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Capítulo 13

-Señor...

Dijo Lucía sorprendida de ver al padre de Dante allí y mucho más de saber que este se acababa de enterar de que ella estaba embarazada.

Dante también sorprendido de ver a su padre allí, se arregló la ropa lo mejor que pudo y le pidió a la joven mujer que estaba con él que se fuera del lugar. Ella un poco recelosa se fue dándole a Dante un pequeño beso en la mejilla. Lucía, al verla, quería matarla.

Sin embargo, hay que admitir que, a pesar de todo, esa muchacha que estuvo con Dante, sí que mantuvo la compostura en todo momento, además Lucia sufría un poco de lo mismo que ella había provocado en Mariana.

Una vez los tres solos, el padre de Dante, Roberto, pasó y tomó asiento en un sillón individual.

-Siéntense ahora.

Ordenó con una vos que no dejaba espacio a objeción. Ambos se sentaron en el sillón que estaba enfrente de donde Roberto se sentó.

-Vine hasta aquí porque me entere, por mi abogado, que no solo te separaste de Mariana, sino que además te divorciaste de ella.

-Así es.

-¿Es por esta mujer?

-No, fue porque ella no era quien yo pensaba.

Roberto suspiró profundo antes de preguntarle a su hijo.

-¿Estás seguro de que no cometiste una equivocación con esto del divorcio?

Dante miró a su padre más que sorprendido.

-Sí, sí. Sé por qué me miras así. Pero mis problemas con su familia no tiene nada que ver con quien es ella. Siempre me ha parecido una muy buena mujer y esposa para ti. Es por eso que después de que se casaron no me mostré tan hostil con ella. Aunque si es verdad que mientras más lejos de ella estuviera mejor.

Dante no daba más de la sorpresa, por lo que su padre le decía. Lucía, por su parte, estaba enojada por cada palabra que salía de la boca de ese viejo.

-Disculpe que me meta, señor Roberto. Pero Mariana, le fue infiel a Dante, por eso él la dejó.

Dijo dejando sorprendidos a ambos por la revelación tan audaz que ella había hecho,

-¿Es eso verdad?

Dijo Roberto mirando a su hijo sin darle mucha importancia a Lucía.

-Si padre.

-Ho qué decepción. Pero bueno, escuche hace un momento que esta mujer esta embarazada de ti. ¿Eso si es cierto?

-Claro que sí.

Dijo Lucía elevando la vos.

-No lo sé.

Dijo Dante un poco angustiado por esa noticia.

-En ese caso, haremos un examen de ADN prenatal, para saber si es tuyo o no. Si lo es, mi nieto no nacerá en una familia separada.

-Yo estoy de acuerdo con esto.

Dijo Lucía sonriendo, esta actitud le dio a entender a Roberto que ese bebe si era de su hijo.

-Pero...

-Pero nada Dante. Si es tu hijo te casarás y no se diga más.

Dijo Roberto, elevado un poco el tono de su vos.

-Esta bien papá. Si esta es tu decisión.

-Si hijo, es lo que corresponde si es mi nieto. Usted, señora, ahora retírese que quiero hablar con mi hijo en privado.

De muy mala gana, Lucía se retiró dejando a padre e hijo solos en la oficina. Por lo menos si se iba a poder casar con Dante y formar una familia con su bebé, eso era algo.

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Una semana después de haber visto a Dante en su oficina, Lucía recibió un mensaje en su WhatsApp de él. El mensaje le dio instrucciones para verse en la entrada de una clínica, esa misma tarde. Ella sabía para qué él la estaba citando, así que le dijo que allí se encontrarían.

A la hora acordada, los dos se vieron en la entrada de la clínica, donde después de saludarse, Dante la guio hacia adentro. Allí la llevó hasta el lugar, donde se harían el estudio.

Una vez la extracción de sangre del feto estuvo hecha, tomaron una muestra de sangre de Dante para poder comparar. Luego ambos se fueron de la clínica juntos.

Dante dejó a Lucía en su casa al cuidado de sus empleados y se fue a casa de sus padres para contarles que solo les esperaba saber el resultado del examen de paternidad.

Ellos estaban felices de tener un bebe en la familia. Giselda, la mamá de Dante, le preguntó a su hijo como estaba con la noticia y él le respondió con la verdad.

-La verdad, no estoy nada contento con esto, pero bueno. Si resulta que es mi hijo, me voy a casar con ella para darle una familia a ese niño, si no lo es la alejaré de mí lo más lejos que se pueda.

-Ella era la mejor amiga de Mariana, ¿verdad?

-Si madre.

-No entiendo como fue que llegaron a esto. Eran felices hace unos meses.

Dante mirando al piso dijo.

-Yo tampoco entiendo que fue lo que nos pasó.

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Por otro lado, Mariana este mes ha estado de lo más bien. Ha podido seguir adelante por su hijo y por sobre todo, gracias a todo el apoyo que le ha dado su familia.

Su bebe esta muy bien y ha crecido con normalidad. Todavía no saben si es una niña o un niño, pero todos lo amaran igual. No importan las discusiones tontas que tengan los padres de Mariana, por el sexo del bebe, nacerá rodeado de mucho amor.

Esteban ha estado pensando en hacer a su hija parte de la empresa nuevamente, sabe que ella es muy capaz, así que le comenta la idea a su esposa Silvia, quien esta de acuerdo con esta idea.

Ambos han decidido hablarlo de una vez con Mariana, así que sin darle más vueltas al asunto la mandan a llamar con una de las muchachas del servicio, quien la encuentra en la habitación que será del bebe, acomodando unas pequeñas prendas en uno de los cajones de la cuna que habían comprado hace poco.

-Señorita, sus padres necesitan que vaya al despacho para hablar de algo importante.

-¿Te ha dicho de qué quiere hablar?

-Lo siento, señorita, no me lo han dicho.

-Esta bien, ahora iré.

Mariana bajo las escaleras y se encaminó hasta el despacho. Al llegar a la puerta golpeó pidiendo permiso para pasar.

-Pasa hija.

Dijo Esteban desde adentro.

-¿Papá me llamaban?

-Sí, ven siéntate.

Le dijo apuntando a la silla que estaba desocupada al frente de su escritorio.

-Mi niña te mandamos a llamar porque queríamos hablar de un asunto muy importante. Hemos hablado con tu padre y queríamos que te incorporaras a la empresa.

-¿Qué dices madre?

-Sé que es repentino, pero es importante que vuelvas a estar comprometida con la empresa. Después de todo será nuestro legado para ti y nuestro nieto.

Mariana pensó durante unos segundo lo que su madre le planteaba y decidió que ella tenía razón entonces, mirándola a la cara le dijo.

-Creo que tienes razón. Pero no será fácil mi incorporación en la empresa.

-Por eso no te preocupes. Eres mi hija y quien no este de acuerdo con tu nombramiento en la empresa, será despedido de inmediato.

Con esas firmes palabras de su padre, aceptó hacerse de un puesto en la empresa.

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