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Capítulo 10

-Dante, por favor. No hagas esto, no hagas una locura. Te vas a arrepentir y ya no habrá vuelta atrás.

Sin darle siquiera una contestación a las palabras de Mariana, Dante la agarró y la tiró más hacia su cuerpo. Al tenerla justo debajo de él, rompió su blusa de un solo tirón, dejando a la vista sus pechos, solos cubiertos ahora por el sujetador.

Lamiéndose los labios, se acercó hasta a ella para poder pasar su lengua allí, pero al ver lo que él trataba de hacerle, ella con sus manos lo empujó hacia atrás, ocasionando que él diera un fuerte golpe a la cama, justo a un lado de su cabeza, qué logro asustarla.

-Si me vuelves a tratar de empujar, te golpearé tanto, que te sacaré al bastardo de la panza antes de que nazca.

Al escuchar sus palabras, Mariana se quedó completamente quieta y ya no trató de moverse.

Dante, al ver que sus palabras dieron sus frutos, empezó a besarle el cuello mientras le tocaba el cuerpo.

Luego de un rato, cuando él ya estaba super excitado, empezó a tratar de sacarle los pantalones a Mariana. Cuando lo logró, le bajó las bragas también. Empezó a darle pequeñas caricias, para ver si lograba sacarle jadeos a ella, pero no lo logro y eso lo frustro. Ni siquiera podía sacarle algún rastro de excitación, ella estaba completamente seca.

Enojado de que ella no respondiera como él quería, decidió meter dos dedos en ella para ver si así si lo lograba. Pero solo ocasionó un fuerte grito de dolor.

Sorprendido por ese ruido, por fin levantó la mirada y la vio a la cara. Solo pudo ver miedo y dolor en su mirada, mientras se mordía los labios para tratar de no gritar, por si eso lo enojaba más.

Es ahí, en ese momento, que Dante se da cuenta de que estaba a punto de violar a la mujer con la que él se había casado. Asombrado de lo que estaba por hacer, decide sacarle las manos de encima y apartarse de ella.

-Mariana, yo lo siento. No era mi intención hacerte daño de esta manera.

Mariana en la cama solo lo mira, pero no le dice nada. Al parecer él se estaba deteniendo y ella no le iba a decir algo que lo ponga de un humor como para querer continuar con lo que estaba por hacer, así que solo se quedó callada y lo veía arreglarse la ropa mientras ella solo lloraba y lloraba en silencio.

Solo cuando Dante se acercó a ella fue que ella se corrió para atrás hasta pegar su cuerpo contra la pared de la cama. Se abrazó su cuerpo con sus brazos topándose lo más que podía.

Dante, al verla así, se dio la vuelta y salió de la habitación sin decirle nada. Bajo las escaleras y se encontró con Rosa, que lo miraba preocupada por todo el tiempo que ambos habían estado arriba. Dante solo la ignoro y salió de la casa sin decir nada.

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Luego de que Dante saliera de la casa, Rosa subió las escaleras rápidamente y se aproximó al cuarto de Mariana, allí la vio desnuda en la cama abrazada a sí misma, mientras lloraba desconsoladamente. Entrando en la habitación completamente en estado de shock, por verla en ese estado, Rosa se acercó hasta Mariana y le dijo.

-Mi niña, ¿Qué paso? ¿Qué es lo que te hizo ese desgraciado?

Mariana levantó la vista y al ver a Rosa en la habitación se tiró a sus brazos para abrazarla, buscando refugio.

-Rosa, él... él trató de violarme.

-¿Qué?

-Él trató de forzarme, pero luego él se detuvo y se fue de aquí.

Rosa, sorprendida por las palabras de Mariana, le dijo.

-Mi niña, levántate de esta cama, que nos iremos de aquí ahora. Es por tu seguridad que tenemos que irnos ahora. Ya en el avión puedes llorar, pero ahora es mejor irnos antes de que quiera regresar y hacerte más daño.

-Tienes razón Rosa, ya después tendré tiempo para lamentarme por todo lo que ese maldito me hizo. Ahora tenemos que irnos de inmediato.

-Así se habla mi niña.

Dijo Rosa un poco orgullosa de la valentía y la fuerza que tenía Mariana.

Después de esa pequeña conversación, Rosa ayudó a Mariana a vestirse y a terminar de arreglar la maleta.

Una vez con ya todo listo, se fueron lo más rápido posible de esa casa, rumbo al aeropuerto, en un taxi.

Ya cuando llegaron, se acercaron a un mostrador dándole a la recepcionista sus identificaciones y los datos del vuelo que iban a tomar. Rápidamente, las llevaron a un área VIP del aeropuerto, donde solo estuvieron ella y Rosa hasta la hora de abordar.

Mariana lloró durante todo el tiempo que estuvo sentada en esa silla, Rosa solo pudo abrazarla y frotar su espalda debes en cuando, para tratar de que se sintiera mejor. Sin embargo, sus esfuerzos fueron en vano, ya que Mariana no pudo parar.

El dolor que ella sentía en ese momento era algo inimaginable para alguien que no había vívido lo que ella. El hombre que ella amaba hasta hace muy poco, sobre todas las cosas y sobre todas las personas, no solo la había engañado con otra mujer y le había roto el corazón, sino que se atrevió a golpearla y a tratar de violarla. Eso jamás se lo había esperado de él y eso es lo que más le dolía.

Dante había cambiado de un segundo a otro. Una mañana todo estaba bien y en la noche ya no vino a dormir. Al otro día la trato tan fríamente, para luego desaparecer un mes entero de su vida. Y cuando él volvió y pensó que él ya no estaría enojado o que al menos le diría que era lo que pasaba, él solo le entregó los papeles del divorcio sin decir nada más.

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