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Capítulo 7

Después de salir del banco, Mariana se fue a su casa otra vez al llegar Rosa la esperaba con una sopa ya lista.

-Mi niña, ¿cómo te fue?

-Bien, no tengo nada grave. Solo estoy embarazada.

Dijo Mariana con la voz desanimada y la cabeza hacia abajo.

A Rosa le sorprendió la actitud de Mariana. Ella debería estar muy feliz de enterarse de que va a ser madre.

-Mi niña, ¿sucedió algo con el bebe acaso?

-No, el bebe está más que bien. Iré a descansar.

Dijo Mariana sin mirarla, yendo hacia las escaleras.

-Pero tienes que comer.  Más ahora que lo harás por dos.

-Discúlpame, pero ahora no tengo apetito.

Dijo ya casi por subir el primer escalón. Esta actitud a Rosa no le gustó nada, así que sin pensarlo fue y la tomo del brazo y la volteo para que la mirara.

Al tenerla de frente pudo ver el rastro de sangre que le bajaba por la boca y su labio inferior estaba ya muy hinchado.

-¡Mi niña! ¿Qué fue lo que te paso en la boca?

Mariana al oír sus palabras empezó a llorar y sin saber que más hacer, Rosa solo pudo abrazarla contra su cuerpo.

-Mariana, dime.  ¿Qué fue lo que te paso?

Preguntó Rosa, solo cuando ya Mariana se había calmado.

-Dante me dio una cachetada por llamar zorra a su amante.

-¿Amante?

-Lo encontré en su oficina teniendo sexo con Lucía.

-¿Qué?

Rosa no podía más de la impresión, Dante había engañado a Mariana y encima la había golpeado. Esto jamás pensó que sucedería.

-¿Le contaste lo del bebe?

-Sí, pero dijo que nuestro bebe no le importaba en lo más mínimo.

-Desgraciado.

Luego de que Mariana le contara todo había pasado en la oficina de Dante, Rosa le insistió para que comiera, así que sin oponer resistencia, primero fue a cambiarse su blusa manchada de sangre y a lavarse la cara para sacar los rastros rojos, lo mejor posible.

Luego de lavarse la cara, aun sin ponerse una remera, se miró al espejo y tocándose el abdomen, le dijo a su bebe.

-Si tu padre no te supo apreciar, no sufras mi bebe. Yo me encargaré de darte todo ese amor que él no te puede dar. Vas a ser el bebe más amado en esta tierra.

Luego de decir esas palabras, se dio cuenta de que si se quedaba sola ahí, en esa casa, jamás le demostraría a su hijo todo el amor que una familia le puede brindar. Es así que tomo la decisión de volver a casa y tratar de que su padre la perdone y que los acepte a ellos dos en su vida otra vez.

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Por otro lado, Lucía y Dante se quedaron en un silencio sepulcral, apenas salió Mariana del despacho de este.

Lucía sabía que Mariana jamás había engañado a Dante, por lo que sabía que ese bebe si era de él, pero ella no era tonta, ella no le diría eso a él. Eso jamás pasaría.

Dante, por otro lado, estaba muy enojado con Mariana, esa maldita mujer otra vez lo había provocado, sacando de él un lado que jamás había creído posible. Pero todo era culpa de ella.

Encima ahora inventaba que estaba embarazada de él. De seguro era del maldito con el que lo había hecho cornudo, eso pensaba él.

Era tanto su enojo con Mariana, por todo lo que había pasado, que Lucía lo vio como una oportunidad de poner más leña en el fuego.

-Dante, ¿Crees que en verdad serás padre o todo será una vil mentira de ella para que no te divorcies de ella todavía?

-¿A qué te refieres?

-Pues podría ser un plan para que se atrase la sentencia de divorcio.

-Tienes razón, ahora mismo llamo a mi abogado para que se encargue de eso.

Dante mandó a llamar a su abogado y en menos de diez minutos ya estaba parado en su oficina.

-Señor Dante, ¿en qué le puedo servir?

Dante le paso los papeles de divorcio y le dijo.

-Aquí están mis papeles de divorcio firmados por ambos, quiero que la sentencia salga para mañana si es posible. La maldita de mi esposa me salió con que está embarazada y puede ser una trampa para que se atrase la sentencia, así que adelántate a su jugada.

Esta información al abogado lo dejo sorprendido y más aún la forma en la que Dante se expresaba de su esposa, pero no dijo nada. Empezó a revisar el documento y cuando leyó las cláusulas le dijo muy sorprendido.

-Señor. Aquí dice que usted no le dará absolutamente nada a su esposa. ¿Ella leyó esto antes de firmarlos?

-No lo sé, ni me interesa. No le daré nada para que gaste mi dinero con su amante. Si quiere dinero que trabaje.

-¿Pero la cafetería?

-Esa cafetería es de mi propiedad. Y si no quiero dársela, no se la daré.

-Está bien señor. Como usted diga. Con respecto al bebe, ¿Esta seguro que no es suyo?

Lucía, al ver a Dante dudar, respondió por él.

-Pues si tu esposa te engañara ya ni le creerías si está o no embarazada. Y más si uno es el padre.

Esas palabras dispersaron las dudas de Dante y contesto muy seguro.

-Ese bebé, si es que lo hay, no es mío.

-Ok, entonces le haré firmar un documento donde niega cualquier derecho y responsabilidad por ese bebé, si es que existe, claro esta.

Dijo el abogado, con este documento lo único que haría era negar su paternidad, pero como al abogado le caía bien Mariana, pensó que con esto tal vez la ayudaba.

Sin más, el abogado se fue a realizar el trabajo que su jefe le había pedido, dejando a la pareja en su mundo.

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