se da la vuelta y va hacia la otra puerta del carro. Todos rápidamente asumen que quien había venido con él era su esposa, cosa que ella no hacía hace mucho, pero al ver salir del auto a Mariana algunos quedan en completo shock.

Aquellos que no se sorprendieron fue porque ya conocen a Mariana desde hace años; sin embargo, les resulta muy raro verla nuevamente, ellos estaban seguros de que como se había casado con un hombre que su padre no quería ni por asomo para ella, ya no la volverían a ver. Pues su propio padre la había sacado de la familia de alguna manera.

Mariana, sin darle mucha importancia a las miradas de algunos, del brazo de su padre, se adelantó para estar al lado de todas esas personas. Al llegar allí, algunos, los que ya sabían quien era ella, la saludaron de inmediato, con cortesía. Los otros, solo la miraban raro, ninguno hizo el intento de saludarla. Algunos llegaron a pensar que se trataba de una posible amante de Esteban. Pero esa teoría se les murió rápidamente, cuando el propio Esteban la presentó como su única hija. Estos empleados rápidamente, al darse cuenta de su error, saludaron Mariana y ella hizo lo mismo con ellos. Luego entraron todos al edificio.

Si bien el edificio era para lo referente a lo administrativo de los diferentes hoteles, era un edificio grande, muy lujoso, que era envidiado por muchos empresarios. En él no solo se veían simplemente estos temas, sino que también había pequeñas áreas de interés con una vista más a las inversiones.

Esteban hace unos años, cuando mudo la central de los hoteles a este edifico, creyó que sería una buena idea entrar a otros mercados más arriesgados y eso era algo que Mariana en un futuro aprovecharía y sería al máximo gracias a sus estudios y capacidades.

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Cuando llegaron al último piso, Esteban y Mariana entran a la oficina de este. Esteban, al ver que su secretaria entra detrás de ellos, como él se lo pidió, le pregunta a la joven si ya están todos los gerentes de los distintos hoteles reunidos en la sala de juntas.

-Si señor. Como usted los mando a llamar, han llegado muy temprano el día de hoy.

-Ok. Diles que ahora mismo voy.

Cuando la secretaria sale del despacho, Esteban y Mariana se quedan solos.

-No tengas miedo, trátalos como la dueña que eres. No te dejes de nadie allí. Estoy seguro de que no les agradara nada de que tú trabajes en la empresa, menos con el cargo que vas a tener.

-Como tú digas papá. Yo también pienso que mi cargo será un problema, más que nada con aquellos que apoyaban al anterior vicepresidente.

Después de decir esas palabras salieron de la oficina y se fueron para la sala de juntas. Al llegar allí oyeron desde afuera en la puerta, el barullo que había adentro.

Se podían escuchar las voces de varios hombres preguntándole a la secretaría de Esteban, quien era la mujer que había venido con el jefe el día de hoy. Hasta hubo algunos desubicados, que se atrevieron a decir que Mariana de seguro era la amante de Esteban.

Ellos desde afuera podían oír claramente las preguntas fuera de lugar que hacían y la voz incómoda de la secretaría que trataba de contestarles que ella no sabía quién era la mujer.

Sin ya querer escuchar esas suposiciones tan idiotas, Esteban abre la puerta de imprevisto, dejando a todos en un silencio engorroso.

Sin darle tiempo a que nadie pueda saludar a Esteban, Mariana entra también a la sala de juntas. Sin darle mucha atención a lo que escucho antes, va directamente y se sienta en la silla que está al lado de la cabecera de la mesa, su padre le ayuda con la silla desde atrás.

-¿Qué tal, señores? Les quiero presentar a mi querida hija, Mariana. A partir de hoy ella será nombrada como la nueva vicepresidenta de esta empresa, así que les pido, su colaboración cuando ella requiera ciertos documentos e información referente a cada hotel.

Dijo Esteban a los gerentes, después de sentarse. Estos, al enterarse de la verdadera identidad de esa mujer de la que hace tan solo segundos estaban hablando mal, tragaron grueso, sintiéndose un poco avergonzados y culpables de hablar de más.

-Es un placer conocerlos, espero que trabajemos muy a gusto y sin un solo inconveniente.

Dijo Mariana, ganándose el ceño fruncido de más de uno de los hombres allí. Sin embargo, esas miradas no le molestaron en lo más mínimo.

-Disculpe señor. No es por ofender a su hija, pero… ¿Usted está seguro de darle un puesto tan importante a alguien que no tiene ningún conocimiento?

Dijo uno de los gerentes, un poco molesto, debido a que el actual vicepresidente trabajaba para él y lo ayudaba a robar dinero de una manera tan refinada, que nadie hasta ahora se ha dado cuenta. Que Mariana entre con ese puesto, le va a dificultar mucho las cosas a él.

-Y a usted, señor, ¿quién le ha dicho que yo no tengo los conocimientos para poder tomar este puesto? Esta hablando con una de las mejores graduadas de su generación. Si hasta este momento no me he hecho cargo de mi puesto como vicepresidenta es por asuntos personales, no porque no tenga idea de en donde me estoy metiendo. Le suplico, que no se ponga a criticar cosas que no conoce, como mis capacidades para poder llevar este cargo.

Dijo Mariana, enojada por lo que este hombre estaba diciendo entre líneas. Ella no tenía ese puesto solo por ser la hija del dueño, ella tenía todos los conocimientos y estudios para poder llenar muy bien su papel en la empresa. El hombre, al ser expuesto por Mariana, solo pudo pedir disculpas, ya que Esteban lo miraba con ganas de matarlo y lo que menos quería eran problemas con su jefe.

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