Capitulo 9

Cómo es posible que una simple mujer este acabando con lo que soy, con lo que pretendo ser, estoy a nada de arrodillarme y no para meter mi cara en su intimidad si no para suplicarle que me deje hacerlo, estar con Elle, no es lo mismo siempre termino teniendo más ganas de las que tengo.

Estoy aquí en mi oficina tratando de hacer el diseño del ruso para su hija pero es que no puedo concentrarme así como estoy, solo puedo pensar en una sola cosa.

Ustedes dirán que soy un enfermo pero es que mi deseo no lo puedo saciar si no es con ella, creo que ninguna otra mujer me hará sentir todo esto.

Cuándo estoy con Jackie quiero más, cuando estoy sin ella quiero mucho más, la otra es que mi primo benjamín ya está aquí, se instalo en la mansión, y mi madre no deja de fastidiar para que le dé un puesto, y no cualquier puesto, por mi lo pondría a limpiar baños porque no lo soporto y mucho menos después de ver cómo se le van los ojos al culo de Jackeline, lo peor del caso es que no puedo decirle que eso no se mira que es mío.

Maldita sea, no se porque no puedo dejar de pensar en ella, sus pechos, su abdomen plano, Dios mío está tortura no la puedo soportar, siento que voy a explotar en cualquier momento si no la tengo debajo de mi cuerpo llenando la toda.

En la noche me quedo en la oficina hasta tarde dando tiempo para que sea la hora que necesito, salgo de allí rumbo a mi destino, me estaciono y espero que ella salga de sus clases, lo que no tarda en hacer, lo bueno es que está solita.

Viene caminando, distraída, abrazandose así misma, podría jurar que está triste, pero solo yo sé cómo quitarle todo lo que tiene, porque se que ella me desea tanto como yo, la tengo acostumbrada a un ritmo y una potencia el cual no sera facil de superar así que si no me equivoco ella está peor que yo.

Jackie se queda en la parada, me acercó.

—Buenas noches señorita gusta que la lleve—Me mira con los ojos iluminados, pero rápidamente cambia la mirada.

—No gracias—Voltea al otro lado, ignorandome.

—Vamos mi chocolate sube, te llevo, solo quiero conversar contigo—Mis palabras sonaron como a suplica.

—Pero solo vamos a hablar, para ver si zanjamos este tema de una buena vez—Sube al auto.

Emprendo el camino, ella no dice nada yo tampoco, es que ya he dicho que no me gusta hablar me gusta follar, su teléfono suena ella sonríe al ver el nombre en el celular y siento algo en el pecho muchas ganas de lanzar ese teléfono por la ventana.

—¡Hola!—Le dice ella no se que le dirá el imbécil que la llama—Si ya estoy de camino a mi casa, gracias por preocuparte—La miro mal es que es imposible no hacerlo la forma en que le habla—Nos vemos mañana, trataré de llegar un poco más temprano, para que me ayudes con el diálogo—Que mierda—Ok, buenas noches, igual—Igual, igual ¿que?

—Podra ser muy lindo, romántico pero seguro no te folla como yo, no te deja las piernas temblando y pidiendo más—Que demonios me pasó, no lo iba a decir en voz alta.

—Que te pasa animal, lo único que haces es pensar en sexo, es lo único que a ti te importa—Me dice molesta, pero es la verdad.

—¿Que más debería importarme?—Ruedo los ojos.

—Pues no solo mi cuerpo, también mis sentimientos, mi vida, mis cosas—Esta aún más furiosa.

Estaciono el auto—Nena, tu y yo sabíamos que lo nuestro era esto, no eran sentimientos, no te basta con saber cómo me pones cada vez que te veo, que te tengo cerca—Ella me mira y luego baja la mirada, no lo soporto más me lanzó a ella como un lobo hambriento, devoró sus labios como tanto le gusta, me la quiero comer toda, no se que carajos me pasa pero es que la deseo demasiado, ojalá pudiera darle lo que ella tanto desea solo para que esté conmigo y disfrutar de su cuerpo cuando me plazca.

—¡Cameron!—Gime para terminar de enloquecer, aquí no la quiero tener, es incómodo y ella no se lo merece ella se merece que le dé una buena revolcada.

—Vamos a otro lugar, dónde tengamos más espacio para hacer todo lo que te gusta—Le susurro en los labios, ella asiente ciega del deseo.

Pongo en marcha nuevamente el auto, llegamos a un hotel, me bajo rápidamente tratando de disimular la erección que tengo, pido la habitación, ya en el ascensor me le como los labios, aunque quisiera comerle otros labios, besándonos entramos a la habitación, dónde le hago hasta lo impensable, está mujer me enloquece tanto, sus gemidos, sus besos, sus orgasmos, su esencia.

—Jackeline nena me vas a enloquecer, deseaba tanto estar así contigo—Le hago saber lo mucho que la deseó.

—Yo también te deseo Cameron, no te imaginas las veces que he querido entrar a tu habitación y que me partas como tanto me gusta.

—¡Diablos nena! solo provocas que quiera más.

Sigo dándole con fuerza, con rudeza así como a los dos nos gusta, nuestros cuerpos se ven tan lindos justos, estamos bañados en sudor, no hemos parado más o menos en 4 horas que llevamos aquí, no la he dejado ni respirar.

—Cameron debemos irnos—Me dice después del último orgasmo

—Ya va nena, otro y ya—La atraigo para besarla, encendiendo mi sangre nuevamente, tiene los labios inflamados de tantos besos.

—De verdad mira la hora que es, ¡Cameron! —Gime de nuevo al sentirme dentro.

Empezamos de nuevo con una ronda de besos, sexo desenfrenado en el baño, antes de irnos, esta maldita mujer me vuelve loco.

Nos vamos a la casa a esta hora nadie nos vera así que entró con ella en el auto hasta la mansión, ella se baja casi corriendo, ya es muy temprano, entro a la habitación me desnudo y me meto a la cama, pero siento que alguien está aquí.

—¿Cameron estas son tus horas? ¿dónde estabas? ¿con que zorra te andabas revolcando?—Ataca con preguntas y yo solo tengo una en la mente, que fastidio con esta mujer.

—¿Que demonios haces tú aquí?—Soy yo el que pregunta—¿Acaso no tienes casa?—Me frustra que mi mamá y Elle, quieran andarme jodiendo la vida.

—Amor soy tu prometida, como me tratas así—Comienza a llorar.

—No llores no fue mi intención, solo que me molesta que tu y mi mamá me esten ahogando.

Salgo de la habitación me voy al despacho, ¿por que tenía que comprometerme? ¿por que si mi vida estaba bien como la tenía?

Al amanecer que fue de inmediato estamos en el desayuno, Jackeline sirve como de costumbre.

Se le derrama un poco de jugo.

—Estupida negra acaso no te fijas—Le grita mi hermana—Ademas de negra estúpida—Murmura.

—Mia—Es mi padre quien interviene—No le hables asi a Jackeline.

—Que fastidio no se porque siempre la andas defendiendo, siempre la defiendes como si ella fuera tu hija—La irá se le nota en los ojos a mi padre.

—¡Permiso!—Dice Jackie.

—No te vas—Dice mi padre molesto por las estupideces que dijo Mia—Ofrece una disculpa a Jackeline—Furioso le ordena.

—No, no y no primero me lanzó al tren antes que disculparme con esta sirvienta negra—Se cruza de brazos, puedo notar que mi chocolate está muy incomoda gracias a Dios mi madre no está.

—Muy bien, por un mes cortare todas tus tarjetas—Declara mi padre.

—Pero papi, no me puedes hacer esto por culpa de esta...

—¿Que pasa aquí?—Llega mi madre—¿Que son esos gritos?—Hasta Elle se levantó, a lo que Jackeline me mira con asombro.

—Mami mi papá me está obligando a pedir disculpas a esta sirvienta y como obvio no lo voy hacer, entonces me va a cortar las tarjetas por un mes—Mi mamá como siempre complace a Mia en todo, tampoco es que le tenga mucho cariño a Jackie.

—Bruce no te parece que estás exagerando, demasiado drama por una sirvienta, no te parece—Lo reta con la mirada.

—No voy a discutir contigo como educar a mis hijos, por eso es que son así se creen que son mas que los demás.

—Mi querido esposo mis hijos no se creen más, son más que los demás—Su sonrisa es diabólica.

Yo amo a mi madre, pero se que ella es demasiado intransigente.

Mi papá se levanta y se va molesto.

—Ya mamá, habla con Mia que yo hablo con papá, tampoco es que debe andar por la vida tratando mal a la gente.

—Es una empleada—Dice rodando los ojos.

—Es un ser humano igual que tú y que yo—Tambien salgo de allí, ignorando a Elle.

—Hijo—me llama mi madre—Necesito el puesto para benjamín en la empresa—Ordena, manda ella no pide.

Llegó a la oficina, hoy puedo trabajar con más calma, el haber estado con Jackeline me hizo liberar un montón de estrés, converso con mi papá al respecto, estos días a estado como decaído me gustaría saber que le sucede, siempre por estás fechas está triste.

—¿Papa cuando me vas a contar lo que te sucede?

—Hijo, no te sentí llegar, son cosas del pasado, que siguen estando en el presenté.

—Papa como me gustaría ayudarte.

—Gracias hijo pero... nadie puede ayudarme solo aprendí a vivir con eso—Suspira triste—No entiendo porque tu hermana se tiene que comportar así, de tu madre lo entiendo ya que siempre ha Sido así.

—Papá sabes que mamá siempre ha consentido demasiado a Mía, a propósito mi mamá quiere meter a Benjamin en la empresa—Rueda los ojos.

—No confío en ese chico, nunca me ha gustado—Confiesa mi padre.

—No lo soporto—Recuerdo como mira a mi hembra.

—Consigue un puesto para él, es mejor tenerlo cerca.

—Muy bien ya me pongo en eso—Me dirijo al departamento de RRHH. Obtengo lo que necesito.

En la noche le informo a mi madre que su querido sobrino comienza el lunes a trabajar en el departamento de contabilidad, ella se siente satisfecha.

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